Música y valores
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Una schubertiada

Recital de `lieder´

Por Javier Ibarz Gabardós

Selección de canciones para propiciar una hermosa velada en que podamos palpar la realidad íntima de toda alma humana, por medio de la poesía y la música
Dibujo de Moritz von Schwind, 1868 (Schubert al piano)
Dibujo de Moritz von Schwind, 1868 (Schubert al piano)

Introducción: el ‘lied’ romántico

Se conoce universalmente con el nombre de lied (canción, en alemán) la canción culta con acompañamiento de piano creada por compositores alemanes o austriacos del siglo XIX (Schubert, Schumann, Wolf, Brahms, R. Strauss). En él se da una unión íntima entre el texto poético y la música, entre el piano y la voz, que hace de estas composiciones una cumbre singular en la Historia de la Música. El lied recoge la influencia del movimiento Sturm und Drang (Tempestad e Ímpetu) que, a finales del siglo XVIII, se oponía a la estética neoclásica, destacando el valor de la subjetividad personal y del sentimiento frente al racionalismo, y manifestando el malestar del hombre romántico en medio de una sociedad mediocre, que buscará refugio en la naturaleza y el arte, anhelando el amor, acechado por la desesperación y la muerte. Los textos de los lieder proceden habitualmente de los poetas alemanes contemporáneos (Goethe, Heine, Rückert, Mörike), aunque también hay referencias a otras literaturas, como la inglesa (Walter Scott), o la española (el romancero y el Siglo de Oro). Sea desde la pasión amorosa, el pensamiento filosófico, la ironía o la oración, el artista romántico siempre pone de manifiesto el drama del individuo en busca de una respuesta última para su vida, que en medio de la felicidad y el sufrimiento anhela perpetuamente el amor verdadero, aquél que es más fuerte que la muerte.

Una schubertiada

Franz Schubert, el paradigma del compositor de lied romántico, participaba habitualmente en reuniones amistosas de artistas vieneses, en que se leían y comentaban las obras literarias, se hacía música, se bailaba, se reía y se lloraba. Hasta tal punto la inspiración que aportaba Schubert a aquellas reuniones era esencial que acabaron llamándose schubertiadas. Hemos realizado una selección de canciones que esperamos propicien una hermosa velada en que, por medio de la poesía y la música, podamos palpar la realidad íntima de toda alma humana, que, en medio de las alegrías y de los sufrimientos, es capaz de crear una belleza que nos remite, sin duda, a una última, o primigenia, luz esperanzadora, die Uhrlicht, como diría el último gran compositor romántico, Gustav Mahler.

Franz Schubert (1797 -1828)

Franz Schubert (1797 -1828)

Er hiess die Dichtung Tönen und reden die Musik.
Nicht Frau und nicht Magd,
als Schwestern umarmen sich Die beiden
über Schuberts Grab

Dio sonidos a la poesía y habla a la música.
Ni señora ni criada,
como hermanas se abrazan ambas
sobre la sepultura de Schubert.

Así reza uno de los epitafios preparados por el poeta Grillparzer para la tumba de Franz Schubert, expresando la capacidad inigualada de “el más poético de los compositores”, como diría luego Franz Liszt, de conjugar música y texto en sus canciones. Schubert alcanzó en sus treinta y un años de vida una altura artística sólo comparable a la de Mozart, Beethoven o Bach. La inagotable inspiración de este hombre menudo y desgarbado, rechazado por la mujer que amó en favor de un hombre de mejor posición económica, no cesó de fluir en medio de la estrechez, la depresión y la enfermedad, que no le impedían ser el alma de los encuentros amistosos entre los artistas del ámbito vienés, conocidos ya entonces como “schubertiadas”. Insuperable en su obra pianística o en la música de cámara, es tal vez en el lied donde alcanza la cumbre de su obra. Autor de cerca de seiscientas canciones, creó el concepto de “ciclo de lieder”, colección de canciones con un sentido unitario, siendo sus más importantes ciclos La bella molinera, El canto del cisne y Viaje de invierno.

Heideröslein (La pequeña rosa silvestre)
Texto: W. Goethe
Música: F. Schubert

Comentarios: Elaboró Goethe durante su estancia en Estrasburgo este poema, probablemente a partir de una canción popular del siglo XVII, que narra figuradamente la seducción a que es sometida una jovencita por parte de un desvergonzado muchacho. Bajo una forma poética y musical de extremada sencillez, se desarrolla el relato en tres estrofas que acaban con un melancólico lamento por la infeliz doncella.

