La suprema paradoja de la revolución es que, con la supresión de los “poderes” tradicionales cristianos, allanará el camino para el retorno de una atávica religión precristiana: el culto al poder de la colectividad humana, del Estado incluso, que es la religión pagana del Imperio romano y la de las polis griegas incorporadas al mismo.
Este culto al poder humano constituye un noventa por ciento
de la religión de un noventa por ciento de la humanidad actual.
¿Podremos deshacernos de ella? ¿A dónde llegaremos si continuamos sometidos a ella?
ARNOLD TOYNBEE
Nos hablaron de libertad, igualdad, fraternidad. pero... Una reflexión desde la mirada de E. de CHAMPOURCIN y J.W. GOETHE