Humanizar la salud
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Sentido de la vida y salud mental

La búsqueda de un sentido vital ayuda a afrontar las dificultades, a tener mayores satisfacciones, a luchar contra la enfermedad y a tener una mejor salud mental

Mª Isabel Rodríguez Fernández

Por Mª Isabel Rodríguez Fernández

Artículo publicado en la revista Acontecimiento. Revista de pensamiento personalista y comunitario del Instituto Emmanuel Mounier, Número 74, 2005/1, Año XXI, p. 47-49
Sentido de la vida y salud mental

El sentido de la vida es lo que le da significado y ayuda a encontrar un soporte interno a la existencia. Sin dicho soporte interno es más probable que la psique se vuelva más frágil y, por consiguiente, tenga más probabilidades de enfermar. Esto no quiere decir que la enfermedad psíquica se origine exclusivamente en la ausencia de sentido vital, sino que tal vez éste sea un factor importante para explicar, entender y prevenir la enfermedad mental, e incluso podría darnos pautas de cara al tratamiento psicoterapéutico.

Dicho significado puede referirse a la vida en general pero siempre en cada situación concreta que a uno le toca vivir con su personalidad y sus propios recursos. Este deseo de significado es una necesidad específica no reducible a otras necesidades y está presente en mayor o menor grado en todos los seres humanos (Frankl, 1999). Además dicho significado también puede servir de apoyo a la hora de afrontar situaciones adversas.

El sentido no es el mismo para todos los seres humanos, pues cada uno ha de hallarlo en función de sus propias circunstancias y en función de sus propios objetivos en la vida y sus posibilidades. Cada ser humano ha de hallar aquello que para él confiere un significado a su vida.

El significado debe hallarse a través de una búsqueda personal, no puede darse a otro. No hay respuestas estándar para hallar un sentido a la vida. Aunque haya elementos comunes (escalas de valores) entre las personas que han encontrado sus respuestas, cada uno ha de llegar a su propia solución por sí mismo, tiene que descubrirlo en la vida misma.

Dicha búsqueda puede ser una fuente de motivación para seguir viviendo y para asumir las propias obligaciones. "La lucha por encontrar un significado en la propia vida constituye la primera fuerza de motivación del hombre" (Frankl, 1988).

El sentido es, a la vez, subjetivo y objetivo. La conciencia personal es la encargada de armonizar el significado subjetivo con el sentido objetivo.

Para algunas personas, el "sentido" tiene un carácter espiritual o trascendente, pues buscar sentido puede implicar la búsqueda de un orden superior. Frankl (1999) define la religión como: "la búsqueda del hombre del significado último" o "la realización del deseo de llegar al significado último", y afirma que existe un sentido religioso fuertemente enraizado en las profundidades inconscientes de todos y cada uno de los hombres.

La salud mental puede conceptualizarse como lo que está por encima de lo normal, como un estado mental que es deseable objetivamente, como la capacidad de amar y trabajar, como una psicología positiva que busca desarrollar las potencialidades, y desde la perspectiva del desarrollo saludable del adulto

Para Yalom (1984) el sentido de la vida debe contemplarse desde una perspectiva que permita apreciar su desarrollo en el tiempo, pues los tipos de significado cambian a lo largo de la vida, se produce un cambio de prioridades y de valores a lo largo de la vida pues no aspira a conseguir lo mismo un niño, un adolescente, un adulto o un anciano. En cada época de la vida, se desarrollan predominantemente un tipo de valores. Algunos autores consideran que los experienciales alcanzan su máxima expresión entre los 13 y 15 años, los de creación alrededor de los 40-45 años y los de actitud sobre todo a partir de los 65 años.

El desarrollo del sentido se ve influido por el contexto cultural, las experiencias pasadas, el nivel de conocimientos y los sistemas de creencias.

Relación entre sentido en la vida y salud mental

Es relativamente fácil definir lo que es la enfermedad mental, pero para definir la salud mental encontramos bastantes limitaciones y menores posibilidades de acuerdo entre diferentes autores.