Sah ein Knab' ein Röslein stehn,
Röslein auf der Heiden,
War so jung und morgenschön,
Lief er schnell, es nah zu sehn,
Sah's mit vielen Freuden.
Röslein, Röslein, Röslein rot,
Röslein auf der Heiden.

Knabe sprach: Ich breche dich,
Röslein auf der Heiden!
Röslein sprach: Ich steche dich,
Daß du ewig denkst an mich,
Und ich will's nicht leiden.
Röslein, Röslein, Röslein rot,
Röslein auf der Heiden.

Und der wilde Knabe brach
'sRöslein auf der Heiden;
Röslein wehrte sich und stach,
Half ihm doch kein Weh und Ach,
Mußt es eben leiden.
Röslein, Röslein, Röslein rot,
Röslein auf der Heiden.

Un muchacho vio una pequeña rosa,
una pequeña rosa silvestre
era joven y hermosa como la mañana
y corrió para verla de cerca
y la miró con gran alegría.
Rosita, rosita, rosita roja,
pequeña rosa silvestre.

Dijo el muchacho: ¡te cogeré,
pequeña rosa silvestre!
Dijo la rosa: te pincharé
para que siempre te acuerdes de mí,
pues no quiero sufrir.
Rosita, rosita, rosita roja,
pequeña rosa silvestre.

Pero el salvaje muchacho cogió
la pequeña rosa silvestre;
la pequeña rosa se defendió y le pinchó,
de nada le sirvieron los ayes y gemidos
y se vio obligada a padecer.
Rosita, rosita, rosita roja,
pequeña rosa silvestre


Sei mir gegrüßt (Yo te saludo)
Texto: F. Rückert
Música: F. Schubert

Comentarios: Apasionada serenata, en que el enamorado pretende superar la distancia y doblegar al Destino con la fuerza del torrente de amor que desborda su corazón. Las exquisitas variaciones armónicas que realiza Schubert a lo largo de las distintas estrofas dibujan toda la gama de temples anímicos presentes en el poema sin romper la continuidad. La sutileza de este lied en su aparente simplicidad hace de éste una venerada obra maestra y uno de los más interpretados en los recitales schubertianos.

O du Entrißne mir und meinem Kusse,
Sei mir gegrüßt, sei mir geküßt!
Erreichbar nur meinem Sehnsuchtgruße,
Sei mir gegrüßt, sei mir geküßt!

Du von der Hand der Liebe diesem Herzen
Gegebne, Du von dieser Brust
Genommne mir! Mit diesem Tränengusse
Sei mir gegrüßt, sei mir geküßt.

Zum Trotz der Ferne, die sich feindlich trennend
Hat zwischen mich und dich gestellt;
Dem Neid der Schicksalmächte zum Verdrusse
Sei mir gegrüßt, sei mir geküßt!

Wie du mir je im schönsten Lenz der Liebe
Mit Gruß und Kuß entgegenkamst,
Mit meiner Seele glühendstem Ergusse,
Sei mir gegrüßt, sei mir geküßt!

Ein Hauch der Liebe tilget Raum und Zeiten,
Ich bin bei dir, du bist bei mir,
Ich halte dich in dieses Arms Umschlusse,
Sei mir gegrüßt, sei mir geküßt!

¡Oh tú, arrancada de mi lado y de mis besos,
yo te saludo, yo te beso!
Sólo alcanzable a mis anhelantes saludos,
¡yo te saludo, yo te beso!

Tú, que de manos del Amor recibiste este corazón;
tú, arrancada de este pecho,
con este río de lágrimas,
¡yo te saludo, yo te beso!

Desafiando la distancia enemiga que nos separa y media entre tú y yo,
para provocar la envidia del Destino,
¡yo te saludo, yo te beso!

Como a mí en la feliz primavera del amor
venías con un saludo y un beso,
con la fuerza del torrente de mi alma
¡yo te saludo, yo te beso!

El aliento del amor borra el espacio y el tiempo;
yo estoy contigo, tú estás conmigo,
y te estrecho entre mis brazos:
¡yo te saludo, yo te beso!


