Sobre resiliencia
EL PENSAMIENTO DE BORIS CYRULNIK
LA RESILIENCIA COMO TRAMA CON EL OTRO, CON EL ENTORNO SOCIAL
La resiliencia se teje: no hay que buscarla sólo en la interioridad de la persona ni en su entorno, sino entre los dos, porque anuda constantemente un proceso íntimo con el entorno social. Esto elimina la noción de fuerza o debilidad del individuo; por eso en la literatura sobre resiliencia se dejó de hablar de niños invulnerables.
Tiene contactos con la noción de apuntalamiento de la pulsión. Como dice Freud (Freud, Sigmund, (1914)”Introducción al narcisismo”, OC, Buenos Aires, Amorrortu, 1976, Vol. 14.) "la libido sigue los caminos de las necesidades narcisistas y se adhiere a los objetos que aseguran su satisfacción". La madre que es la primera suministradora de satisfacción de las necesidades del niño, es el primer objeto de amor y también de protección frente a los peligros externos; modera la angustia, que es la reacción inicial frente a la adversidad traumática, en grado o medida aún mínima.
Ya mencionamos la necesidad de que el niño desarrolle un apego seguro como base de su futura resiliencia. En esto iba un reconocimiento de Boris Cyrulnik para quien él nombra como uno de sus maestros, John Bowlby y sus enseñanzas sobre la teoría del apego.
Esta condición inicial del sujeto sigue existiendo toda la vida, por eso durante toda la vida es fundamental otro humano para superar las adversidades mediante el desarrollo de las fortalezas que constituyen la resiliencia. En síntesis, el proceso de apuntalamiento de la pulsión lleva al otro humano y evita el atrapamiento en el mortífero solipsismo narcisista.
En la resiliencia, que atiende los efectos del estruendo más exterior, el Yo que lo padece, debe de todos modos gobernar la conmoción emocional. El estrés participa en el choque cuando la emoción sacude el organismo bajo el efecto de los golpes venidos de las agresiones sociales o del espíritu de los demás. Con frecuencia el estrés es crónico, y su efecto insidioso altera el organismo y el psiquismo que no toma conciencia.
Sin embargo, siempre la autoestima, con la ayuda y la mirada de los demás, puede ser reorganizada y reelaborada por medio de nuevas representaciones, acciones, compromisos o relatos. Es discutible si el concepto de resiliencia pertenece a la familia de los mecanismos de defensa del yo. Quizás se deba recurrir al poco usado concepto de mecanismos de desprendimiento del yo, introducido por E. Bibring (Op. cit.), que "no tienen por finalidad provocar la descarga (abreacción) ni hacer que la tensión deje de ser peligrosa (mecanismo de defensa). Sin negar que durante el proceso se producen fenómenos de abreacción en pequeñas dosis", se trata de operaciones yoicas que apuntan a dispersar las tensiones dolorosas en otros complejos de pensamientos y emociones con efectos compensatorios; o bien, como en el trabajo de duelo, generan el desprendimiento de la libido del objeto perdido para transferirla a otros. Un tercer modo es la familiarización con el peligro para poder superarlo en forma contrafóbica. Lagache (Lagache, Daniel, "Psychanalise et structure de la personnalité, en La Psychanalise”, Vol. 6, 1958.) siguiendo a Bibring, señala el paso de la repetición a la rememoración pensada y hablada. Para él, las operaciones de desprendimiento del yo permiten neutralizar la operación defensiva (inconsciente). Para el psicoanálisis serían mecanismos más propios de la cura que de la enfermedad; desde el punto de vista de la resiliencia constituyen la posibilidad de una continuidad de la vida en aceptables condiciones de salud mental.