La salud mental es algo más que la ausencia de síntomas. La salud mental puede conceptualizarse como lo que está por encima de lo normal, como un estado mental que es deseable objetivamente, como la capacidad de amar y trabajar, como una psicología positiva que busca desarrollar las potencialidades, y desde la perspectiva del desarrollo saludable del adulto (que tiene que ver con una madurez en la que hay un "desarrollo del ser en su esencia y sentido" y una capacidad de mantener dicho sentido). También puede relacionarse con la inteligencia emocional o social, con el bienestar subjetivo (un estado mental que se percibe subjetivamente como felicidad y que se desea). Y por último puede relacionarse con la resiliencia, con una capacidad de mantenerse integrado y saber responder ante las dificultades (Acevedo, 2002; Vaillant, 2003).

La existencia del deseo de significado es un criterio fiable de salud mental (Frankl, 1999). Dicho deseo suele perderse en muchas situaciones de depresión en las que ya no se ve salida ni sentido a nada y ni siquiera hay ya deseo de encontrarlo.

También se ha hallado una relación importante entre hallar sentido a la vida y bienestar psicológico, lo cual indica la importancia de esta dimensión a la hora de evaluar el estado de salud mental de cualquier persona.

El sentido además, es necesario para la satisfacción humana. ¿Y no hay una relación clara entre satisfacción y salud mental?

La percepción precisa del self del mundo y el futuro son esenciales para la Salud Mental. Si uno tiene claro cuál es su papel en el mundo, muy relacionado con el sentido que da a su vida, y percibe el futuro de forma positiva (lo que también tiene relación con el sentido) es más probable que alcance y conserve su estabilidad mental.

Para algunas personas el sentido de la vida tiene que ver con lo espiritual o lo trascendente. Existen numerosos trabajos que muestran la relación entre espiritualidad y salud. Así, se ha asociado con un menor uso de los servicios hospitalarios, menor tendencia a consumir drogas o a fumar. También se ha asociado la espiritualidad con menor depresión, mayor bienestar subjetivo y menor impacto de eventos vitales traumáticos o estresantes.

Si uno tiene claro cuál es su papel en el mundo, muy relacionado con el sentido que da a su vida, y percibe el futuro de forma positiva (lo que también tiene relación con el sentido) es más probable que alcance y conserve su estabilidad mental

Para Frankl (1999) la carencia de significado es un indicador de desajuste emocional. La necesidad de sentido hoy en día no se satisface plenamente, pues son muchas las personas que sufren lo que Frankl llamó "vacío existencial", que consiste en vivir sin encontrar un sentido a la propia vida. Este "vacío existencial" es la principal característica de lo que Frankl denominó "neurosis noógena" (que serían un 20% de las neurosis).

El deseo de significado se está frustrando a nivel mundial, pues va en aumento el número de personas que experimentas un sentimiento de falta de sentido que puede adoptar cualquier forma clínica neurótica con diferentes cuadros sintomáticos (alcoholismo, depresión, obsesión, etc.). Los síntomas, en estas neurosis, serían una manifestación de desviaciones en la voluntad de significado (Frankl, 1998).

Existen diferentes manifestaciones de la carencia de sentido o vacío existencial: el "espíritu de cruzada o aventurismo" (abrazar de forma compulsiva una causa o actividad, independiente de su valor o contenido, como respuesta a la falta de propósito, lo que puede llevar al fanatismo); nihilismo (desacreditación de las actividades que los demás lleven a cabo, desesperación); "forma vegetativa" (que consiste en un estado de aburrimiento, con indiferencia y apatía que puede llevar a una depresión), etc. (Yalom, 1984).

Yalom (1984) encontró que el 30% de los pacientes que le hicieron una demanda de psicoterapia en el hospital de día psiquiátrico, presentaban problemas graves que tenían que ver con el significado de sus vidas. Y observó que el número de pacientes que acuden a un psiquiatra por pérdida del significado de sus vidas estaba en aumento, lo que este autor atribuye a que hay menos fuentes de significado que antiguamente (que por ejemplo venía dado por la religión y había menos tiempo para cuestionarse el sentido por tener que dedicarse más tiempo a resolver necesidades básicas de supervivencia). Para Yalom, la falta de significados va estrechamente ligada al ocio (que nos enfrenta a nuestra libertad) y a la falta de obligaciones. Explica que el hombre del mundo moderno tiene que enfrentarse a la vida sin un sistema de significado cósmico basado en la religión y, además, separado de la naturaleza y de la cadena elemental de la vida.

