Pensamiento masónico en la literatura española
Yo no soy experto en cuestiones masónicas. He sospechado su existencia cuando he constatado un liberalismo radical, gnosticismo (estar en el secreto del saber de la vida y del mundo) y dominio del poder hasta conseguir que el referente moral de cada persona no sea la conciencia inscrita en el ser humano y cuya maestra es La Iglesia Católica, sino organizaciones secretas, instituciones como la ONU, o grupos de poder reconocidos mundialmente.
Por ejemplo, me sigue desazonando este texto de La carta de la Tierra, del año 2000 publicado por la ONU:
“Necesitamos urgentemente una visión compartida sobre los valores básicos que brinden un fundamento ético para la comunidad mundial emergente. Por lo tanto, juntos y con una gran esperanza, afirmamos los siguientes principios interdependientes, para una forma de vida sostenible, como un fundamento común mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta de las personas, organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales.”
(Palacio de la Paz en La Haya el 29 de junio de 2000, en un acto presidido por la reina Beatriz de Holanda)
Os confieso que a mí me han preocupado más sus efectos en mi profesión, como profesor de Secundaria, que sus orígenes fruto de contubernios extraños.
En mi intervención voy a centrarme en el último tercio del XIX, del Krausismo a la Institución Libre de Enseñanza, y su influencia en las distintas generaciones.
Hablaré de Machado y Juan Ramón Jiménez, fundamentalmente, entre otros temas.
¿Y ESTO QUE TIENE QUE VER CON LA MASONERÍA…?
...Si non è vero, è ben trovato.
Hace 2400 años. He aquí el diálogo de Ciro con su padre Cambises, recién terminados sus estudios para entrar en la vida activa:
“- Pero ¿cuál es el mejor medio para adquirir la superioridad sobre los enemigos, padre?
- Por Zeus, respondió Cambises, lo que me preguntas no es ya un asunto desdeñable ni sencillo; pero sabe bien que quien lo pretenda conseguir debe ser conspirador, disimulado, tramposo, mentiroso, ladrón, bandido y superior en todo a sus enemigos y Ciro, echándose a reír, dijo:
- Por Heracles, padre, ¡en qué clase de hombre dices tú que me debo convertir!
- Con tal conducta, hijo mío, serías el varón más justo y conforme a las normas establecidas.”
No conozco un texto tan claro, rotundo y explícito como el que os presento. ¿Esta es la vida? ¿No existe otro camino para triunfar que el que narra Jenofonte, allá en el siglo V antes de Cristo, en la Ciropedia? Para darle alguna vuelta…
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Recuerdos de Sócrates o Apología de Sócrates.
Os ofrezco uno de los textos que ha constituido la base y fundamento de la educación occidental. La encrucijada que se le presenta a todo ser humano, al menos, desde el inicio de la pubertad, La elección del camino a seguir, que en el lenguaje tradicional, se expresaba con la alternativa entre el vicio y la virtud. Hablamos de un texto escrito en el siglo IV antes de Cristo…
Un texto paradigmático, que debían conocer de memoria padres y educadores. La forma es la de una alegoría. La vida se representa como elección entre dos caminos: el del vicio y el de la virtud, encarnadas en dos mujeres antagónicas. Seductora, una; exigente y disciplinada la otra. ¿Se trata de un juego arbitrario? ¿De algo que desconocerlo tampoco implica riesgo para sacar adelante la vida o la misma felicidad? Estaba reservado a nuestro tiempo el echar por la borda todo lo que la Humanidad ha contrastado en la experiencia de la historia. El afán de novedades ha puesto en olvido lo que convertía a la Historia en maestra de la vida. Caminante no hay camino. Se hace camino al andar. Así nos va.
¿De verdad que no hay alternativa, que todo impulso que aparece en la naturaleza humana es bueno y no necesita de control ni dirección?
La alegoría expresa las dos fuerzas contrarias que sostienen un combate en el interior de cada persona. Aparentemente se presentan como una opción indistinta de libertad. Las consecuencias no son indiferentes, ni para los individuos, ni para las sociedades ni para los pueblos. No enseña otra cosa la Historia.
Se nos presenta el camino del vicio, sus halagos, promesas y sus resultados. En el segundo la virtud, su exigente planteamiento y sus frutos. Si tuviera que resumirlos en dos lemas, para el vicio os diría “no me des consejos con amonestación de deleites”; para la virtud, ”si quieres ser tú mismo no te dejes llevar ni por veleidades, ni caprichos, exígete siempre más.” En el tercer artículo contrapondré, siguiendo el texto original, las características de ambos caminos.
