Cine y valores
Comentarios (0)

El Tigre y la Nieve

El Tigre y la Nieve




Dirección: Roberto Benigni
Guión: R. Benigni, Vincenzo Cerami
Fotografía: Fabio Cianchetti
Montaje: Massimo Fiocchi
Música: Nicola Poivani
Intérpretes:
Roberto Benigni, Nicoleta Braschi, Jean Reno, Tom Waits, Emilia Fox, Gianfranco Varetto, Giuseppe Battiston, Lucia Poli
Distribuidora: Hispano Fox, 2006. 110 min.

El Tigre y la Nieve es una magnifica tragicomedia donde reina la fantasí­a y la magia de Begnini en cada plano. Utilizando la guerra de Irak como telón de fondo, nos cuenta una magnifica historia de amor y fantasí­a donde todo es posible si creemos en la magia y los sueños.

Benigni regresa a los fueros de la fábula ternurista y traslada ahora a la guerra de Irak su actitud de vida impermeable al pesimismo, de modo que la pulcritud con que retrató las trastiendas del horror nazi tiene su reflejo en las no menos pulcras dependencias de un hospital de Bagdad.

Llevada allí por su investigación para la biografía que prepara del poeta local Fuad (Jean Reno), Vittoria se debate entre la vida y la muerte al ser sorprendida por uno de los primeros ataques norteamericanos. Attilio, soñador recurrente de una boda felliniana con Vittoria, actúa impulsado por un amor novelesco que no conoce peligros ni obstáculos y que le lleva a recorrer las calles de Bagdad en busca de las medicinas que puedan resucitar a su amor del limbo.

Breve comentario introductorio.

Película, con guion muy elaborado, algunas escenas de gran belleza visual. Utiliza elementos poéticos al estilo del esperpento de Valle-Inclán donde ofrece una visión de la realidad reflejada en un espejo cóncavo apareciendo deformada, grotesca, tragicómica, para reflejar, en realidad, una visión de la condición humana y de la historia que se mueve entre la tragedia y la comedia.

El esperpento podría definirse como una poética, una manera de crear, de mostrar y de situar a los personajes en una obra literaria donde la imagen, el color de las mismas y el lenguaje utilizado le dan un significado trascendente que se ha de desentrañar poco a poco.

Para hablar de la forma de expresión de esta película recordamos a Martín Descalzo cuando escribe sobre las parábolas:

“(...) Poco después del sermón de la montaña hay un cambio de estilo en la predicación de Jesús (...) su lenguaje se hace a la vez más poético y más misterioso. Las comparaciones e imágenes (...) se amplían y se convierten en verdaderas narraciones. Es la hora de las parábolas. (...)

Desde ella se puede llegar mucho más allá de lo que alcanzaría un lenguaje de puras ideas. Pero, al mismo tiempo, es un lenguaje que hay que descifrar. Revela y vela a la vez, dice y no dice, descubre la verdad y la oculta. El oyente es mucho más libre de entender o no, de aceptar o no la verdad que se le presenta. Tal vez por eso es el lenguaje preferido por Dios, el predilecto de los escritos bíblicos.”

Martín Descalzo J.L. (1986): Vida y misterio de Jesús de Nazaret,
ediciones Sígueme, pg246.

Algunos recursos oníricos y símbolos que se emplean en la película.

  • Lluvia de piedras que no hacen daño: avisa de un éxito, avisa de la sabiduría que uno tiene para afrontar cualquier situación, presagia algo bueno, la consecución de un logro.
  • Canguro: prepara para una novedad inesperada, un viaje inesperado. Símbolo de vida afectiva estable y feliz.
  • Tigre: gran poder, fuerza y energía. Gran fuerza de voluntad para enfrentarse a la adversidad. Actúa sin analizar mucho la situación. Poder, pasión, sensibilidad y elegancia. En China, el tigre amarillo representa simbólicamente al sol. El budismo, por ejemplo, considera que el tigre simboliza la fuerza de la fe, el esfuerzo espiritual que atraviesa la jungla de los pecados.
  • Nieve/Nevada: “Un copo de nieve jamás cae en un lugar equivocado” (proverbio zen) Símbolo de pureza y perfección, de equilibrio y serenidad. Nos lleva a cuestionar los juicios y el valor de los hechos que han sucedido en nuestro pasado. Expresión de la cualidad irrepetible que nos define como humanos (dicen que no hay dos copos de nieve iguales). En la Biblia, la nieve representa el frío, la más alta pureza de la condición del alma redimida.

