Construir un mundo solidario y habitable
UNIDAD DIDÁCTICA - ÉTICA 4º ESO
PROYECTOS ÉTICOS
LA EDUCACIÓN PARA LA PAZ COMO BASE DE LA CONVIVENCIA SOCIAL
Andrés Jiménez Abad
La evaluación es una forma de orientación, valoración y ayuda, un tipo de diagnóstico que orienta a los que intervienen en el proceso educativo -alumnos y profesor- y permite conocer mejor las capacidades y necesidades que deben atenderse, y valorar los logros, dificultades y desaciertos en el aprendizaje y formación de los alumnos. Por eso ha de ser continua e individualizada.
La evaluación o diagnóstico inicial pretende detectar el nivel de conocimientos previos, actitudes y capacidades, con el fin de adecuar el proceso de enseñanza y aprendizaje a la situación en la que llega el alumno.
Al respecto pueden ser útiles algunas técnicas -como cuestionarios de intereses, escalas y registros de actitudes, etc.-, pero siempre es la observación del profesor la que ha de confirmar o no su validez. Puede facilitar una valiosa información la propuesta a los alumnos de un comentario individual de un texto, por escrito, previamente introducido por el profesor, o un cambio de impresiones oral sobre el mismo, en el que todos los alumnos pueden aportar observaciones personales, un “torbellino de ideas” u otros recursos análogos. Con las apreciaciones a las que llegue el profesor, éste puede ofertar a determinados alumnos una cierta diversificación de las actividades, contenidos e incluso objetivos de la unidad didáctica.
La evaluación formativa, que pretende indicar si el trabajo que se está realizando se adecua a Los objetivos y previsiones establecidos, será fruto de la observación cotidiana y particularizada del esfuerzo, dedicación y destreza del alumno en su trabajo, de la frecuencia, oportunidad y acierto de sus intervenciones durante las explicaciones del profesor o en el desarrollo de las distintas actividades, de su sentido de la responsabilidad y de la iniciativa en el desempeño de su trabajo personal. A la vista de todo ello el profesor puede también sacar conclusiones acerca del proceso de sus explicaciones e intervenciones docentes y suscitadoras.
La evaluación sumativa, al concluir la unidad, se puede centrar en la realización de una o varias actividades -hay que tener en cuenta la disponibilidad de tiempo- o pruebas que ayuden a calibrar los resultados del aprendizaje en función de los objetivos propuestos. No se trata sólo de apreciar el “rendimiento satisfactorio” que permita diagnosticar la situación y el esfuerzo personal de cada alumno en función de sus posibilidades particulares. Se trata de brindar también una orientación, un refuerzo y un estímulo realista, de brindar sugerencias al alumno para su mejora a la vista del proceso seguido por él y de los resultados obtenidos.
ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
a) Las actividades de aprendizaje que se han propuesto con anterioridad, debidamente organizadas y valoradas por el profesor -su realización, presentación y exposición, en su caso- permiten establecer apreciaciones valiosas de la marcha del alumnado en su aprendizaje.
b) Otro tanto cabe decir de las intervenciones del alumno en el desarrollo de las clases.
c) No parece oportuno prescindir de la realización de una prueba o examen al finalizar la unidad, como comprobación sintética del aprendizaje de los alumnos, aunque sus resultados deben ponderarse junto al desarrollo habitual de las actividades y del trabajo personal del alumno.
d) La realización de programas personales de trabajo puede ofrecer más datos y elementos de juicio acerca de los alumnos. Este tipo de trabajos, que pueden incluir pequeñas investigaciones, lecturas, recopilación de datos y reflexiones personales, -adecuado también a pequeños grupos de alumnos, estos últimos no más de tres quizá- se presta de modo privilegiado al cultivo de la “obra bien hecha”, ya que supone una labor compleja en la que tienen cabida todas las aptitudes del sujeto.
Siguiendo a García Hoz, una obra bien hecha ha de estar “bien ideada, bien preparada, bien realizada, bien acabada y bien valorada”. Su desarrollo normalmente sobrepasará los límites cronológicos asignados a la unidad, sin que por ello se siga ningún tipo de dificultad, siempre que encaje en el contexto de la programación global de la asignatura o bloque temático.
La atención real a las condiciones de los estudiantes, especialmente en lo que se refiere a sus intereses y aficiones, exige que, en la selección de la actividad o programa de trabajo, tomen parte los alumnos. Tal participación permitirá orientar más adecuadamente sus trabajos; pero, además, el hecho de que hayan participado es un medio para el cultivo de su capacidad de decisión y ofrece una base objetiva y aceptada para exigir la responsabilidad de trabajar bien.
CRITERIOS DE EVALUACIÓN DE LA UNIDAD DIDÁCTICA
Los criterios de evaluación son indicadores observables muy útiles para apreciar con rigor, aunque indirectamente, el grado de consecución de los diferentes objetivos y capacidades planteados en el diseño de un proceso de enseñanza y aprendizaje. En ellos se describe el tipo de conducta en la que se expresa un logro suficiente, notable u óptimo en el desarrollo de las distintas capacidades. Son los que guían el tipo y modalidades de evaluación que se va a llevar a cabo, qué instrumentos pueden ser los más idóneos, como han de confeccionarse y cómo han de valorarse.
A título de orientación sugerimos los siguientes:
1) El alumno comprende y recuerda los términos y las definiciones más importantes de los conceptos manejados.
2) Identifica y expresa de modo fundamentado los principales conflictos morales del mundo actual en los que se presentan de modo claro posiciones éticas diferentes u opuestas.
3) Conoce y expone de modo adecuado las principales aportaciones teóricas de la nueva sensibilidad y los proyectos éticos de nuestra época, en particular de los Derechos Humanos.
4) Comprende e interpreta con actitud crítica y con rigor textos sencillos relativos al tema desarrollado.
5) Es capaz de realizar argumentaciones válidas acerca de los temas tratados en la unidad didáctica
6) Identifica la importancia de sentirse responsable y protagonista de lo que acontece en el mundo, directamente en su vida cotidiana, e indirectamente en otros escenarios.
7) Aprecia y comprende el valor de la solidaridad a la hora de valorar acontecimientos y situaciones humanas, lejanas y próximas, en particular las que afectan a su propia vida.
8) Escucha y valora constructivamente los argumentos y vivencias expuestas en el desarrollo de las diversas actividades, mostrando una actitud dialogante en el intercambio de opiniones y criterios.
9) Participa activamente en las actividades propuestas y realiza con esmero y puntualidad las tareas encomendadas.