Es muy significativo que el narrador elija a nada menos que a Hércules, prototipo de varón, nacido para llevar a cabo y dar cumplimiento a un destino que lo convierta en héroe y prototipo de la Humanidad. -Los doce trabajos de Hércules-. Ni un semidiós está exento de elegir su camino. Heracles pudo haber seguido la senda fácil que le hubiera apartado de su vocación y verdadero ser.
La contraposición entre figura, atuendo y comportamiento de las dos mujeres es paradigmático. Dos retratos sicológicos intemporales. El vicio siempre mirándose a sí mismo. La virtud, discreta y cuidadosa del bien de los demás. No hay detalle que no sea significativo. Mi consejo: leed atentamente el ideal de vida que el vicio le propone a Hércules: gozar, gozar en todo y con el menor esfuerzo. No tener miramiento con nada ni con nadie; porque todo le ha de estar sometido a su único fin, huir lo triste y procurar lo placentero. Vivir al día. Para el placer no hay mañana sino ahora mismo. Cada día trae su afán. ¿Para qué ser previsor? El Estado proveerá. Siento un estremecimiento de horror al escuchar estas palabras: ”No temas que yo te lleve a esforzarte y atormentar tu cuerpo y tu espíritu para procurártelo, sino que tú aprovecharás el trabajo de los otros, sin privarte de nada de lo que se pueda sacar algún provecho, porque a los que me siguen yo les doy la facultad de sacar ventajas por todas partes”. Su nombre no es Felicidad, sino maldad.
Cuenta Jenofonte que el sofista Pródico en su escrito sobre Hércules, del que hizo muchas lecturas públicas, se expresa de la misma manera acerca de la virtud que Sócrates, diciendo más o menos, según recuerda:
«Cuando Hércules estaba pasando de la niñez a la adolescencia, momento en el que los jóvenes al hacerse independientes revelan si se orientarán en la vida por el camino de la virtud o por el del vicio, cuentan que salió a un lugar tranquilo y se sentó sin saber por cuál de los dos caminos se dirigiría…
Y que se le aparecieron dos mujeres altas que se acercaban a él, una de ellas de hermoso aspecto y naturaleza noble, engalanado de pureza su cuerpo, la mirada púdica, su figura sobria, vestida de blanco. La otra estaba bien nutrida, metida en carnes y blanda, embellecida de color, de modo que parecía más blanca y roja de lo que era y su figura con apariencia de más esbelta de lo que en realidad era, tenía los ojos abiertos de par en par y llevaba un vestido que dejaba entrever sus encantos juveniles.
Se contemplaba sin parar, mirando si algún otro la observaba, y a cada momento incluso se volvía a mirar su propia sombra. Cuando estuvieron más cerca de Heracles, mientras la descrita en primer lugar seguía andando al mismo paso, la segunda se adelantó ansiosa de acercarse a Heracles y le dijo:
—Te veo indeciso, Heracles, sobre el camino de la vida que has de tomar. Por ello, si me tomas por amiga, yo te llevaré por el camino más dulce y más fácil, no te quedarás sin probar ninguno de los placeres y vivirás sin conocer las dificultades. En primer lugar, no tendrás que preocuparte de guerras ni trabajos, sino que te pasarás la vida pensando qué comida o bebida agradable podrías encontrar, qué podrías ver u oír para deleitarte, qué te gustaría oler, atacar, con qué jovencitos te gustaría más estar acompañado, cómo dormirías más blando, y cómo conseguirías todo ello con el menor trabajo. Y si alguna vez te entra el recelo de los gastos para conseguir eso, no temas que yo te lleve a esforzarte y atormentar tu cuerpo y tu espíritu para procurártelo, sino que tú aprovecharás el trabajo de los otros, sin privarte de nada de lo que se pueda sacar algún provecho, porque a los que me siguen yo les doy la facultad de sacar ventajas por todas partes.
Dijo Heracles al oír estas palabras:
—Mujer, ¿cuál es tu nombre?
Y ella respondió:
—Mis amigos me llaman Felicidad, pero los que me odian, para denigrarme, me llaman Maldad.
