Del Islam a la Yihad
UNA REFLEXIÓN GEOPOLITICA SOBRE EL MUNDO ISLÁMICO A COMIENZOS DEL SIGLO XXI
Bienvenido Gazapo.
Profesor Titular de Geopolítica. UEM
Un mundo desértico poblado por nómadas belicosos e individualistas. Una situación geográfica privilegiada lo convirtió en el pasado en un importante nudo de relaciones entre el Oriente y el Mediterráneo. Dos ciudades, La Meca y Medina son el centro sagrado de referencia de más de 1.400 millones de musulmanes en el mundo (el 18% de la población mundial).
Su expansión afroasiática (desde el Atlántico al Indico y desde las estepas de Asia Central hasta el Ecuador) y la aparición del petróleo en grandes áreas de la región, lo convirtieron en foco de atracción de las potencias occidentales durante los años del imperialismo. Tras la descolonización se ha convertido en actor imprescindible en las relaciones internacionales.
1. Aproximación conceptual
1.1. Mahoma y el Islam
Abulkasim (Mahoma o Muhammad) nacido en la Meca hacia el año 570, quedó huérfano pronto, siendo acogido por su tío, padre de Alí, a quien sirvió como pastor. Luego fue caravanero al servicio de la rica Jadiya, con quien se casó. Con motivo de sus viajes, trabó contacto con las dos grandes religiones monoteístas, el judaísmo y el cristianismo.
En la madurez de su vida afirmó haber recibido la revelación de Alá a través del Arcángel San Gabriel y la predicó - dando forma a la religión islámica - primero en su ciudad, La Meca, donde fue perseguido por sus ideas, debiendo huir a Yatrib (desde entonces, Medina al Nabi) en el año 622. Este momento constituye la Hégira (huida fugitiva) y supone el comienzo del calendario islámico.
Fue un dirigente bien dotado, comunicativo y piadoso. Muy susceptible con las injurias, fue distanciándose cada vez más de las dos religiones monoteístas (judíos y cristianos). Murió el año 632.
1.2. La religión islámica
1. Monoteísmo absoluto: “No hay más Dios que Alá y Mahoma su profeta”. Sumisión a la voluntad divina. Veneración de la Kaaba (el Dado) en la Meca.
2. Los cinco pilares de la religión, son:
» Confesión de la fe (Shahada): Por ella se integran los fieles en la religión islámica (“confieso que no hay más Dios que el único y que Mahoma es su enviado”). Es irrevocable. Su abjuración se condena con la muerte.
» Oración (salat) cinco veces al día donde quiera que se encuentre el fiel musulmán.
» Ayuno (saum) en el mes de Ramadán (noveno mes del año islámico), desde la salida hasta la puesta del sol. Consiste en no comer, beber, fumar o tener relaciones sexuales. Con abundantes excepciones (enfermos, ancianos, embarazadas, etc.).
» Limosna ritual (zaqat), obligatoria (aproximadamente un 2,5% de lo ganado al año en mercaderías).
» Peregrinación a la Meca (hadj), al menos una vez en la vida, si es posible.
La “guerra santa” (chijad o yijad = esfuerzo) no es un precepto obligatorio pero sí meritorio. Tiene dos significados: el “esfuerzo” interior de todo creyente para ser coherente con su fe (idéntico al de todas las religiones monoteístas) y el “esfuerzo” para construir una buena sociedad musulmana y conseguir adeptos a su fe.
3. Las fuentes de la fe, son:
» El CORAN (= Libro para recitar. Palabra de Dios): su texto definitivo se fijó en el año 632, año de la muerte de Mahoma. Consta de 114 suras (capítulos) no ordenados cronológicamente.
» La SUNNA (es la tradición = hadiz) y las sentencias de Mahoma.
» Importancia del profetismo: Los Profetas son elegidos por Dios entre el pueblo creyente (umma). Estos profetas son denominados nabí. Han existido grandes profetas en la historia: Abraham (Ibrahim), Moisés (Musa), Jesús, hijo de María, que no es dios ni salvador. El más importante profeta (rasul) y el último es Mahoma (Para el pensamiento religioso islámico, Dios se ha ido revelando a los hombres paulatina y gradualmente: primeramente por Abraham, luego mediante Moisés, después por Jesús el hijo de María. Ambas revelaciones (judía y cristiana) son, por tanto, incompletas. La primera representa el normativismo de la Ley, significado en la Torá; la segunda representa el triunfo del amor misericordioso de Dios. El islamismo es la síntesis de las dos: ni la rigidez judaica ni el laxismo cristiano. En la mentalidad religiosa islámica no se entiende por qué los judíos no se convirtieron al cristianismo y los cristianos a su vez al islamismo. Por eso una sociedad islámica (o un estado islámico) podrá ser “tolerante” con judíos y cristianos (“gentes del libro”: Kitab-al-bilab) pero nunca podrá dar, en coherencia con estos principios, libertad religiosa porque la única religión verdadera es el islam.).
