Sobre resiliencia
EL PENSAMIENTO DE BORIS CYRULNIK
EL MOMENTO DE LA RESILIENCIA
Cuando se habla de resiliencia se plantea de inmediato su aplicación en el plano social, de salud o educativo a las poblaciones más desfavorecidas por una sociedad que genera pobreza, inequidad, exclusión, delincuencia, enfermedades de todo tipo. Pero entonces surge la sospecha. El fomento de la resiliencia en las poblaciones cadenciadas, ¿no es funcional al sistema de injusticia social que predomina?, ¿no es un parche que hace olvidar la necesidad las estructuras sociales que generan la injusticia?, ¿no estamos postergando indefinidamente su solución?, ¿se trata sólo de modificar al yo del sufriente, dejando intactos los discursos legitimadores de estructuras de poder que siguen generando injusticia, maltrato e infelicidad?
Nada más lejos del pensamiento de muchos de quienes trabajamos con el concepto de resiliencia. Precisamente Boris Cyrulnik ha marcado con mucha precisión la ubicación de la resiliencia entre los diferentes quehaceres de una sociedad y lo dice así: "Cuando un niño sea expulsado de su hogar como consecuencia de un trastorno familiar, cuando se le coloque en una institución totalitaria, cuando la violencia del estado se extienda por todo el planeta, cuando los encargados de asistirle lo maltraten, cuando cada sufrimiento proceda de otro sufrimiento, como una catarata, será conveniente actuar sobre todas y cada una de las fases de la catástrofe: habrá un momento político para luchar contra esos crímenes, un momento filosófico para criticar las teorías que preparan esos crímenes, un momento técnico para reparar las heridas y un momento resiliente para retomar el curso de la existencia" (Cyrulnik, Boris, “Los patitos feos”, Barcelona, Gedisa, 2002.( páginas 26 y 215).).
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