Der Lindenbaum (El tilo)
del ciclo Winterreise (Viaje de Invierno)

Texto: W. Müller
Música: F. Schubert

Comentarios: La versión realizada por Müller de unas estancias populares dio lugar a una de las canciones más queridas por los alemanes merced a la autenticidad, belleza y hondura de la música creada para ellas por Schubert. Este lied forma parte del su ciclo Viaje de invierno (Winterreise), compuesto en 1827, que presenta las meditaciones de un caminante en medio de una cruda noche de invierno, recordando el amor perdido y luchando contra la desesperación. El tilo, amigo y confidente del caminante en pasadas horas de felicidad, se le aparece en la fría noche del desengaño y la tristeza como imagen del descanso, de la paz, tal vez, como interpreta Thomas Mann en La Montaña Mágica, de la muerte.

Am Brunnen vor dem Tore
Da steht ein Lindenbaum:
Ich träumt in seinem Schatten
So manchen süßen Traum.

Ich schnitt in seine Rinde
So manches liebe Wort;
Es zog in Freud und Leide
Zu ihm mich immer fort.

Ich mußt auch heute wandern
Vorbei in tiefer Nacht,
Da hab ich noch im Dunkel
Die Augen zugemacht.

Und seine Zweige rauschten,
Als riefen sie mir zu:
Komm her zu mir, Geselle,
Hier findst du deine Ruh!

Die kalten Winde bliesen
Mir grad ins Angesicht,
Der Hut flog mir vom Kopfe,
Ich wendete mich nicht.

Nun bin ich manche Stunde
Entfernt von jenem Ort,
Und immer hör ich´s rauschen:
Du fändest Ruhe dort!

Junto al pozo, frente al portón,
hay un tilo
a cuya sombra gocé
de dulces sueños.

En su corteza dejé
grabadas tantas palabras de amor;
sentía en mí su atracción,
en el gozo y en la pena.

Hoy hube de pasar junto a él
en la profu
allí, aún en la oscuridad,
cerré los ojos.

Sus ramas, como llamándome,
murmuraban
"ven a mí, compañero,
aquí encontrarás la paz."

Los vientos helados
soplaban en mi rostro,
el sombrero voló de mi cabeza,
pero yo no me volví.

Y ahora, a varias horas de distancia,
lejos de aquel lugar,
escucho todavía aquel murmullo:
"aquí encontrarás la paz."


Ständchen (Serenata)
del ciclo Schwanengesang (El Canto del Cisne)

Texto: L. Rellstab
Música: F. Schubert

Comentarios: Es esta Serenata el más célebre de los lieder compuestos por Schubert durante su último año de vida, compilados bajo el título de El canto del cisne. El piano evoca el pulso de una mandolina que acompaña el canto doliente y enamorado del trovador, que alterna el modo mayor y menor como cara y cruz de sus sentimientos. Las estrofas se cierran con el eco de la melodía en el piano. La agitación se desata súbitamente al comienzo de la última estrofa, para dulcificarse en el último verso: beglücke mich! (¡hazme dichoso!).

Leise flehen meine Lieder
Durch die Nacht zu dir;
In den stillen Hain hernieder,
Liebchen, komm zu mir!

Flüsternd schlanke Wipfel rauschen
In des Mondes Licht;
Des Verräters feindlich Lauschen
Fürchte, Holde, nicht.

Hörst die Nachtigallen schlagen?
Ach! sie flehen dich,
Mit der Töne süßen Klagen
Flehen sie für mich.

Sie verstehn des Busens Sehnen,
Kennen Liebesschmerz,
ren mit den Silbertönen
Jedes weiche Herz.

Laß auch dir die Brust bewegen,
Liebchen, höre mich!
Bebend harr' ich dir entgegen!
Komm, beglücke mich!

Suavemente te imploran mis canciones
en medio de la noche.
Aquí abajo, en la tranquila arboleda,
¡amada, ven conmigo!

Murmurantes, esbeltas copas susurran
a la luz de la luna;
el acecho hostil del traidor
no temas, amada.

¿Oyes gorjear a los ruiseñores?
¡Ay! Ellos te imploran,
con el sonido de dulces quejas
imploran por mí.

Comprenden el anhelo del pecho,
conocen el dolor del amor,
conmueven con los argentinos sonidos
a todo tierno corazón.