La pérdida de sentido también puede ser consecuencia de una situación de depresión que desenfoca la explicación del sentido de la vida y de las metas que la orientan.

Existe gran variedad de estudios en los que se han hallado correlaciones ente las puntuaciones del PIL (Purpose In Life Test, test de Sentido en la Vida) y diferentes variables. Se ha hallado que una baja puntuación en el PIL (poco sentido de la vida) se asocia a diferentes alteraciones psicopatológicas o a un mal ajuste social. Por otra parte, se han hallado puntuaciones altas en el PIL (mayor sentido de la vida) en pacientes físicamente muy enfermos. Los autores dedujeron de estos resultados que la cercanía de la muerte sirve de catalizador a los enfermos graves para pactar la paz con sus vidas. También tienen una puntuación más elevada las personas con creencias religiosas muy arraigadas. Lo mismo sucede con las monjas que alcanzan éxito en sus tareas y en las personas con menor miedo a la muerte. También hay correlación con el hecho de estar comprometido en grupos organizados, dedicación a deportes o pasatiempos, una visión más positiva del mundo, orientación hacia determinadas metas destinadas a trascender el yo y estudiantes que eligieron sus profesiones por vocación.

Afrontamiento de la enfermedad mental, medidas preventivas y de promoción de la salud en general

Respecto a cómo afrontar la enfermedad mental, desde lo expuesto previamente se puede deducir que ante esta dificultad como ante otras que plantea la vida, el buscar un sentido a la situación o a la propia vida puede ayudar y en esta dirección se trabaja desde la logoterapia. Ayudando a buscar un sentido a la vida se soporta mejor la dificultad o el sufrimiento o incluso a través de esto uno puede realizar su sentido mediante el desarrollo de valores de actitud.

La pérdida de sentido puede ser consecuencia de una situación de depresión que desenfoca la explicación del sentido de la vida y de las metas que la orientan

Existen también estudios que muestran que el hallar sentido fomenta un afrontamiento positivo de las dificultades y aumenta la esperanza. El sentido que encuentran las personas a lo que les sucede, influye en las estrategias de afrontamiento, haciendo que estas sean más exitosas ante cualquier dificultad. Según Frankl (1988), el sufrimiento deja de ser en cierto modo sufrimiento en el momento en el que encuentra un sentido y, por el contrario, la desesperación se produce por un sufrimiento sin sentido.

Yalom (1980) mostró que los individuos necesitaban encontrar sentido a la vida en las situaciones adversas que experimentan, particularmente ante la enfermedad, la muerte y el sufrimiento.

De todo lo dicho podríamos deducir que si estimulamos a nuestros pacientes a buscar un sentido en la vida les ayudaremos a afrontar mejor sus dificultades, a tener mayores satisfacciones, a luchar contra su enfermedad y en definitiva a tener una mejor salud mental.

En esta línea, como medida preventiva y de promoción general de la salud en la población, situamos como medida de especial relevancia, el potenciar el desarrollo de las personas en lo que están llamadas a ser, ayudando a su integración personal, a la participación y a su aportación a la comunidad, contribuyendo así a su logro interior de sentido.

Bibliografía

- Acevedo, G. (2002). Logoterapia y resiliencia. NOUS. Boletín de Logoterapia y Análisis Existencial, (6), 23-40

- Frankl, V. E. (1988). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder.

- Frankl, V. E. (1998). La voluntad de sentido. Barcelona: Herder.

- Frankl, V. E. (1999). El hombre en busca de sentido último. Barcelona: Paidós.

- Vaillant, G. E., Mental health, The American Journal of Psychiatry, Aug 2003, Vol. 160, Iss. 8, p. 1373

- Yalom, I. D. (1984 ), Psicoterapia Existencial. Barcelona: Herder.


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