Casa de muñecas
Henrik Ibsen
ACTO SEGUNDO - ESCENA II
MARIANA:
Están tan acostumbrados a no separarse de su mamá...
NORA:
Sí, Mariana, pero, ya ve usted, a futuro no podré estar tanto con
ellos.
MARIANA:
Los niños se acostumbran a todo.
NORA: ¿Lo cree así? ¿Cree usted que si su mamá se marchara
para siempre, la olvidarían?
MARIANA:
¡Dios mío! ¡Para siempre!
NORA:
Dígame, Mariana..., yo me he preguntado muchas veces
una cosa. ¿Cómo tuvo usted valor para confiar su hijo a
manos extrañas?
MARIANA:
¿Qué remedio me quedaba, teniendo que criar a Norita?
NORA:
Sí, pero ¿cómo pudo usted decidirse?
MARIANA:
¡Como se trataba de un trabajo tan bueno! ¡Era mucha suerte
para una muchacha que había tenido una desgracia! Porque el
bribón no quería hacer nada en favor mío.