Deja también conmoverse tu pecho:
¡amada, escúchame!;
¡Trémulo aguardo el encuentro!
¡Ven, hazme dichoso!


Robert Schumann (1810-1852)

Robert Schumann (1810-1852)

Nacido en Zwickau (Sajonia), hijo de un librero, amante precoz de la literatura y la música, Robert Schumann representa la quintaesencia del romanticismo musical alemán. Tras abandonar los estudios de Derecho, decide estudiar piano con Friedrich Wieck. La carrera pianística de Schumann se trunca al lesionarse las manos en su impaciencia por alcanzar la perfección técnica, a raíz de lo cual se dedicará plenamente a la composición. Su obra, inicialmente centrada en el piano y el lied, se extenderá posteriormente, bajo la influencia de su esposa, a la música sinfónica, coral y camerística. En 1834 funda en Leipzig la revista Die neue Zeitschrift für Musik, que ejercería un papel esencial en la adecuada valoración del talento de compositores como Chopin, Berlioz o Weber en los círculos culturales de Alemania. En 1840 contrae matrimonio con Clara Wieck, hija de su maestro y excelente pianista a su vez, contraviniendo la voluntad del padre. Ese año compone sus más importantes ciclos de canciones: Liederkreis (Ciclo de Canciones), Dichterliebe (Amor de poeta), Frauenliebe und leben (Amor y vida de mujer), y Myrthen (Mirtos). A partir de 1844 comienzan a sufrir trastornos psíquicos de gravedad creciente (alterna periodos de creación febril con otros depresivos, padece fobias, oye voces y sonidos imaginarios). Continúa trabajando hasta 1854, siendo trasladado a un asilo tras intentar suicidarse lanzándose al Rin. Víctima además de una sífilis avanzada, muere en 1856, siendo enterrado en Bonn. Su mujer, Clara Wieck, se dedicó posteriormente a la interpretación y publicación de la obra de su marido.

Ich grolle nicht (No guardo rencor)
del ciclo Dichterliebe (Amor de poeta)

Texto: H. Heine
Música: R. Schumann

Comentarios: Texto de aguda ironía en que el amante despechado afirma no guardar rencor, pese a que realmente piensa que la vanidad y el egoísmo ciegan el corazón de su amada. Schumann expresa diáfanamente, con rotundos acordes y ritmo enérgico, la rabia que invade al amante mientras clama en vano contra ¿la ingrata?

Ich grolle nicht, und wenn das Herz auch bricht,
Ewig verlor'nes Lieb ! Ich grolle nicht.
Wie du auch strahlst in Diamantenpracht,
Es fällt kein Strahl in deines Herzens Nacht.
Das weiß ich längst.

Ich grolle nicht, und wenn das Herz auch bricht,
Ich sah dich ja im Traume,
Und sah die Nacht in deines Herzens Raume,
Und sah die Schlang', die dir am Herzen frißt,
Ich sah, mein Lieb, wie sehr du elend bist.
Ich grolle nicht.

No guardo rencor: aunque se me parta el corazón,
¡amor perdido para siempre!, no guardo rencor.
Aunque brilles con soberbia de diamante,
ni un rayo de luz penetra en la noche de tu corazón;
lo sé desde hace mucho tiempo.

No guardo rencor, aunque se me parta el corazón.
Te he visto, sí, en sueños,
y he visto la noche que habita tu corazón,
y he visto la serpiente que te lo devora;
he visto, amor mío, lo desdichada que eres.
No guardo rencor.


Im wunderschönen Monat Mai (En el maravilloso mes de mayo)
del ciclo Dichterliebe (Amor de poeta)

Texto: H. Heine
Música: R. Schumann

Comentarios: bellísima miniatura en que aparece como en un ensueño el recuerdo del amor en primavera. La delicada armonía schumaniana crea una atmósfera casi impresionista en la que flota una melodía de trazo tan sencillo como expresivo.

Evaristo Baschensis, Instrumentos musicales, s. XVII

Evaristo Baschensis, Instrumentos musicales, s. XVII


Im wunderschönen Monat Mai,
Als alle Knospen sprangen,
Da ist in meinem Herzen
Die Liebe aufgegangen.

Im wunderschönen Monat Mai,
Als alle Vögel sangen,
Da hab' ich ihr gestanden
Mein Sehnen und Verlangen

En el maravilloso mes de mayo,
cuando brotaban todos los capullos,
entonces, en mi corazón
surgió el amor.

