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¿Se puede salvar lo humano, las cosas...?

¿Qué caracteriza la experiencia de Dante?... Dante y la Edad Media tenían claro que lo que mueve la vida se puede definir con una palabra: deseo. La vida es por naturaleza deseo, esperanza, tiende a la felicidad. No penséis que el tema de la Divina Comedia es el más allá o el problema de Dios. La preocupación de Dante no es el más allá, su primer motivo para escribir no es la pregunta por lo que hay después de la muerte; es el asombro ante la realidad.

El verdadero infierno es que la última palabra sobre ti es tu mal. Pero el mal se puede hacer camino y podemos recorrerlo en compañía de los nuestros, perdonándonos, sosteniéndonos en el amor -porque el amor es eso, recorrer juntos el camino perdonándonos y sosteniéndonos, a la busca de lo eterno-.

La realidad te habla, te solicita, te atrae a sí. Venimos al mundo con una promesa, la promesa de un bien. Cuando vienes al mundo, cuando sales del vientre de tu madre, constatas que las cosas tienen un atractivo; pero como las cosas nunca son suficientes, plantean el problema religioso. Casi diría que el problema religioso es secundario; viene después del problema existencial. El hombre que viene al mundo no tiene el problema de lo divino; tiene el problema de querer bien a su mujer, de saber por qué se muere, por qué hay tanto dolor, y qué quiere decir tener amigos y ser fiel a ellos, y por qué se come y se bebe, y saber acerca de la verdad y la mentira, acerca del bien y del mal.

Y por esta pregunta incesante, por este deseo de bien, se plantea el problema: ¿habrá algo que resista el paso del tiempo, que salve esta realidad que sucumbe, habrá alguien que salve lo humano? ¿Todo en nuestra vida, nuestras relaciones y sueños, se deslizan inevitablemente hacia la muerte y el sinsentido, o hay otro camino? Dante el cristiano, el medieval, afirma: Tiene que haber otro camino, no es posible que la vida sea tan absurda.

¿Y qué será el Paraíso? ¿Mirar a Dios cara a cara? ¡No, un Paraíso sin mi mujer, sin Beatriz, no me interesa. Si hay un Paraíso, deben estar en él mi mujer, mis padres, mis hijos, mis amigos, las cosas que he amado. Y la hierba -diría Francisco de Asís-, y las nubes y la lluvia, y el agua y la tierra y el cielo…

Dante nos acompaña para afrontar con realismo las exigencias de la vida. No porque tiene una teoría sino porque tiene un camino que proponernos, un drama, el mismo que él ha vivido en primera persona, el drama de nuestra libertad.

El tema de la Divina Comedia es la posibilidad de que la vida se salve, de que en ella se pueda cumplir el deseo que me constituye, la sed de felicidad que llevo dentro. La vida es el deseo incesante que nos mueve hacia el bien supremo, que nos hace buscar la felicidad, que mantiene despierta y anhelante nuestra vida. Y si la naturaleza de la vida es este deseo incesante, compartirlo es el contenido de toda amistad verdadera. ¿Quién es tu verdadero amigo? Aquel que sostiene tu deseo, que lo hace crecer, viviendo ambos juntos en el mismo querer.

Dante nos grita: “Amigos, se puede, se puede atravesar este infierno que es la vida.” El verdadero infierno es que la última palabra sobre ti es tu mal. Pero el mal se puede hacer camino y podemos recorrerlo en compañía de los nuestros, perdonándonos, sosteniéndonos en el amor -porque el amor es eso, recorrer juntos el camino perdonándonos y sosteniéndonos, a la busca de lo eterno-.

Deseo: “de-sidera”, lo que tiene que ver con las estrellas. Dante cierra cada una de las tres partes de la Comedia con la palabra estrellas, stelle. El último verso del Infierno: “por donde salimos a ver de nuevo las estrellas”; el último verso del Purgatorio: “purificado y dispuesto a subir a las estrellas”; el último verso del Paraíso, “el amor que mueve el sol y las demás estrellas”. Dante os viene a decir: Os llevo a ver que vuestra vida de hoy, hecha de cosas pequeñas que pasarán, está salvada. Porque esas cosas pequeñas no acabarán en la nada: están salvadas. Miran a las estrellas, son movidas por un deseo profundo de lo eterno. Dios las ha hecho así, como a nosotros. Somos deseo de lo Infinito. Sed leales a vuestro corazón, que grita “deseo”, y sentiréis que late por eso, que se levanta por eso, que tiene el coraje de vivir cada día por eso, que trabaja por eso, que trae al mundo hijos por eso. Se puede vivir así, se puede: venid conmigo, porque yo he hecho este camino.

Hay que leer la Divina Comedia así, sabiendo que Dante toma la pluma porque ha visto su vida y a Dios, porque ha visto el final del camino. Y vuelve atrás para contar a sus amigos: venid conmigo, se puede vivir a la altura del propio deseo. Y hasta lo más pequeño está en relación con las estrellas, con el misterio, está salvado.

La Divina Comedia es la aventura de un hombre que ve salvada la vida después de haber pasadoa través de la gran tribulación, de la experiencia de la caducidad, de la muerte y de los errores humanos: “A la mitad del camino de nuestra vida / me encontré en una selva oscura / porque había perdido el buen camino.” “…El camino de nuestra vida”. Dante habla en primera persona pero se refiere a la vida en plural: “nuestra vida”. ¿Contradicción? Dante siente la responsabilidad de acompañar a los hombres, no de vivir su aventura vital en solitario. -Estoy hablando de “nosotros”, también de ti, estoy hablando también de tu vida.

(Adaptado de FRANCO NEMBRINI. Dante, poeta del deseo. Infierno.)


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