4. La legislación islámica: Sharía
El Islam es una religión de normas. Sharía significa “camino que conduce a una fuente de agua”. No es propiamente un código cerrado que se aplica, sino un conjunto de principios que debe seguir el creyente para llegar a esa fuente. Desde la muerte de Mahoma se puso en marcha su codificación y aquí comienzan los problemas. El islam histórico ya los vio y por eso hizo un gran esfuerzo interpretativo de las máximas coránicas (en los siglos IX y X, sobre todo). Pero debido a la inexistencia de una autoridad religiosa única, se paralizó este proceso, reduciendo las escuelas interpretativas a cuatro, sin posibilidad de evolución por lo que se ve. Este es un grave problema no resuelto en el mundo islámico, que hoy constituye un obstáculo importante dentro del mismo (La tensión está presente en la actualidad con todo rigor, porque frente a los que desean liberar a la Sharía coránica de concreciones jurídicas posteriores e irla adaptando a las realidades actuales (sería la Tradición y el Magisterio en el mundo católico), aparecen los grupos que afirman que no hay nada que adaptar, interpretar o reformar porque Mahoma es infalible (pero esa infalibilidad de Mahoma no deja de ser en el fondo una primera interpretación de los fundadores del islam). Esta tendencia constituye el fundamentalismo, que no es solamente propio de los islámicos sino de todas las grandes religiones monoteístas (judaísmo y cristianismo). Nos retrotrae a las tensiones de los primeros cristianos entre la Ley y el espíritu, que vivió san Pablo (cf. Epístola a los Gálatas, cap. 3 y 4 sobre todo).).
5. Grupos y tendencias: sunníes y chiíes
Poco después de la muerte del Profeta, surgieron dos interpretaciones opuestas de la fe islámica, que perviven hoy, y una tercera, intermedia, casi extinta. Son los sunníes, los chiíes y los jariyíes, respectivamente [ANEXO Nº1, p. 11].
Los sunníes constituyen la mayoría de los islámicos del mundo. Aceptan las enseñanzas del Profeta, pero también la Sunna (“Tradición”), que supone la adaptación histórica de las máximas coránicas a las realidades de civilización a lo largo del tiempo. En el orden político, fueron partidarios del Califato. Están divididos en varias escuelas o tendencias, como se acaba de indicar.
Los chiíes se consideran los de fe más pura. Son minoría (un 15%), pero en algunas zonas son dominantes (Irán) y su actuación política merece atención pues constituyen una teocracia. Hay dos elementos definidores de los chiíes:
El primero de ellos es de carácter político o de liderazgo. Son seguidores de Alí, primo y yerno de Mahoma (pues fue esposo de Fatima, hija superviviente del profeta), asesinado por los Omeyas. Entienden que éste es el único heredero legítimo del Profeta (no los califas, que son para ellos usurpadores) y, por tanto, los verdaderos líderes del Islam deberán ser los herederos legítimos de Alí (Imames) mucho más carismáticos que los califas.
La segunda diferencia es de carácter religioso y consiste en que, aceptando los cinco pilares de la fe, no aceptan la Sunna. Dentro de los chiíes hay a su vez distintos grupos (según los imames históricos que consideren): los chiíes de los cinco (zadíes), de los siete (ismailíes), de los doce (imanitas). Hay divergencias a su vez entre ellos.
Los jariyíes (jariyí significa "el que se sale", el disidente) abandonaron el bando de Alí cuando éste concertó un arbitraje entre él y su adversario, el califa Omeya. Se distancian de sunníes y chiíes en que piensan que la dignidad califal emana de la comunidad, que debe elegir libremente al más digno. Hoy en día, está casi extinta, permaneciendo en Omán.
Esta falta de unidad de gobierno espiritual constituye en la actualidad el problema más grave del mundo islámico, como estamos comprobando en la actualidad. En efecto ¿quién tiene la verdad? [ANEXO Nº 2, p. 12].
6. El fundamentalismo islámico
El fundamentalismo es un movimiento de carácter casi universal, pero no unitario ni de objetivos claramente identificables (de hecho a menudo son excluyentes entre sí), pues existen movimientos fundamentalistas en el seno de países occidentales, basados en la cultura occidental (muy activos en EEUU e Israel, poco activos en Europa), que no tienen nada que ver con los existentes en los países del mundo árabe, cuya aceptación varía desde su prohibición en Argelia a su triunfo, como el Wahabismo de Arabia Saudí o el régimen de los Ayatolás chiíes en Irán, a su vez opuestos.
Los fundamentalismos no son de ahora. En la Historia se han dado muchas corrientes de pensamiento y de acción que cabría calificar de fundamentalistas. Algunas conocidas por todos: los almorávides o los almohades que invadieron Al-Ándalus en la Edad Media; las corrientes puritanas dentro del movimiento protestante, creando los revivals del siglo XIX en EE.UU.(El término “fundamentalista” nació a principios del siglo XX en los EE. UU y rápidamente pasó a definir el ideario de aquellas comunidades cristianas protestantes que, enarbolando la infalibilidad de la Biblia, pretendían un regreso a las posturas del cristianismo inicial, contrarrestando así la corrupción provocada por la modernidad. De ahí se ha extendido la denominación a otros muchos movimientos recientes de casi todas las religiones del mundo.)
