La inteligencia humana
1. INTRODUCCIÓN
Existe en el ser humano una forma de conocimiento que rebasa claramente las expectativas y límites del ámbito sensible. Operaciones tales como negar, la reflexión, la invención, el lenguaje articulado o la expresión simbólico-artística, entre otras, ponen de manifiesto la peculiaridad de la inteligencia.
Esta forma de conocimiento supone una apertura a la realidad que rebasa la mera atenencia y reacción a los estímulos de agrado y desagrado;y que brinda la posibilidad de aportar novedades, de conocer dimensiones, como el ser, no patentes a nuestra sensibilidad; de economizar recursos de forma radical en nuestras respuestas a los problemas planteados por la confrontación del ser humano con el mundo.
La inteligencia manifiesta la posibilidad de rebasar los límites de las cualidades concretas e inmediatas, para penetrar en dimensiones que multiplican las posibilidades de nuestro conocimiento e intervención en el ámbito de la realidad. El fruto de esos logros aportados por el ser humano a lo largo del tiempo, en su confrontación con la realidad, y convertidos en tradición, colaboración y vínculo entre generaciones sucesivas y diferentes grupos humanos, constituyen el vasto y rico mundo de la cultura.
Consideremos nociones como verdad, justicia, amor, bien, libertad..., el sentido profundo que pueda tener un gesto, la conciencia acerca de la propia singularidad como sujeto existencial, la posibilidad de referirse a una infinidad de objetos -reales o no- con una sola palabra..., todo ello pone de manifiesto que nuestro conocimiento es capaz de captar la realidad profunda de las cosas, su esencia, más allá de su apariencia sensible.
La inteligencia es una forma de conocimiento, en fin, que expresa una singularidad radical del ser humano respecto de todos los demás seres que habitan el mundo.