Voluntariado y cooperación
Responsabilidad personal y social
José Carlos García Fajardo
Independencia de las ONG
Las ONG independientes, no las "paragubernamentales" domesticadas por los poderes públicos o por intereses privados, están en el punto de mira de los poderes económicos y financieros.
Cuando los bancos se ocupan de los pobres y las transnacionales financian programas de ONG, mediante escandalosas campañas publicitarias, hay que echarse a temblar. Como sucede con campañas humanitarias financiadas por productores de tabaco, de alcohol o de productos contaminantes y cancerígenos. ¿Por qué en vez de colaborar con las ONG no se dedican a mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores, la calidad de sus productos, la protección del medio ambiente y pagan un justo precio por las materias primas que arrancan del expoliado sur?
Las ONG no pueden ser el servicio posventa de las fábricas de armas, para apagar los fuegos que provocan con sus criminales negocios. Unos ponen las armas, otros ponen los muertos y pretenden que las ONG vayan a poner tiritas y Betadine en las heridas causadas por las bombas, por el hambre y por la desolación de un imperialismo atroz.
Las ONG no pueden convertirse en pantalla de relaciones públicas con la que los gobiernos pretenden lavar su imagen financiando interesados "proyectos de desarrollo" en países cuyas economías esquilman con inversiones que los despojan de futuro. Que la justicia presida sus transacciones comerciales, sus inversiones y la utilización de su mano de obra en las sucursales que proliferan en los países empobrecidos para aprovecharse de su falta de reglamentación social.
Se necesitan muchas más ONG que acudan como la sangre a los labios de las heridas, para aliviar y cicatrizar. Pero deben estar financiadas con recursos propios, aportados por sus asociados, pues si sobreviven con la financiación oficial se prostituirán. La verdadera libertad se apoya en la autonomía, en la solidaridad y en la capacidad crítica para aportar propuestas imaginativas, y no en la beneficencia ni en la enajenación de sí mismo.
Hay ONG que aceptaron financiaciones envenenadas de organismos internacionales. Las auténticas ONG están en el tejido social y se miden por sus servicios, no por su poder. Debe moverlas la pasión por la justicia y por la grandeza de saberse responsables solidarios. Es imprescindible organizar la resistencia para hacer realidad nuestra esperanza. Como escribió lúcidamente Orwell: “Si nadie nos tiene que mandar ¿a qué esperamos?”