En el maravilloso mes de mayo,
mientras los pájaros cantaban,
entonces fue que le confesé
mis anhelos y deseos.


Johannes Brahms (1833-1897)

Johannes Brahms (1833-1897)

Hijo de un contrabajista hamburgués, recibió de él sus primeros estudios musicales, aportando desde muy joven dinero a la familia tocando el piano en tabernas y restaurantes (siempre conservará la simpatía por el folklore alemán y húngaro), y más tarde dando clases y conciertos. Durante una gira con el violinista húngaro Eduard Reményi en 1853 conoce a Robert Schumann, quien haría notar a través de su Neue Zeitschrift für Musik el talento del joven músico ("En la cuna de Brahms montaron guardia las Gracias y las Musas"). Ahí se iniciaría también la relación de íntima amistad con la esposa de éste, Clara Wieck, de quien pudo estar platónicamente enamorado (Brahms nunca se casó, teniendo verdadero pánico a declararse a una mujer, pese a mostrarse abierto y afable con ellas). Enormemente autoexigente y respetuoso con la tradición musical (hasta los 43 años no se decidió a publicar una sinfonía, que fue calificada como “la décima de Beethoven), La música de Brahms se caracteriza por una ternura y melancolía intensas acompañadas de una profunda reflexión y de una soberbia perfección técnica. Incluso en obras relativamente tempranas manifiesta una madurez de pensamiento y una preocupación por lo trascendente extraordinarias (es el caso del Requiem alemán, compuesto a los 38 años). En sus canciones se concentran los rasgos esenciales de su personalidad musical. Desde la temprana Canción de cuna a las 4 canciones serias sobre textos bíblicos, compuestas un año antes de su muerte, predomina en ellas lo melancólico, lo crepuscular, el amor soñado y el dolor presente, envueltos en la belleza de una música que habla de una última esperanza.

Feldeinsamkeit (Soledad campestre)
Texto: H. Allmers
Música: J. Brahms

Comentarios: refleja este lied uno de los temas recurrentes en la música de Brahms: la nostalgia por la paz de espíritu, sólo conocida en este mundo por el recién nacido, que el poeta sueña gozar en el mundo futuro, al otro lado de la muerte; la naturaleza le anticipa, en un instante privilegiado, esa experiencia.

Ich ruhe still im hohen grünen Gras
Und sende lange meinen Blick nach oben,
Von Grillen rings umschwirrt ohn Unterlaß,
Von Himmelsbläue wundersam umwoben.

Die schönen weißen Wolken ziehn dahin
Durchs tiefe Blau, wie schöne stille Träume;
Mir ist, als ob ich längst gestorben bin
Und ziehe selig mit durch ew'ge Räume.

Descanso tranquilo sobre la alta hierba verde
y dirijo largamente mi mirada a lo alto,
reclamado constantemente por los grillos,
envuelto por el maravilloso azul del cielo.

Las bellas nubes blancas surcan
el profundo azul, como sueños tranquilos y dulces.
Me siento como si hubiera muerto hace tiempo,
y navego con ellas por la Morada Eterna.



Gustav Mahler (1860-1911)

Gustav Mahler (1860-1911)

Es, junto con Brahms, el último gigante del romanticismo musical alemán. Con él coincide en la profunda inquietud metafísica y espiritual (decía estar continuamente “telefoneando a Dios” al concebir su música), manifestada en obras como la sinfonía Resurrección, la Canción de la Tierra o sus canciones sobre textos de Friedrich Rückert. Es característico de su estilo el carácter melancólico, el planear continuo de la idea de la muerte sobre su obra.

Um Mitternacht (A medianoche)
Música: G. Mahler
Texto : F. Rückert

Comentarios: Noche, soledad, vacío. Unas notas mínimas se oyen, como una tenue llamada en medio el silencio, como la inquietud que mantiene despierto al poeta. No tiene a qué agarrarse: al universo, a las ideas… sólo hay un sordo dolor. Y toda lucha es vana: el hombre no puede dar por sí mismo sentido a su existencia. Entonces surge del fondo del alma el acto de fe: sí, ahí esta Dios, el que vela en la noche profunda, el que todo lo sostiene. Unos acordes solemnes anuncian Su presencia. Los arpegios del consuelo se escuchan finalmente mientras el poeta contempla a su Guardián.

