España en la historia
Identidad y misión
Bienvenido Gazapo Andrade
4. La Edad Media. Rechazo de la islamización y afirmación de los reinos hispánicos
El hundimiento de la monarquía visigótica por sus tensiones internas permitió la llegada de los islámicos a Hispania, transformándola en Al-Andalus.
La duración temporal de la Edad media es amplísima. Si consideramos su comienzo para España con la llegada de los musulmanes (año 711) y su final, con la rendición de Granada ante los Reyes Católicos (año 1492), estamos hablando de casi 800 años, que los historiadores vienen subdividiendo en tres etapas: Alta (hasta el siglo XII), Plena (siglos XII y XII) y Baja Edad Media (siglos XIV y XV).
Dos conceptos hemos de reconocer como únicos e inseparables de la Edad Media española en esta reflexión: Reconquista y Repoblación.
En su enorme complejidad espacial y temporal, ambos nombres hacen referencia a la “afirmación frente al otro”, a la no aceptación de la islamización de Hispania:
- Reconquista hace alusión al fenómeno militar y político, es decir, la recuperación de tierras a los islámicos: Esa recuperación dio lugar al agrandamiento de los primeros núcleos hispánicos hasta formar reinos: Asturias-León-Castilla; Portugal; Pamplona-Navarra; Aragón-Valencia; condados catalanes-Cataluña (luego Corona de Aragón).
- La segunda se refiere al importante fenómeno social de atracción de población nueva hacia esos territorios que habían estado sometidos a los musulmanes. Esa población inmigrante, atraída por ciertas ventajas, dio lugar a nuevos núcleos urbanos, con organización jurídica propia, recogida en los fueros que les otorgaban el rey o los señores laicos o eclesiásticos. Esos privilegios fueron la base del derecho altomedieval español.
Ambos fenómenos fueron inseparables y marcaron una impronta única en nuestra Edad Media.
Esta “afirmación frente a…” no niega la convivencia (nada fácil pero sí rica) entre cristianos, judíos e islámicos, que conforman nuestra edad media, sobre varios pilares:
- La repoblación a la que acabamos de referirnos con la creación de ciudades y fueros que se extendieron por toda la geografía cristiana de Hispania.
- Los monasterios, centros de espiritualidad y cultura: Santo Toribio de Liébana, en Cantabria; San Salvador de Leyre, en Navarra; San Juan de la Peña, en Huesca; Santa María de Ripoll, en Gerona; Santo Domingo de Silos, en Burgos y San Millán de la Cogolla, en La Rioja.
- El Camino de Santiago francés: Con la creación de burgos y ciudades como formas de convivencia urbana: Pamplona, Puente la Reina, Estella, Logroño, Nájera, Carrión, Burgos, León, Astorga, Ponferrada…
- Las Universidades (Palencia, Salamanca), fueron fundamentales desde el punto de vista cultural.
- A mediados del siglo XII, Toledo se convirtió, gracias a su obispo Raimundo, en un foco internacional de cultura al que asistían judíos, árabes y cristianos de toda Europa, dando lugar a la llamada Escuela de Traductores de Toledo, gracias a la cual Europa pudo tener acceso a la filosofía de Aristóteles desde los pensadores árabes.
Escribe J. Marías al respecto:
«Nuestra nacionalidad se constituye frente a ellos, como algo ajeno a ellos, fundado precisamente en la repulsa permanente a la islamización. Ni por un momento admiten los cristianos exentos de la dominación árabe que esta sea aceptable; ni siquiera que sea un hecho irreversible […]. La dominación árabe dejó un rincón, pronto seguido de otros aislados, en que pervivieron las formas de vida anterior (La España perdida). En torno a ella se va a ir gestando una nueva forma de vivir, un proyecto que hubiera sido descalificado como quimérico, una voluntad férrea de ser cristianos, y esto quería decir, ser europeos, occidentales» (Nota 1).
Sin embargo, esta Hispania que se opuso tenazmente a la islamización, acertó a crear una cultura original, hispanoárabe, propia de Al-Andalus. Así lo manifiesta un gran especialista en el tema:
«A pesar de las vicisitudes seculares, durante toda la Reconquista cristiana, la capital intelectual de este “occidente musulmán” permaneció constantemente en España […]. Se percibe que, fuera cual fuese su fortuna política, la tierra de Al-Andalus no pierde nunca su rango de soberana del espíritu, aun subyugada en el mismo seno del Islam por monarcas africanos […]. La civilización que floreció en el "occidente musulmán" hasta el siglo XV, no se puede dudar en llamarla "civilización Árabe-Hispánica”. Habiendo nacido como resultado de diferentes influencias, en la misma península, desbordó después toda ella sobre el Magreb» (Nota 2).
NOTAS
1.- España inteligible, p. 115.
2.- L. Provençal, La Civilización árabe en España, p. 23-25. Este autor es considerado uno de los más importantes arabistas franceses, especialista en temas relacionados con Al-Andalus.