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“Su tío (el Canónigo) engañado por Rufete, había representado con ella la comedia funesta que tan desgraciada la había hecho. ¡Cuántas veces en las noches del invierno él la embelesaba diciéndole que sería marquesa, que tendría palacio, coches, lacayos, lujos sin fin, y riquezas semejantes a las de Las mil y una noches! Él la había enseñado a no trabajar, a esperarlo todo de una herencia, a soñar con grandezas locas, a enamorarse de fantasmagorías. Habíale llenado la cabeza de frivolidades, habíale educado en la contemplación mental de un orden de vida muy superior a su verdadero estado. Él, cuando ella se cansaba, le decía: «Tendrás coche». Cuando ella trataba de arreglarse un vestidillo, le decía: «Tendrás veinte modistas a tus órdenes». Decíale: «¡Qué palacio el tuyo!», y otras expresiones que encendían más y más en ella el volcán de ambición que ardía en su pecho... Sí, su tío era tonto, tonto rematado, un hombre calamitoso, en su buena fe, un hombre sin seso, un maestro contra la realidad, el apóstol de todo lo extravagante, ficticio y convencional que engendra en su estado morboso el pensamiento humano.
Luego pensaba en su padre. Sí, sí, Tomás Rufete era un hombre desordenado, un hombre de insaciables apetitos y devorado por la envidia. Bien podía ser verdad lo que Nones decía, y Tomás autor de aquel dramático sainete, por satisfacer su codicia, o simplemente por obtener de la marquesa, mediante un pleito enojoso, cualquier suma, en calidad de transacción. Esto era razonable. ¿Qué demonio de lógica se escondía dentro de estas ideas, dándoles cuerpo y vida?... También pensaba en su madre. ¿Por qué siempre que Tomás Rufete hablaba de la marquesa, de los niños de la marquesa y de la indudable herencia y estado de estos niños, Francisca Guillén bajaba la cabeza, se ponía de mal humor y no añadía palabra alguna a las expresiones de su marido? Su madre, pues indudablemente debía darle ya este nombre, era una mujer honrada. Rufete la atormentaba y la dominaba. Él le había impuesto su infame comedia.”
La complejidad de Isidora (La desheredada), la novela de Galdós, nos permite asomarnos a la realidad social de aquellos años patéticos de la historia de España. Las desgracias amorosas de la protagonista se inician junto a la calle donde fue asesinado Prim y el mismo día o mejor dicho en la tarde-noche del día en que salió de España Amadeo de Saboya. El largo paseo por las calles de Madrid acompañada de su Padrino, Don José Relimpio, nos han permitido inmiscuirnos en el inquieto clima social que se estaba gestando. Bajo el lema “todos somos iguales” la I República española se presagiaba en la inquietud de todas las bocacalles.
El mismo día en que se ha enterado que la Marquesa de Aransis ha rechazado, por infundadas, sus pretensiones aristocráticas, escucharemos el lema igualitario en boca de Isidora. ¿Le hará cambiar sus aspiraciones? De ninguna manera. Aún peor. Aspirará a lo mismo por otros medios: venderá su hermosura a nobles arruinados, a burgueses corruptos o a matones del mundo del hampa hasta llegar a la degradación de una pobre mujer pública callejera.
En mis comentarios he querido hacer hincapié en la responsabilidad de la educación. Somos una necesidad educativa. Lo que nos niega el instinto lo debe suplir la educación. Qué rotunda verdad escribía Santa Teresa de Jesús cuando ponderaba como don inmenso el haber tenido padres virtuosos. Pues claro que sí: padres virtuosos, familia virtuosa, profesores y colegios, pueblos y naciones virtuosos.
Las revoluciones del siglo XIX no fueron sólo modos distintos de organizar la vida de sus habitantes –llamados significativamente ciudadanos-. Las revoluciones políticas, llenas de las más peregrinas ideologías, asaltaron la paz de las familias y desmoronaron sus pilares más firmes. Cuando leo estas novelas siento la impresión de que contemplo una sociedad que ha perdido el norte y recuerdo las palabras de Nuestro Señor: ”van como ovejas sin pastor”. No es que los cambios políticos cambien el corazón de cada persona directamente. Como en una inundación se derrumban los muros de las virtudes que ponían freno a los impulsos inscritos desde siempre en cada uno de nosotros. Campean a sus anchas los instintos más bajos aunque los barnice la escuela con apariencia de urbanidad.