Um Mitternacht
Hab' ich gewacht
Und aufgeblickt zum Himmel;
Kein Stern vom Sterngewimmel
Hat mir gelacht
Um Mitternacht.

Um Mitternacht
Hab' ich gedacht
Hinaus in dunkle Schranken.
Es hat kein Lichtgedanken
Mir Trost gebracht
Um Mitternacht.

Um Mitternacht
Nahm ich in acht
Die Schläge meines Herzens;
Ein einz'ger Puls des Schmerzes
War angefacht
Um Mitternacht.

Um Mitternacht
Kämpft' ich die Schlacht,
O Menschheit, deiner Leiden;
Nicht konnt' ich sie entscheiden
Mit meiner Macht
Um Mitternacht.

Um Mitternacht
Hab' ich die Macht
In deine Hand gegeben!
Herr! über Tod und Leben
Du hältst die Wacht
Um Mitternacht!

A medianoche
Me desperté
Y miré hacia el cielo;
Ninguna estrella del firmamento
Me sonrió
A medianoche.

A medianoche
Mi mente atravesó
Oscuros pensamientos.
Ninguna idea luminosa
Me trajo consuelo
A medianoche.

A medianoche
Tuve constancia de los latidos
De mi corazón;
Un solo pulso de dolor
Me inquietaba
A medianoche.

A medianoche
Libré la batalla,
Oh, humanidad, de tus dolores;
No logré vencerla
Con mi fuerza
A medianoche.

¡A medianoche
He entregado el poder
En tus manos!
¡Señor! ¡Sobre la vida y la muerte,
Tú eres el guardián
A medianoche



Enrique Granados (1867-1916)

Enrique Granados (1867-1916)

Representa el leridano Granados, uno de los discípulos del gran musicólogo Felipe Pedrell, la asimilación del romanticismo europeo y del impresionismo francés en España. La elegancia de su técnica pianística, emparentada con la de Schumann, Chopin, Grieg y Debussy se une a la riqueza del folclore español dando lugar a una obra exquisita, que junto con la de Isaac Albéniz reintrodujo a España en la corriente de la gran música europea. La Primera Guerra Mundial truncó su vida al ser torpedeado el barco en que regresaba junto a su mujer de Nueva York tras el estreno de su ópera Goyescas.

El majo olvidado (tonadilla)
Texto: F. Periquet
Música: E. Granados

Comentarios: Según el académico y crítico Antonio Fernández-Cid, las tonadillas son “el mas perfecto logro, el mas sazonado y redondo, el mas personal entre cuantos llevan la firma de Enrique Granados”. Estas canciones, que evocan aquél género dieciochesco, con sus conflictos y requiebros entre majos y majas, ora líricas, ora cómicas, cuentan con textos del colaborador habitual de Granados, Fernando Periquet. Así como en la versión operística de las Goyescas no se logró una sintonía satisfactoria entre el texto y música, en las tonadillas el hermanamiento es absolutamente perfecto. El majo olvidado, canción expresamente pensada para voz de barítono, utiliza una armonía de corte impresionista para crear un ambiente hondamente melancólico para el lamento de este majo, que en su sección central se expresa con aires de jota aragonesa.

Cuando recuerdes los días pasados,
piensa en mí.
Cuando de flores se llene tu reja,
piensa en mí.

Cuando en las noches serenas
cante el ruiseñor,
piensa en el majo olvidado
que muere de amor.

¡Pobre del majo olvidado!
¡Qué duro sufrir!
Pues que la ingrata le deja,
no quiere vivir.


Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)

En honor a Mozart

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)

La capacidad de asimilación de Mozart le permitió recoger la herencia de los maestros barrocos (Häendel, J. S. Bach), las innovaciones de J. C. Bach y F. J. Haydn, y el espíritu prerromántico del Sturm und Drang, así como la melodía popular, integrándolos genialmente en su propia creación. Asímismo, de su compleja personalidad surge una música cuyo carácter va de lo infantil a lo apasionado, de lo elegante a lo trágico, del humor al terror, del juego al fervor religioso. Como en el caso de Schubert, una muerte temprana puso límite a un torrente creador de fuerza incomparable.