Escenas y diálogos por orden cronológico de aparición en la película.

1. Me siento delante de ti, mi amada, casi desnudo en ropa interior.

“ ...Pero este muchacho era un pecador que desconocía el cálculo. Pecaba como se ama, calientemente; no como se odia, en frío. Su pecado le manchaba pero no le corrompía (…) Tampoco es muy grande su orgullo cuando le quedan fuerzas para volver... ”

J. L. Martín Descalzo: Vida y misterio de Jesús de Nazaret. Vol. II, p.277

Observemos la primera imagen de la película: Voy a casarme (Yo Atilio) en calzoncillos y camiseta blanca impoluta. Nadie parece darse cuenta de que me acerco a mi amada, y en la ceremonia de mi propia boda, en ropa interior, excepto yo y el policía. Este pregunta:

- (Policía) "Un momento, ¿quién es el cretino que ha dejado aparcado el coche aquí delante? (…) Esta pandilla de locos se merece un buen escarmiento.

2. Traducción de la letra de la canción de entrada: “You can’t never hold back spring (Tom Waits)


Nunca puedes detener la primavera.
Puedes estar segura de que nunca dejaré de creer
en la rosa sonrojada a la que treparé.
Con la primavera por venir o con el otoño que pasó
el invierno sueña con el mismo sueño cada vez.
Nena, nunca puedes detener la primavera.
Aunque tú hayas perdido tu camino, el mundo sigue soñando,
Soñando con la primavera.
Así que cierra tus ojos, abre tu corazón a quien sueña contigo.
y nunca podrás detener la primavera,
recuerda todo lo que la primavera puede traer
Nena, tú nunca podrás detener la primavera,
nena, tú nunca podrás detener la primavera.

Conviene recordar esta canción cuando Vittoria y Attilio están hablando en el apartamento de este.

El canto de Vittoria

El cantar de los cantares

Vittoria:

¡Oh! Attilio de Giovanni, yo canto tu nombre, palabra que me abre las puertas del paraíso, no te perderé nunca; lo quieren los dioses. Cuando me besas trotan briosos los caballos del apocalipsis; y si pienso en tu cuerpo, menudo y vago, me entra un mareo pasajero. Tu divinidad masculina asciende al cielo. Eres hermoso. Tú, girasol enloquecido de luz. Cada vez que tus ojos se levantan se enciende el firmamento. Amigos: ¡Aquí tenemos la tierra ¡como una madre que amamanta a su criatura más bella. ¡Oh, amor mío ¡cada cosa está al límite de la adoración. Desde mi garganta a las estrellas se alza mi palabra como una cometa de oro. Te amo.

Attilio

¡Ohhh!

(Vittoria)

Quiero hacer el amor contigo ahora

(Attilio)

Este es el discurso más hermoso que he oído en toda mi vida

Lluvia de piedras

Continuación del canto de la amada:

(Vittoria)

Oh amor, todas las cosas están al límite del fervor, desde mi garganta a las estrellas se alza la palabra como un cometa de oro. Te amo.

(Attilio)

Oh amor mío, quiero quedarme aquí contigo, para siempre, para toda la eternidad.

La esposa

Canto primero

(I,I-2,7)

Dime tú amado de mi alma, dónde pastoreas, dónde sesteas al medio día no vaya yo a extraviarme tras los rebaños de tus compañeros.

Canto segundo

(2,8-17)

¡La voz de mi amado! Vedle que llega saltando por los montes, triscando por los collados.

Él es mi amado como la gacela o el cervatillo.

Canto quinto

(5,2-6,9)

Mi amado es fresco y colorado, se distingue entre millares. Su cabeza es oro puro, sus rizos son racimos de dátiles negros como el cuervo (…) Su garganta es todo suavidad, todo él encanto. Ese es mi amado, ese es mi amigo, hijas de Jerusalén.

Ya me he quitado la túnica, ¿cómo volver a vestirme? Ya me he lavado los pies. ¿Cómo volver a ensuciarlos?.

Mi amado metió su mano por el agujero (llavae) y mis entrañas se estremecieron por él. Me levante para abrir a mi amad. Mis manos destilaron mirra y mis dedos mirra exquisita, en el pestillo de la cerradura.