Nuestra crisis educativa de hoy es herencia de ayer o quizás mejor de anteayer.. Lo que lograron con sangre sudor y lágrimas nuestros mayores se ha venido abajo. La sociedad de Isidora ha vuelto a adueñarse de nuestra sociedad.
Estos dos fragmentos son antológicos. Los responsables de la educación han incumplido sus exigencias. No es el tío, es el canónigo el que no cumple con su deber de estado. No me sirve ni siquiera el alegato de que era un poco ingenuo, yo diría que tonto e irresponsable. Su cargo eclesiástico le obliga a algo más que a disfrutar de unas prebendas. No siempre los enemigos críticos de la Iglesia carecen de argumentos verdaderos. Estoy harto de que las mayores acusaciones contra la Iglesia se apoyen en el incumplimiento de los responsables (y responsables somos todos, incluido el pueblo de Dios). La sobrina termina en el lodazal entre otras causas por la irresponsabilidad de su tío el Canónigo que le ha convencido de que ha venido a este mundo para ser marquesa. Y lo que es peor vivir del cuento y de que los demás estén a su servicio. ¡Qué horror!.
Para colmo de desorientaciones, el padre. No sólo no ha propiciado el crecimiento en el proyecto de ser que su hija había recibido. “Soplo de mi espíritu”, lo llama Dulce Mª Loynaz. Sino que cultiva en la hija una vocación que le aparta de su verdadera razón de ser y además por la terrorífica pasión de la envidia. ¡Qué horror!
Jamás condenaré a Isidora. A la hora de la verdad también tendré misericordia por ellos. Pero en este momento se me hacen insoportables. Ya está bien de echar la culpa a otros. ¿Y La madre, Francisca Guillén? El narrador siente piedad por ella por el maltrato físico y psicológico del marido. Yo no. Después sí, pero ahora no. Yo, como pueden ver, exijo la mayor. Hay que dar la vida por los que amamos; en caso contrario no es amor. La verdad nos hace libres. La mentira nos conduce a la destrucción. Isidora tenía derecho a saber su vocación y a ser corregida en sus destructivos defectos. ¿Qué otra cosa es ser padres? ¿Qué otra cosa es ser educadores, o profesores? El padrino Don José de Relimpio es el paradigma del hombre que confunde amar con sufrir, decir buenos consejos pero no exigir, si fuera preciso hasta dar la vida.
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Para tomar conciencia de la importancia en la transformación de nuestros estilos de vida hacia un modelo uniforme e inmanente merece el esfuerzo conocer la Agenda 2030 [D. Juan Claudio Sanahuja: El Desarrollo Sustentable, Buenos Aires, 2003 y Poder Global y Religión Universal, Buenos Aires, 2016. Además, conviene leer los documentos de la ONU y de las Conferencias mundiales y, sobre todo, la encíclica de León XIII, Humanum Genus, de condena a la masonería. López Pizcueta analiza a fondo los puntos de Agenda 2030 que son incompatibles con la fe católica. (Una entrevista de Javier Navascués)].
Hay que tener en cuenta que ésta se basa en todos aquellos documentos de la ONU, publicados ya desde mediados de los años 60, así como en las conferencias mundiales de Dacca (1964), donde ya se alentaba a la homosexualidad; de Río de Janeiro (1992), donde se habla de la “nueva ética universal de vida sostenible”; de Bucarest (1974), en la que se habló del control de la natalidad y de impulsar el aborto; la Carta de la Tierra (1993); la Conferencia de El Cairo (1994), donde se promulgan los derechos sexuales y reproductivos -es decir, el aborto- así como la igualdad de género; y también, no menos perniciosa que las anteriores, la Conferencia de Pekín, (1995), en donde se insiste en la promoción de la ideología de género.
Se concluye, pues, que sus postulados no son nada nuevos y que es el culmen de un trabajo de años, llevado a cabo por parte de las élites mundialistas, que quiere ser -y de hecho es- la hoja de ruta para la instauración del Nuevo Orden Mundial.
Muchos son los puntos maliciosos de esta Agenda. Por sintetizar, podríamos resumirlos en los siguientes:
Es un planteamiento que reduce al hombre a un ser vivo más de la Creación, esto es, le despoja de toda dignidad, al incidir en el cuidado de la Tierra como ente dotado de vida, que todos los males y desastres que sufre son producidos por el hombre. Gorbachov así lo dijo: “Se necesita hacer la transición de la idea del hombre como rey de la naturaleza a la convicción que el hombre forma parte de ella”.(Entrevista a Mijaíl Gorbachov en “Los Ángeles Times”, 8 de mayo 1997).
