Sang Woo y su abuela
(Lee Jeong-hyang. Corea del Sur, 2002)
Película escrita y dirigida por Lee Jeong-hyang, Sang Woo y su abuela (Corea del Sur, 2002), cuenta una historia en cierto modo menor: la llegada de Sang Woo, un caprichoso y egoísta niño de siete años criado en la capital, a la apartada aldea en la que vive su abuela materna, que es muda y está aquejada de una tremenda desviación de columna que le obliga caminar llamativamente encorvada, y que vive sola y muy pobremente en la ladera de una empinada colina.
A los 78 años, Kim Eul-boon desempeña el papel de la abuela quien, además de nunca haber actuado antes, no había visto una película en su vida.
En el arranque de la narración, llama la atención el desprecio y la tiranía, rayando en violencia, que el niño, con su descontento y mal genio permanentes, ejerce sobre su madre, a la que se ve superada por todas partes. La película se inicia con el penoso trayecto en autobús del niño y de la madre, la cual se ha quedado sin trabajo y deberá ponerse buscarlo, por lo que tendrá que dejar al pequeño al cuidado de la abuela.
Se deduce que la madre no ha sabido o no ha podido atender al chico. De esa falta de atención se deriva su comportamiento insoportable, su descontento...
Una vez en la aldea, Sang Woo comienza a sufrir su nuevo y austero estilo de vida, con los insectos, la falta de electricidad, de baño, de establecimientos de comida rápida…; todo se muestra como una carencia terrible ante sus ojos. Al principio, la relación entre ambos será difícil, ya que el pequeño se resistirá a un cambio de hábitos que no le complace, mientras su abuela intenta hacer todo lo posible por contentarlo. La anciana hace lo imposible por tratar de darle los gustos que reclama, pero debido a su edad, sus limitaciones y aislamiento falla en entender sus deseos, y estas carencias provocan la ira cruel y la tristeza de Sang Woo.
Una y otra vez, éste jugará malas pasadas a la abuela, como esconderle los zapatos para que tenga que andar por el bosque descalza o romperle un valioso jarrón. Sang-Woo desprecia la comida que la abuela prepara con todo su amor, y una y otra vez ella lo asumirá y seguirá luchando por contentarle.
El personaje de la abuela es sencillamente increíble... Aparentemente es un personaje frágil, con la inclinación de su espalda, su bastón, su lento andar, su incultura y su poca vista. Pero nada más lejos de la realidad: la abuela es una mujer fuerte y resistente -curtida por la vida en medio de la naturaleza, en oposición a la fragilidad de la gente criada en la urbe- que soporta de manera resignada y humilde los ataques y rechazos de su nieto.
Ante la crispación del pequeño, la abuela realiza con frecuencia un gesto de cariño y de disculpa, describiendo un círculo con su mano derecha por encima del corazón.
Si el niño es displicente hasta desesperar al espectador, la paciencia de la abuela es infinita. Paciencia acompañada de privaciones personales para poder atender al niño, ejemplos de atención y cuidado a él y también a los vecinos del pueblo…
El niño, alejado de tantas cosas superfluas y de un “maternalismo” complaciente, poco a poco va aprendiendo a valorar la intención de su abuela más que sus resultados. A lo largo de la narración vamos viendo como, gracias a los amorosos gestos de ésta, un iracundo, caprichoso y egoísta Sang Woo se va transformando en un nieto agradecido que, a pesar de no querer demostrarlo, llega a adorar a su abuela. Es la simple y contundente psicología -y la eficacia- del amor verdadero.
Niñez y vejez, materialismo urbano frente a sencillez rural, torrente de palabras inútiles y caprichosas contra silencios reflexivos. Todo ello conlleva una permanente y directa confrontación que busca ofrecer una lección pedagógica, una suerte de amable fábula moral. La película impresiona por su sencillez provocadora. Pero en lugar de impactar al espectador con escenas cargadas de dramatismo, apuesta por las anécdotas, las insinuaciones y las metáforas, siempre a partir de los pequeños detalles de los que se compone la narración.
En España, esta película se ha titulado “Sang Woo y su abuela”, pero en Argentina o en otros países sudamericanos recibió el título de “Camino a casa” y “Todos los caminos llevan a casa”.