Canto sexto

El esposo

(8,5-14)

Ponme como un sello sobre tu corazón, ponme en tu brazo como sello. Que es fuerte el amor como la muerte y son como el “seol” duros son los celos. Son sus dardos saetas encendidas, son llamas de Yavé


¿Cómo se siente Attilio?

(Vittoria) ¿Pero no tenías que acompañar a las niñas al colegio a las ocho y media?

(Attilio) Oh, vaya, cinco minutos, voy y vuelvo. Cinco minutos.

3. Escena del murciélago que entra en la habitación.

(Las dos hijas) ¡Socorro¡!¡Papá ayúdanos ¡¡Un murciélago!

(Attilio) ¡Rápido, a cubierto! ¡Al suelo! Chsss… intentemos entender sus intenciones Chsss

(Hija) Sal de aquí murciélago horrible.

(Attiilio) ¿Te has vuelto loca?, si le dices eso se ofende, es peligroso. Bueno, dejadme a mí. Murciélago, ¡oh, murciélago, si haces filigranas a tu derecha, están las ventanas! (El murciélago sale por una ventana).

(Hija) ¡No! Vaya casualidad

(Attilio) ¿Casualidad? No. Este es el resultado de la poesía. Si le dices que es horrible, ¿qué haces? Contrarrestar alagando su ego.

(Hija) Papá, ¿qué has hecho para convertirte en poeta?

(La otra hija) ¿Sí cómo se hace?

(Attilio) ¿Que cómo se hace? Veréis, cuando yo era pequeñito, tendría unos años menos que vosotras, quizá nueve años… vivía con mi abuela porque mi mamá me había dejado con ella y el tío Justine en su casa, cerca de un bosque. ¿Y sabéis qué me ocurrió en una ocasión? Un pajarito empezó a volar y cantar descendiendo más y más (onomatopeya de pajarito) volaba y descendía (onomatopeya de pajarito). Hasta que se posó aquí, sobre mi hombro.

(Hija) ¡Nooo!

(Attilio) Sí, enserio, me había elegido a mí entre tooodo el mundo. Yo, tenía miedo de que se fuera, y por eso hice ver que era un árbol. Me quedé quieto. Estaba así, mirad (abre las manos como si fuera un árbol y hace onomatopeya de pajarito). El corazón me latía en el pecho, parecía que se me iba a salir, puun, pun, pun, pun, pun, pun, pun (onomatopeya de pajarito).

(Hija) ¿Y qué paso?

(Attilio) Pues que se fue volando. ¡Aquello, tenía que contarlo! Cuando vino mi mamá le dije: ¡Mamá! Un pajarito estaba volando (onomatopeya de pajarito) y cantaba (onomatopeya de pajarito) ¡En mi hombro! ¡En el mío! ¡Se paró durante más de una hora! Un pajarito. Ella me dijo: ¡Ah! Creía que era algo más importante. Y siguió hablando con el tío.

(Hija) ¿Acaso era tan mala que no le gustaban los pajaritos?

(Attilio) No, no es que fuera mala. Además, le gustaban los pajaritos. No era ella, era yo. Era yo el que no le había explicado bien lo que había sentido. O sea, que no le había transmitido bien la emoción que yo había tenido. Me quedé tan mal, que me dije: ¿habrá quizá alguien en el mundo que de profesión encuentre las palabras justas? ¿que las sepa unir de manera que cuando a él le late el corazón logre hacérselo latir a los demás? Ese día decidí ser poeta.

(Hija) A mí me ha latido el corazón papá.

(Otra hija) A mí también, pero a la abuela no.

(Attilio) Veréis, si las palabras no son las justas, nada puede ser justo.