Tiene un planteamiento Malthusiano o Neomalthusiano, al promover toda práctica que lleve al control de la natalidad y a la reducción de la población. Dado que el hombre es el causante de todos los males que padece la Tierra, debemos exterminarlo o cuando menos, controlar su población y no permitir un crecimiento descontrolado.
Esto nos lleva al otro punto: de este modo, con la imposición de políticas antinatalistas. Según ellos, se reduce la “huella de carbono”, que deja el hombre sobre la tierra.
Para llevar a cabo dicho control poblacional, se acude al aborto, a la eutanasia, a la eugenesia y a la ideología de género. Así lo dejó escrito Don Juan Claudio Sanahuja: “A través del cambio en los estilos de vida de las personas esta nueva ética dará la solución -dicen- al problema del crecimiento demográfico y el consumo de recursos naturales de la tierra, por ejemplo, teniendo en cuenta que determinar el tamaño de la familia es un asunto de interés mundial, “para poder adoptar esta ética de vida sostenible, los individuos deben reconsiderar sus valores y modificar sus comportamientos. La Sociedad debe promover los valores que estén en consonancia con la ética de vida sostenible, y desalentar aquellos que sean incompatibles con ella”. Luego, la maternidad y la paternidad dejan, de este modo, de ser decisiones personales para convertirse en un tema político. (Fuente: Juan Claudio Sanahuja, Poder global y religión universal).
De paso, promoviendo estas prácticas, se ataca a la familia, célula de la sociedad y, de este modo, se allana el camino para conseguir un cambio de mentalidad y de modos de vida. Así lo decía Gorbachov en la misma entrevista antes aludida:
“Necesitamos encontrar un nuevo paradigma que reemplace los vagos conceptos antropológicos. Esos nuevos conceptos se deberán aplicar a todo el sistema de ideas, a la moral y a la ética, y constituirán un nuevo modo de vida” (Entrevista a Mijaíl Gorbachov en “Los Ángeles Times”, 8 de mayo 1997)
Otro punto controversial y directamente contrario con la Religión Católica reside en el hecho de que la Agenda 2030 quiere sustituir los valores Cristianos por una nueva ética universal, basada en valores ecológicos, entendiendo que de este modo, se llega a un punto en el que todo el mundo está de acuerdo: el cuidado de la Naturaleza. Esta nueva religión, está en directa oposición con la religión cristiana y, más concretamente, con la Católica, puesto que ese mandato de Dios en el Génesis, que ordenaba al hombre a someter la tierra y sojuzgarla y dominar las aves del cielo y los peces del mar, para muchos es lo que se llama “visión abrahámica”, por ello, entre todos los hombres, aquellos que más daño infligen a la Tierra son los descendientes de la tradición Judeocristiana.
También, y esto es algo más difícil de ver, es el hecho de que la Agenda 2030 no sólo despoja al hombre de su dignidad, sino que lo equipara con cualquier criatura, dejando de ser -siguiendo con la cita de Gorbachov- el rey de la Naturaleza y ser considerado una parte de ella.
Finalmente, es una iniciativa que podríamos decir que va “contra natura”. Aquí, pocos argumentos es necesario dar. En la entrevista que ya hemos citado a Mijaíl Gorbachov, éste decía cómo tratarán de realizar ese cambio de valores:
“El mecanismo que usaremos, será el reemplazo de los Diez Mandamientos, por los principios contenidos en esta Carta o Constitución de la Tierra”. (Entrevista a Mijaíl Gorbachov en “Los Ángeles Times”, 8 de mayo 1997)
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Se trata de una corriente en nada profunda, pero fecunda por la habilidad pedagógica de su introductor en España, Julián Sanz del Río, y su divulgador, Francisco Giner de los Ríos, en la Institución Libre de Enseñanza, demoledora de la fe de los escritores de la Generación del 98, de los escritores novecentistas, los de la llamada Generación del 27, achacable no menos que a las cuestiones filosóficas planteadas, a la exaltación de una liberación moral, especialmente la moral sexual, que alejó de la fe católica y de la Iglesia a gran parte de sus seguidores. Recordemos la Residencia de Estudiantes.