Todo fundamentalismo se basa en un error de comprensión sobre la relación de la esfera religiosa con la esfera racional del hombre (El discurso del papa Benedicto XVI en Ratisbona (13.12.2006) que tan mal interpretado fue por los medios de comunicación de todo el mundo, es sumamente clarificador a este respecto: “Occidente, desde hace mucho, está amenazado por esta aversión contra los interrogantes fundamentales de su razón, y así sólo puede sufrir una gran pérdida. La valentía para abrirse a la amplitud de la razón, y no la negación de su grandeza, es el programa con el que una teología comprometida en la reflexión sobre la fe bíblica entra en el debate de nuestro tiempo. “No actuar según la razón, no actuar con el logos, es contrario a la naturaleza de Dios”, dijo Manuel II, partiendo de su imagen cristiana de Dios, respondiendo a su interlocutor persa. En el diálogo de las culturas invitamos a nuestros interlocutores a este gran logos, a esta amplitud de la razón. Redescubrirla constantemente nosotros mismos es la gran tarea de la Universidad”.), negándole a éste la posibilidad de interpretar y aplicar a cada momento de la Historia las enseñanzas de los libros sagrados. Es la permanente tensión entre la razón y la fe. Por eso, en muchos casos, el fundamentalismo viene inseparablemente unido a la reivindicación de una Sagrada Escritura (Biblia, Corán, Torá), que es infalible, atemporal y universalmente válida para todos los aspectos de la realidad y exige su aplicación literal. La visión fundamentalista de la vida, supone:
1. Una desautorización de la razón, tal como la propuso la Ilustración (omnímoda y todopoderosa), que desde el siglo XVIII fue despojando a las religiones de autoridad en muchos campos, reduciéndolas a supersticiones.
2. Consecuentemente, un choque, en la mayoría de los casos, con la moderna visión científica de la realidad, ante el desencanto y el agotamiento del positivismo científico del siglo XX.
El fundamentalismo islámico es el más relevante en la actualidad, considerando la violencia de sus actuaciones en el mundo entero, desde el asesinato del presidente egipcio Anwar Sadat (por su acuerdo de paz con Israel en el año 1979); los diversos atentados que sufrió Hosni Mubarak, presidente egipcio; el atentado a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) en 1994; los atentados del 11-S, 2001 en Nueva York y los del 11-M, 2004 en Madrid (según la versión oficial); los atentados de París en 2015 y Bruselas en 2016, por el momento.
El fundamentalismo islámico actual o yihadismo, nace en el siglo XX. Se define por:
1. La estricta interpretación de las leyes coránicas y su reglamentación en el ámbito civil y penal. En el plano legal, esto se traduce en la incorporación de la ley islámica (Sharía) a su sistema jurídico, sin adaptación alguna de la misma
2. Rigorismo en la aplicación de los preceptos religiosos a las conductas públicas y privadas.
3. Actitud antimoderna, proselitismo y proyección universal, mediante la guerra santa o yihad, que es interpretada y aplicada de forma más o menos violenta según el grado de moderación de sus líderes, pero siempre contra Occidente [ANEXOS 3 y 4, p. 14-15].
4. La unificación de los países de mayoría islámica en una única realidad político-religiosa (panarabismo antes; califato, hoy), guiada nuevamente por un califa o un guía único (ayatollah), según los casos. El fundamentalismo recela de las autoridades actuales constituidas en los países islámicos y no descarta la posibilidad de desbancarlos por la fuerza.
5. La islamización del mundo entero.
En el plano ideológico, el fundamentalismo islámico parte de algunos supuestos:
1. El Islam fue glorioso en el pasado gracias a la observancia estricta de la sharía.
2. Occidente, paradigma de la corrupción moral, arruinó aquel esplendor islámico.
3. La caída de Occidente permitirá que el Islam se recupereDos corrientes, al menos, dentro del islam se separan de estas propuestas: 1ª. Los nacionalistas, que proponen Estados-nación dentro del mundo islámico, alejados de hecho del sueño del califato. Constituyen todos los estados laicistas actuales (Libia, Egipto, Siria, Irak, etc.), sacudidos por violentas revoluciones conocidas como “Primavera árabe”; 2ª. Los conservadores, a menudo de acuerdo con los fundamentalistas sobre la Sharía, pero separados de ellos por el gran respeto que sienten por las autoridades constituidas, conforme al principio que muchos males deben tolerarse para evitar el mayor de todos que es la guerra civil entre musulmanes..
El panorama del fundamentalismo islámico es muy complicado y requiere aclaraciones. Se ofrecen en ANEXO Nº 5, p. 16.