4. Clase de Attilio en la facultad

(Attilio) Vamos, vamos, deprisa ¿eh? Bien rapidito, pero sin correr. Con calma, no os apresuréis. Y no escribáis únicamente poemas de amor, ¿eh? Que son los más difíciles, esperad al menos a tener ochenta años. Escribirlos sobre otro argumento más lírico, no sé, sobre el mar, el viento, un radiador averiado, un tranvía con retraso, ¿de acuerdo? Porque no existe una cosa más poética que otra ¿Lo entendéis? La poesía no está fuera, está dentro ¿Qué es la poesía? No se lo preguntes a Belcebú. Ve y mírate al espejo, la poesía eres tú. Decorad bien vuestros poemas, buscad bien las palabras, debéis escogerlas, a veces se necesitan ocho meses para escoger una sola palabra. Escogedlas porque la belleza se inició un día cuando alguien comenzó a elegir. Desde Adán y Eva, ¿Acaso sabéis lo que tardó Eva en elegir una hoja de parra idónea? ¿Cómo me está esta? ¿Cómo me está esta? ¿Cómo me está esta? Ha desplumado todas las parras del paraíso terrenal. ¡Enamoraos! Porque si no os enamoráis está todo muerto, ¡sí, todo muerto! Así que os tenéis que enamorar porque todo revive, se mueve todo. ¡Dilapidad el gozo!¡Consumad la alegría!¡Estad tristes y taciturnos con exuberancia!¡Insuflad con energía en la cara de la gente, felicidad! ¿Y cómo se hace eso? Bueno miraré en mis apuntes porque lo he olvidado. Esto es lo debéis hacer…Vaya no he podido leerlos, pero creo que voy recordando. Para transmitir la felicidad es necesario ser feliz. ¿Y para transmitir el dolor? Es necesario sufrir, estar mal, padecer. No tengáis miedo a sufrir, todo el mundo sufre. Y si desgraciadamente no tenéis los medios no os preocupéis, total para hacer poesía solo es necesaria una cosa: todo. Espero que lo entendáis. Y no busquéis la novedad, la novedad es la cosa más vieja que existe. Y si la inspiración no os viene en esta posición, o en esta, o en esta otra…Bueno, pues os tiráis al suelo y os ponéis cómodos de este modo. En esta posición podréis ver el cielo, fijaos que belleza. ¿Por qué no me habré estirado antes? ¿Qué estáis mirando? Los poetas no miran, observan. Haceos obedecer por las palabras. Si la palabra pared no os hace caso, no la uséis más en ocho años, de ese modo aprenderá ¿Qué es eso? Pues no lo sé. Esto es la belleza, como esos versos que quiero que se queden escritos ahí para siempre. ¡Vamos borradlo todo para volver a empezar!

5. Conversación un amigo en el coche. (Crítica a la interpretación de los sueños de S. Freud)

El amigo le cuenta que, en un sueño, su madre se le aparece representada como una osa y él mismo le pide perdón. A través de ese sueño, el amigo está convencido de haber resuelto algún tipo de conflicto inconsciente, ya que se levanta mejor al día siguiente.

(Attilio) ¡Qué bonito, me alegro por ti! Yo en cambio sueño siempre lo mismo-

(Amigo) ¿Siempre lo mismo? ¿el mismo animal?

(Attilio) No, no. No hay animales. Sueño en una especie de ceremonia de boda con mucha gente. Después llega la novia y me gusta mucho más que cualquiera que haya conocido. Y de repente me dice: bésame, quiero hacer el amor contigo.

(Amigo) Y tú ¿qué haces después de que te diga eso?

(Attilio) Me desmayo del susto… ¡Nooo! Entonces me despierto

(Amigo) Pero en el sueño, ¿ella qué animal es?

(Attilio) ¡Que va a ser un animal, es ella! La mujer de mi vida

(Amigo) Attilio, ¿pero qué sueño es ese? Es como, perdona, pero es como si a mí me gustaran las cerezas y en el sueño me comiera las cerezas. Pero estooo… ¡es un subconsciente elemental!… ¡primitivo! Perdóname Attilio… perooo…

(Attilio) ¿Qué pasa? ¿Es un sueño que no se cumple?

(Amigo) ¡Cómo se va a cumplir! Si yo deseo a una mujer y sueño con ella, tengo que idealizarla, por eso en mi sueño es un pingüino porque lleva en sí toda la mitología del pingüino, o bien es una iguana. Este, sí es un sueño maduro.

(Attilio) ¿Tú crees?

(Amigo) No lo digo yo, lo dice Sigmund Freud.

6. Conversación en el café con Vittoria.

(Vittoria) Me gusta tomar el té sola.

(Attilio) A mí también me gusta tomarlo solo. Vaya casualidad, por lo tanto, podríamos tomarlo también juntos.

(Vittoria) Le advierto señor poeta Attilio de Giovanni que no tiene ninguna posibilidad

(Attilio) En absoluto quería molestarle, por favor, lejos de mí, esa intención. Verás como tenemos pocas ocasiones de vernos… yo pensaba que nosotros dos… p... podríamos.

(Vittoria) Attilio, ¿por qué me atormentas? ¿Por qué siempre me persigues por todas partes ¿no tienes nada mejor que hacer, que pensar en mí?

