“A mí las universidades me provocan un hondo estado depresivo cuando las visito con la ilusión de encontrar en ellas un foco de dedicación al cultivo desinteresado del saber y un remanso de libertad académica.
Se ha empequeñecido allí la amplitud del panorama, que ha dejado de ser universal para convertirse en localista o, todo lo más, en cosmopolita. Ya no creen en la búsqueda de la verdad ni en la educación intelectual de los jóvenes estudiosos.
En vez de hallar estos clásicos ideales universitarios, con lo que quizá se tropieza uno es con el activismo y la banalidad de unas personas insignificantes, preocupadas exclusivamente de sus afanes de poder, de sus intereses económicos, de sus mínimas prepotencias y de su patético prestigio.
Son escuelas profesionales de cuarto grado, sin libros y sin lectores, que en ocasiones no han montado siquiera bibliotecas, con la falsa excusa de que ahora “todo está en la Red”.
Alejandro Llano
Se ha empequeñecido allí la amplitud del panorama, que ha dejado de ser universal para convertirse en localista o, todo lo más, en cosmopolita. Ya no creen en la búsqueda de la verdad ni en la educación intelectual de los jóvenes estudiosos.
En vez de hallar estos clásicos ideales universitarios, con lo que quizá se tropieza uno es con el activismo y la banalidad de unas personas insignificantes, preocupadas exclusivamente de sus afanes de poder, de sus intereses económicos, de sus mínimas prepotencias y de su patético prestigio.
Son escuelas profesionales de cuarto grado, sin libros y sin lectores, que en ocasiones no han montado siquiera bibliotecas, con la falsa excusa de que ahora “todo está en la Red”.
Alejandro Llano
Educar en un tiempo de crisis... Educar, ¿para qué?
CINEFORUM
SALIDA CULTURAL
DOCUMENTACIÓN