Ein Mädchen oder Weibchen (Una muchachita o mujercita)
Texto: E. Schikaneder
Música: W. A. Mozart

Comentarios: Mozart compuso un importante número de canciones para su esposa, la soprano Constanze Weber, y para la hermana de ésta, Aloysia. La canción popular también está presente en su obra, en numerosas alusiones en forma de variaciones instrumentales, y de un modo muy especial en el singspiel: en La Flauta Mágica; las dos arias de Papageno beben de esta veta popular, que el genio mozartiano reviste y universaliza.

Ein Mädchen oder Weibchen
Wunscht Papageno sich.
O, so ein sanftes Taubchen
War Seligkeit fur mich!

Dann schmeckte mir Trinken un Essen,
Dann konnt ich mit Fursten mich messen,
Des Lebens als Weiser mich freun,
Und wie im Elysium sein.

Ein Mädchen oder Weibchen...

Ach, Kann ich keiner von allen
Den reizenden Mädchen gefallen?
Helf eine mir nur aus der Not.
Sonst gram ich mich wahrlich zu Tod.
Ein Mädchen oder Weibchen...

ird keine mir Liebe gewahren,
So mub mich die Flamme verzehren!
Doch kubt mich ein weiblicher Mund,
So bin ich schon wieder gesund!

Una muchachita o mujercita
Es lo que necesita Papageno:
¡Oh, una tierna palomita
Sería la felicidad para mí!

Entonces disfrutaría de la comida y la bebida,
entonces podría medirme con los príncipes,
disfrutar de la vida como un sabio
y estar como en el Elíseo.

Una muchachita o mujercita...

¡Ah!, ¿no podrá ser que le guste yo
a una sola de las encantadoras muchachas?
¡Que me saque alguna de mi necesidad
o ciertamente me moriré de desesperación!

Una muchachita o mujercita...

¡Si ninguna me ofrece su amor
Me consumirán las llamas!
¡Pero si me besan los labios de una mujer,
recuperaré la salud inmediatamente!



Deh, vieni alla finestra (¡Ah, sal a la ventana!)
Don Giovanni (Don Juan)

Texto: L. da Ponte
Música: W. A. Mozart

Comentarios: esta serenata que Don Juan canta a la ventana de doña Elvira (¡para seducir a su criada!) es elaborada por Mozart con enorme habilidad armónica, creando una melodía verdaderamente seductora, con el preceptivo acompañamiento de cuerda pulsada, de deliciosa gracia y ligereza.

Deh, vieni alla finestra, o mio tesoro!
Deh, vieni a consolar il pianto mio:
se neghi a me di dar qualche ristoro,
davanti agli occhi miei morir vogl'io.

Tu ch'hai la bocca dolce più del miele,
tu che il zucchero porti in mezzo al core,
non esser, gioia mia, con me crudele:
lasciati almen veder, mio bell'amore!

¡Ah sal a la ventana, tesoro mío!
¡ah, ven a consolar mi llanto!.
Si me niegas tu consuelo,
quiero morir ante tus ojos.

Tú que tienes la boca más dulce que la miel.
Tú que llevas azúcar en el corazón.
No seas, mi contento, cruel conmigo;
¡déjame al menos verte, mi bello amor!



Para terminar, un homenaje a la Música

Las schubertiadas acababan casi invariablemente con un lied con texto de Franz von Schober, que agradece al arte de la Música el habernos traído consuelo en horas difíciles y logrado hacer renacer la esperanza en nuestro corazón.

An die Musik (A la Música)
Texto: F. von Schober
Música: F. Schubert

Javier Ibarz Gabardós

Du holde Kunst, in wieviel grauen Stunden,
Wo mich des Lebens wilder Kreis umstrickt,
Hast du mein Herz zu warmer Lieb entzunden,
Hast mich in eine beßre Welt entrückt!

Oft hat ein Seufzer, deiner Harf' entflossen,
Ein süßer, heiliger Akkord von dir
Den Himmel beßrer Zeiten mir erschlossen,
Du holde Kunst, ich danke dir dafür!

¡Oh, arte benévolo, en cuántas horas sombrías,
cuando me atenaza el círculo feroz de la vida,
has inflamado mi corazón con un cálido amor,
me has conducido hacia un mundo mejor!

Con frecuencia se ha escapado un suspiro de tu arpa,
un dulce y sagrado acorde tuyo
me ha abierto el cielo de tiempos mejores.
¡Oh, arte benévolo, te doy las gracias por ello!


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