Un Siglo de Oro

 José Ramón Ayllón

José Ramón Ayllón

Garcilaso de la Vega

Como tópico literario, el locus amoenus describe un lugar natural seguro, tranquilo y bello, que invita a la conversación relajada. Es, por dichas cualidades, el mejor marco ambiental para la literatura bucólica y sus géneros: diálogo, idilio, égloga y novela pastoril.

Un Siglo de Oro

En la recreación de ese ambiente destaca Garcilaso de la Vega (1501-1536), máximo representante de la lírica renacentista española. Soldado, cortesano y poeta, con la misma edad que Carlos V, entró muy joven a formar parte de la casa del emperador. Con su amigo Juan Boscán, introduce en España la lírica italiana: el verso endecasílabo y composiciones como el soneto y la lira. Su poesía se caracteriza por el ritmo musical y la belleza de las metáforas. Ensambla perfectamente el amor, la naturaleza y la mitología, como podemos observar en estas cuatro estrofas de su Égloga III. Imagine el lector un caluroso día de verano, en Toledo…

Cerca del Tajo, en soledad amena,
de verdes sauces hay una espesura,
toda de hiedra revestida y llena
que por el tronco va hasta el altura
y así la teje arriba y encadena
que’l sol no halla paso a la verdura;
el agua baña el prado con sonido,
alegrando la hierba y el oído.

Con tanta mansedumbre el cristalino
Tajo en aquella parte caminaba
que pudieran los ojos el camino
determinar apenas que llevaba.
Peinando sus cabellos d’oro fino,
una ninfa del agua do moraba
la cabeza sacó, y el prado ameno
vido de flores y de sombra lleno.

Movióla el sitio umbroso, el manso viento,
el suave olor d’aquel florido suelo;
las aves en el fresco apartamiento
vio descansar del trabajoso vuelo;
secaba entonces el terreno aliento
el sol, subido en la mitad del cielo;
en el silencio solo se ’scuchaba
un susurro de abejas que sonaba.

Habiendo contemplado una gran pieza
atentamente aquel lugar sombrío,
somorgujó de nuevo su cabeza
y al fondo se dejó calar del río;
a sus hermanas a contar empieza
del verde sitio el agradable frío,
y que vayan, les ruega y amonesta,
allí con su labor a estar la siesta.

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