(Attilio) ¿En ti?, ¿yo pensar en ti? Vamos… ¿quién piensa en ti? Baaahh… Perdona, yo no sé dónde vas. No lo sé y no me interesa saberlo. ¿Por qué me va a interesar dónde estas? No lo sé y no me interesa saberlo……Y ¿por qué no vienes tú alguna vez a ver donde estoy yo?, solo una vez, a ver donde estoy, donde vivo, donde duermo, donde leo, donde escribo, donde lavo los platos de la cena, ¿por qué no vienes una vez? Daremos un paseo por Roma esta misma noche y luego iremos…no sé, pero estaremos juntos…

(Vittoria) Tengo curiosidad por ver dónde lavas los platos. Invítame a tu casa.

7. Conversación con Vittoria en casa de Attilio.

(Attilio) He bajado millones de escaleras dándote el brazo y ahora que no estás, encuentro el vacío en cada escalón (se tropieza). ¡Oh!, lo sabía, qué torpe soy

(Vittoria) Esto te enseñará a prestar atención, te despistas hablando

(Attilio) La verdad es que tropiezo todos los días con ese escalón roto

(Attilio) Soy un despistado, siempre me dejo las velas encendidas. Siempre dejo preparada la mesa por si algún día venías. ¿Por qué no estamos juntos toda la vida? ¿Vamos, qué te cuesta, es fácil, no crees?

(Vittoria) Tan fácil como ver un tigre bajo la nieve. Cuando lo vea, estaremos juntos toda la vida.

(Attilio) Entonces vayamos al Tíbet, allí siempre nieva sobre los tigres ¿no?

(Vittoria) Pero nosotros vivimos en Roma

(Attilio) Una nevada, sobre un tigre, y en Roma, entiendo… sí. Ya entiendo sí. Vittoria, Vittoria, quédate a dormir aquí… Aquí hay un hombre enamorado de ti. Vamos, ¿acaso quieres perderte el espectáculo de un hombre enamorado de ti?

(Attilio) Quiero hacer contigo lo que la primavera hace a los cerezos.

(Vittoria) Vamos, vamos, vamos Attilio

(Attilio) Pero, ¿no me dices nada de la casa?

(Vittoria) La mesa la cambiaría de sitio. Cuando me beba el champagne me iré. ¡Cuántos libros! Tú dejarás que me vaya. Jamás los tendría en el suelo Attilio, eso lo hacen los jóvenes. Hay un tiempo para cada cosa. Los melocotones no florecen en diciembre. El color de la pared es horrible. A mí me gustaría estar entre tus brazos. Este suelo no me gusta nada, es más bien de oficina. En fin, no sé si irme o quedarme ¿qué hago? Decide tú, decide tú. Felicidades por la casa Attilio…

(Attilio) (Habla de las reformas que hará en la casa y comienza a desvestirse, habla de que esta casa es provisional, no piensa quedarse en ella) … además resulta que estoy de alquiler y ni siquiera sé cuándo vence el contrato porque yo esas cosas no las sé. No sé nada, sólo sé una cosa Vittoria y es que esta noche no volverá nunca más, nunca más. En el gran reloj del tiempo hay escrita una sola palabra: ahora. Pero en una cosa tienes razón, amor, la pared es realmente horrible. (Vittoria dice irse a ponerse una bata)

(Attilio) ¡Oh Vittoria! Si tú pudieras ver Vittoria qué es lo que tengo aquí ahora. Tengo, una gran flota de cazatorpederos submarinos que me bombardean los ventrículos de profundidad y me circunnavegan el corazón… Sueño contigo todas las noches. Y es el mismo sueño, siempre tú Vittoria. Te veo por todos lados, toda mi vida te escucha. En cada cosa creada, tu corazón está dentro y tú estás en ella. Eres estos libros, eres, eres la espuma de este champagne, eres la llama de estas velas, eres estos árboles, Estás,.. estás ¡ahí, en la calle!

