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Amazing Grace

Aprobación de la abolición de la esclavitud

Por José Alfredo Elía

Contexto Histórico

El triangulo comercial de la esclavitud

Los flujos del comercio colonial dibujaron un triángulo entre las colonias americanas, especialmente las zonas de cultivos tropicales como el azúcar, el algodón y el café, y los grandes puertos europeos, sobre todo Londres y Ámsterdam, y las costas occidentales de África. En el golfo de Guinea (Costa de los esclavos), los barcos europeos se detenían para cargar esclavos para las plantaciones de café y azúcar de América Central y del Sur, o de algodón en América del Norte.

En África occidental productos elaborados por la industria europea, como fusiles, ron y tejidos son cambiados por esclavos capturados en razzias por los reyezuelos de la zona. Barcos abarrotados de esclavos zarpan hacía América. Se calcula que aproximadamente unos 12 millones de negros fueron transportados a las costas americanas, a los que habría que añadir los casi 4 millones que murieron en el viaje por enfermedades y maltratos y los 4 millones que fueron asesinados en el África en su captura.

El triangulo comercial de la esclavitud

En América los esclavos son vendidos a los propietarios de las plantaciones. Los esclavos se utilizaban como mano de obra gratuita en el cultivo del algodón, azúcar y tabaco. Con el dinero obtenido por los esclavos, el comerciante compraba barcos llenos de algodón, azúcar y tabaco.

Estas materias primas eran trasladadas en barco a las metrópolis europeas para ser vendidas, produciendo enormes beneficios. Los enormes beneficios del comercio y del saqueo son invertidos en la construcción de fábricas de tejidos donde miles de obreros elaboraban productos manufacturados, algunos de los cuales se enviaban por barco como pago de los esclavos capturados en el África. Con los capitales de este negocio de humanos se crearon los grandes bancos de la época.

Inventores del Comercio Justo

En 1787, doce hombres se reunieron en una imprenta londinense para acometer una tarea aparentemente impracticable: acabar con la esclavitud en el mayor imperio de la Tierra. De paso serían los primeros en aplicar métodos que en la actualidad se emplean para llamar la atención de los gobiernos: desde los carteles y los envíos masivos de correo hasta los boicots, las recogidas de firmas y las chapas de solapa. Este grupo de personas de gran talento aunaba el odio a la injusticia con una rara habilidad para promocionar su causa. Al cabo de cinco años, más de 300.000 británicos se negaban a consumir el principal producto de origen esclavo (el azúcar), la clase elegante de Londres se adornaba con insignias antiesclavistas creadas por Josiah Wedgwood, y la Cámara de los Comunes había aprobado la primera ley que prohibía la trata de esclavos.

El drama del barco Zong

En septiembre de 1781, el buque Zong, se hizo a la mar en la costa de los esclavos africana, con cuatrocientos cuarenta y dos esclavos a bordo. Luke Collingwood, capitán del barco, se confundió en la ruta y creyó que Santo Domingo era Jamaica, desorientación que prolongó el viaje, escaseó el agua y muchos esclavos murieron o enfermaron. El capitán reunió a los oficiales del barco y les dijo que si los esclavos morían de muerte natural, la pérdida sería para los propietarios del buque, pero si, con algún pretexto que se relacionara con “la seguridad de la tripulación, los echaban vivos al agua, la pérdida sería de los aseguradores”. Ese día 133 esclavos fueron arrojados al mar. Unos días más tarde arrojaron 54, y al día siguiente 42. Poco después arrojaron a otros 26.

El drama del barco Zong

El caso llegó a los tribunales dos años más tarde ya que los aseguradores no estaban dispuestos a pagar esas pérdidas a los propietarios del buque. Granville Sharp, apoyado por la mayoría de los obispos ingleses, denunció el hecho como un atentado contra seres humanos y trató de que procesaran por asesinato al capitán y a toda su tripulación, pero el fiscal de la Corona, John Lee declaró que un dueño podía ahogar a sus esclavos sin ser acusado de incorrección. Aunque el proceso se perdió, fue el inicio del movimiento abolicionista inglés.

El diagrama de Clarkson

La primera tarea con la que debió enfrentarse Clarkson fue la de hacer visible lo invisible, la de poner en evidencia esta trata de la que nadie hablaba. Para ello recorrió el Reino Unido de norte a sur en busca de testimonios y de evidencia física que los avale.

Conversó con capitanes de barcos que trasladaban esclavos, médicos que viajaron en las naves, con esclavos que lograron escapar. En Liverpool y Bristol -dos de los puertos más importantes en la trata de esclavos en el Imperio Británico- recolectó grilletes, "collares" y otros instrumentos de castigo empleados con los africanos. Toda esta información, Clarkson la divulgó en conferencias que dio tanto en su país como en Francia.

Pero el golpe magistral durante su campaña llegó cuando Clarkson consiguió un diagrama del barco de esclavos Brookes, que pertenecía a una familia de Liverpool del mismo nombre. Este plano mostraba la distribución de los esclavos (al menos 482) en la nave: uno al lado del otro, hacinados y en las condiciones de miseria más extremas.

Clarkson hizo más de 700 copias de este dibujo y las publicó donde pudo: la imagen causó gran sensación, y nadie podía ya seguir negando los horrores de la trata de esclavos.

Wilberforce se encargó personalmente de que una de estas copias llegara a manos del papa Pío VII. Este hecho llevó al papa a demandar del Congreso de Viena (1814 - 1815) la supresión del tráfico de esclavos hecho que se vio consumado con la firma de las principales potencias europeas de la abolición del comercio de esclavos.

El testimonio de Equiano

El testimonio de Equiano

Equiano transmitía en su libro la trágica experiencia vivida.

“Un día eres raptado de tu casa en África y separado de tu familia y amigos. Eres forzado a viajar a pie con tus captores. Tú no entiendes lo que ellos dicen y no tienes idea de dónde estás siendo llevado. Su piel es extraña y pálida. Eres llevado a un barco. Tus captores te cambian por armas y otros bienes ofrecidos por los comerciantes de esclavos. Luego te suben a bordo y te colocan bajo cubierta. Te hacen tumbarte en pequeños espacios y te colocan cadenas y grilletes. El lugar es asfixiante, caluroso y está atestado. El mal olor del sudor, los desechos humanos y la muerte inundan tus sentidos, como los gritos, lloros y quejidos de tus compañeros africanos esclavizados”.


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