• Este desconocido es un cristiano
    de serio porte y negra vestidura,
    donde brilla no más la empuñadura
    de su admirable estoque toledano.

    Severa faz de palidez de lirio
    surge de la golilla escarolada,
    por la luz interior iluminada
    de un macilento y religioso cirio.

    Aunque sólo de Dios temores sabe,
    porque el vitando hervor no le apasione,
    del mundano placer perecedero,

    en un gesto piadoso y noble y grave,
    la mano abierta sobre el pecho pone,
    como una disculpa, el caballero.

    MANUEL MACHADO
  • <br/>El Greco: su tiempo, su mirada


El Greco: su tiempo, su mirada

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