8. Palabras de Attilio a Al-Gimeli [Conversación que recuerda la forma de hacer psiquiatría de Viktor Frankl. Psiquiatra judío, que tuvo contacto con S. Freud, pero muy pronto se apartó de la “Escuela de Viena”. Él concebía la psiquiatría abierta a la transcendencia y crea la “logoterapia” que es un método de curación teniendo en cuenta la dimensión espiritual del enfermo. Sostenía que el hombre es un ser libre cuya motivación primaria no es el instinto (Freud) o el placer (Adler) sino la voluntad de encontrar un sentido a la vida. Para él un compromiso noble o un ideal sano es capaz de orientar toda la existencia. En cambio, mirarse a uno mismo neurotiza. Como anécdota, en su consulta el Dr. Frankl preguntaba a sus pacientes:" ¿Por qué no se suicida usted?" Desde su respuesta sacaba las claves sobre el tratamiento médico que debía aplicarse porque a uno le ata a la vida sus hijos, a otro el talento o habilidad… y nosotros añadimos tu amado o amada. (Rafael de los Ríos: Cuando el mundo gira enamorado. Semblanza de Viktor Frankl, Rialp)]

(Attilio) Si ella muere, para mí el mundo es una puesta en escena, pueden levantarlo todo, enrollar el cielo y cargarlo en un camión, apagar esta luz bellísima del sol que me gusta tanto, ¿y sabes por qué? Porque me gusta ella iluminada por el sol . Pueden llevarse todo, estas alfombras, los edificios, la arena, el viento, las ranas, las sandías maduras, el granizo, las siete de la tarde, mayo, junio, julio, la albahaca, las abejas, el mar, los calabacines, los calabacines. ¡Encuéntrame esta glicerina amigo Al Gimei-li!

(Al- Gimeil) Buena suerte. Dios te bendiga

9. Conversación con Fuad mientras preparan el medicamento para Vittoria

(Attilio) ¿Has dormido esta noche?

(Fuad) Poco, en esta silla

(Attilio) He sentido un gran respeto por el Señor Al Gimeili. ¿La señora quién es, su hija?

(Fuad) Es la última mujer de su hijo Alí. Le mataron hace seis meses. Era un espíritu libre. No le caía bien a Sadam Hussein

(Attilio) ¡Pobre Al Gimeili!

(Fuad) ¡Nada el tiempo ha dejado que pueda fascinar mis ojos y mi corazón! (palabras pronunciadas en árabe)

10. Conversación con Fuad ante el cielo de Bagdad.

(Fuad) A Vittoria le hablaba justo de esto cuando me preguntó por qué volvía a Bagdad, entonces le conté la trescientos cincuentaenésima noche, ¿la recuerdas?

(Attilio) ¡Nooo!, ¿Te sabes las mil y una noches? Cuéntame la cuatrocientos seis.

(Fuad) La cuatrocientos seis es esa del poeta italiano con el zapato roto…

(Attilio) Jaja, las mil y una noches, qué belleza.

(Fuad) El cielo de Bagdad es la mejilla del mundo… Parece que disparen ángeles. A ochenta Kilómetros de aquí hace más de tres mil años construyeron la torre de Babel, para tocar el cielo.

(Attilio) Entonces a ochenta kilómetros de aquí, han nacido todas las lenguas

(Fuad) Pero cuando han querido tocar el cielo ya no se han entendido nada. Una leyenda islámica dice que a veces Alá baja a la tierra porque tiene nostalgia de ver el cielo estrellado desde abajo.

(Attilio) Fuad, milenios de sabiduría y estamos así, pero es que no hemos comprendido nada.

(Fuad) ¿Sabes por qué se hacen las guerras? Pues porque el mundo empezó sin el hombre y sin el hombre acabará ¿Por qué esta noche, no te vienes a dormir a mi casa? Y así descansarás.

(Attilio) Gracias, pero tengo mi bonita silla de barbero, donde duermo a pierna suelta. Junto a Vittoria. Por si se despierta

(Fuad) Entiendo, adiós.

(Attilio) Buenas noches Fuad… Fuad, Fuad, ¿verdad que, si un hombre es bueno y se comporta uno bien, después vas al paraíso?

(Fuad) Después de nosotros Attilio, no hay nada, ni siquiera la nada, que al menos sería algo.

(Attilio) ¿Sabes amigo? Yo estoy contento de haber nacido, me gusta estar aquí, estoy convencido de que incluso muerto, me acordaré siempre de cuando estaba vivo.


En el Equipo Pedagógico Ágora trabajamos de manera altruista, pero necesitamos de tu ayuda para llevar adelante este proyecto


¿Por qué hacernos un donativo?


Esta web utiliza cookies. Para más información vea nuestra Política de Privacidad y Cookies. Si continúa navegando consideramos que acepta su uso.
Política de cookies