España en la historia
Identidad y misión
Bienvenido Gazapo Andrade
6. América. Un imperio hispánico. La transeuropeidad
La Corona de Castilla impulsó la gran aventura americana, que es, de nuevo, una forma de pervivencia de medievalismo y modernidad. América supuso:
- Incorporación de los pueblos americanos a la Corona de Castilla: Los hombres y mujeres de América hispana fueron súbditos de la Corona, con sus leyes propias (Leyes de Indias en sus versiones de 1512, 1542-43 y 1680), no esclavos o miembros de segundo orden. Por eso, Las Indias nunca fueron denominadas “colonias” (refiriéndonos a la explotación económica de las mismas), sino “Provincias” o “Reinos”, es decir, países con un mismo rey.
- Gran labor misionera de expansión del cristianismo, apoyado por la Corona. El testamento de la reina Isabel la Católica es inequívoco al respecto:
«Por cuanto al tiempo que nos fueron concedidas por la Santa Sede Apostólica las Islas y la Tierra firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir, nuestra principal intención fue […] de procurar inducir y atraer los pueblos de ellas a nuestra Santa Fe Católica y enviar Prelados y religiosos y clérigos y otras personas doctas y temerosas do Dios […] e los enseñar y doctrinar buenas costumbras […].
Por ende, suplico al Rey mi señor, e encargo y mando a la dicha Princesa, mi hija y al dicho Príncipe, su marido, que así lo hagan y cumplan, e que esto sea mi principal fin e que en ello pongan mucha diligencia, e no consientan ni den lugar a que los indios vecinos y moradores de dichas Islas o Tierra firme reciban agravio alguno en personas y bienes […] y si algún agravio han recibido, los remedien y provean de manera que no se excedan cosa alguna de lo que por las letras apostólicas […] nos es inyungido y mandados” (Testamento de Isabel la Católica).
- “Transeuropeidad”: España se convirtió en la primera nación de Europa que se prolongaba fuera de ella. Es decir, España no era solamente una nación europea más, sino un conjunto de pueblos con un proyecto histórico común. Europa, lo europeo, se prolongó en América mediante España.
Es inevitable entrar en el tema del ataque sistemático a España y a su labor en América hecha desde el mundo protestante de Europa. Los grabados de Therodore de Bry, inspirados en parte en los patológicos relatos de fray Bartolomé de las Casas (la “exageración lascasiana” de la que habló Menéndez Pidal) dieron pie a la Leyenda Negra [ver APÉNDICE, p. 19], esa «cuidadosa distorsión de la historia de un pueblo, realizada por sus enemigos, para mejor combatirle. Y una distorsión lo más monstruosa posible, a fin de lograr el objetivo marcado: la descalificación moral de ese pueblo, cuya supremacía hay que combatir por todos los medios» (Nota 1).
Theodor de Bry fue un gran artista al servicio de una gran mentira. Dibujó una América inexistente donde se habría dado rienda suelta a las atrocidades cometidas por los conquistadores católicos españoles, fruto de su salvajismo y crueldad puestos al servicio del catolicismo romano, instrumento satánico de opresión.
La inspiración para sus series de grabados la consiguió de relatos que provenían de piratas como Drake y de relatos de españoles como la Brevísima relación de la destrucción de Indias,escrita por el dominico fray Bartolomé de las Casas, que para defender una causa justa no tuvo escrúpulos en valerse de datos falsos o imprecisos. Es cierto que algunos conquistadores abusaron de los indígenas en las Encomiendas, en contra de las recomendaciones de la Corona española, pero las cifras fueron exageradas adrede para que la voz de los críticos fuera escuchada: ¿20 millones de muertos causados por la violencia y abusos de los conquistadores? Hasta los propios enciclopedistas franceses cuestionaron su verosimilitud. En El Ensayo sobre las costumbres (1756), Voltaire reconoció que Las Casas exageró de forma premeditada el número de muertos e idealizó a los indios para llamar la atención sobre lo que consideraba una injusticia. Pero el daño, no obstante, ya estaba hecho.
Es preferible dar más crédito a Bernal Díaz del Castillo (experimentado en éxitos y fracasos vividos en primera persona) que en respuesta al libro Historia General de las Indias, escrito por López de Gómara, capellán de Hernán Cortés (en el que atribuía todo el mérito de la conquista al extremeño) dio su propia versión en la obra titulada Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. En ella hace un extenso relato en el que resalta el papel de los soldados españoles y reconoció con respeto la defensa heroica de los indígenas:
«A lo que a mí se me figura, con letras de oro habían de estar escritos sus nombres, pues murieron aquella crudelísima muerte por servir a Dios y a Su Majestad, dar luz a los que estaban en tinieblas, y también por haber riquezas, que todos los hombres comúnmente venimos a buscar». (Historia verdadera de la conquista de la Nueva España).
En efecto, la codicia de los españoles no es suficiente explicación. Si se echasen cuentas (como afirma Julián Marías) veríamos que la inmensa mayoría de los descubridores y exploradores murieron en la empresa.
NOTAS
1.- M. Fernández Álvarez. Cit. de La Leyenda Negra (1997) de Alfredo Alvar; p. 5.




