Cine y valores
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Vencedores o vencidos


Vencedores o vencidos”, de Stanley Kramer.


(El juicio de Nuremberg)

Dirección: Stanley Kramer (1961)

Intérpretes: Spencer Tracy, Burt Lancaster, Richard Widmark, Maximilian Schell, Marlene Dietrich, Judy Garland, Montogomery Clift.

Duración: 2h., 19 min.






1948, Nuremberg (Alemania). Tras la Segunda Guerra Mundial y después de la derrota nazi se lleva a cabo un juicio en un tribunal internacional presidido por el estadounidense Daniel Haywood (Spencer Tracy) con el propósito de impartir justicia acerca de los actos criminales llevados a cabo por el gobierno y el ejército alemanes. Tendrá que juzgar a cuatro destacados juristas.
CONOCERSE A SÍ MISMA


"¿Es el ser humano responsable de sus actos?..." ¿La justicia y la injusticia han de estar sometidas a las disposiciones humanas? ¿Es el orden moral fundado en la dignidad humana superior al orden jurídico y político?


De todos es sabido que la guerra más cruenta, no sólo del siglo XX sino de la historia, ha sido la Segunda Guerra Mundial. Una sangrienta lucha que se llevó a más de 60 millones de muertos, una contienda donde por primera vez el porcentaje de muertes civiles fue más elevada que las militares.

Vencedores o vencidos”, de Stanley Kramer.

Sus escalofriantes números dan fe de la magnificencia que acontecieron estos hechos en todo el mundo, y aún después de más de 60 años del fin del conflicto siguen teniendo repercusión. Fue una guerra que influyó profundamente en la actualidad, su influencia política, económica, territorial e ideológica se mantiene en muchos aspectos.

Una ideología, el nacionalsocialismo, se extendió como una plaga por toda Europa bajo, no sólo de la mano de Adolf Hitler, sino también de la gente que le apoyaba, individuos que le seguían ciegamente y que exterminaron a miles de personas en campos de concentración y ejecuciones, llegando a realizar acciones inhumanas.

El 30 de Abril de 1945, Adolf Hitler se suicida en el búnker de los jardines de la Cancillería, dando así fin a una cruenta lucha en Europa que se extendió durante 6 largos años.

De manera inmediata se produjo la entrada en Berlín del Ejército Rojo y los aliados, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. En un primer momento se dividió Berlín en 4 zonas, controladas cada una por cada país y el paso siguiente fue hacer por primera vez en la historia un juicio a una serie de personas, vinculadas con el Tercer Reich, por crímenes de guerra, algo insólito y de una complejidad enorme. No sólo se dictaron sentencias a Albert Speer, Rudolf Hess o Kaltebrunner, hubo muchos jueces, políticos, etc., que también fueron juzgados.

Vencedores o vencidos”, de Stanley Kramer.
Tras la Segunda Guerra Mundial y después de la derrota nazi se lleva a cabo un juicio en un tribunal internacional presidido por el estadounidense Daniel Haywood (Spencer Tracy) con el propósito de impartir justicia acerca de los actos criminales llevados a cabo por el gobierno y el ejército alemanes. Tendrá que juzgar a cuatro destacados juristas

"Vencedores o vencidos" no solamente es una película de grandes actuaciones, ya que plantea un interesantísimo dilema moral ya que no sólo se juzgan a las personas sino también a toda una ideología (el positivismo jurídico, no sólo el nazismo y el racismo). Dentro de la excelente realización hay espléndidos monólogos de una intensidad y credibilidad muy logradas.

Kramer consigue que las casi tres horas de película no resulten en ningún momento pesadas y además ofrece unas pausas indirectas que invitan al espectador a reflexionar sobre lo acontecido en ese momento, plantea preguntas sobre la veracidad de lo que cuentan, más allá del reducido espacio donde se juzga a los acusados. Efectúa un manejo soberbio de la cámara adecuándola en el momento correcto, en la expresión más enardecida, en como los ojos lo muestran todo.

La película plantea distintos puntos de vista sobre lo que aconteció. No defiende una postura concreta, ofrece al espectador esa libertad, ofreciendo también momentos paradójicos, como una similitud entre las situaciones vividas entre el juez principal y el principal acusado.

También se captan las implicaciones políticas que rodearon a esos juicios y los argumentos de todos los partícipes en este juicio, todos con un convencimiento que nos hace pensar en algo que está por encima de las intenciones y de las leyes humanas.

Vencedores o vencidos”, de Stanley Kramer.

Toda esta magnífica orquestación está encabezado por un reparto espectacular, todos rayando a un nivel altísimo. Destaca, por ejemplo, la interpretación del abogado defensor Maximilian Schell, contrapunto perfecto para Richard Widmark, el cual hace un magnífico papel de tenaz fiscal.

Es notable la angustiosa interpretación de Judy Garland bajo la presión del dedo acusador de Maximilian Schell, la intervención de Montgomery Clift, como un hombre de pocas facultades mentales, y la de Marlene Dietrich, actuando en un papel típico de mujer fría alemana, quien -como detalle curioso- rememora la mítica canción "Lili Marlene".

Pero las dos figuras principales de la película son los personajes interpretados por Spencer Tracy y Burt Lancaster, este último siempre con una expresión hierática, afligida, pero a la vez tensa y misteriosa, viviendo un profundo drama interior.

Spencer Tracy, en el penúltimo papel relevante de su carrera antes de su muerte, realiza una soberbia interpretación de un juez que tiene en su mano decidir el destino de los hombres que va a juzgar, creando un precedente para el futuro, a pesar de las presiones externas que recibe. Su figura es paradigmática: no se deja llevar por los sentimientos, el voluntarismo ni por las presiones de unos u otros. Es la difícil lealtad hacia la justicia por encima de todo. La gran cuestión que plantea su figura es la de una ley que está por encima de las leyes humanas, a la vez que mide, con cierto pesimismo y pesadumbre la volubilidad y la quiebra moral constitutiva de la condición humana.

Más allá de la legalidad establecida

En los procesos judiciales de Nuremberg, en efecto, oficiales y médicos nazis alegaban que habían actuado de acuerdo con la legalidad vigente en su país. Comentando el veredicto del proceso, el diario parisino Le Monde señalaba el 5 de octubre de 1946:

“Al proclamar la existencia de una regla que prohíbe la guerra de agresión, y de costumbres que condenan, incluso fuera de la Convención de la Haya, los crímenes de guerra, el Tribunal ha optado deliberadamente entre dos grandes concepciones del derecho que hasta este momento han dividido al mundo: el derecho a merced de los Estados y el derecho por encima de los Estados.

Según la primera concepción, las fuentes del derecho internacional son el Estado y su voluntad, y un Estado que se inspire en tal concepción no reconocerá más que los tratados que ha firmado. Según la otra concepción, con un larga tradición de siglos, el derecho tiene su fuente en las exigencias fundamentales de la conciencia humana. Los tratados entre naciones son vinculantes porque son la codificación de las exigencias de esa conciencia. Precisamente tal concepción, a la que se une todo el prestigio del derecho internacional, se encuentra traducida magistralmente y con una claridad hasta ahora desconocida en el veredicto del Tribunal Internacional de Nuremberg.”

(La Segunda Guerra Mundial. Tomo VII. Ediciones Sarpe)



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