San Martín de Frómista
(Frómista, Palencia)
La iglesia de San Martín de Frómista, situada en el Camino de Santiago, fue construida en la segunda mitad del siglo XI por orden de doña Mayor de Castilla, como parte de un Monasterio dedicado a San Martín, hoy desaparecido. Las primeras noticias del año 1066, en el que ya se había iniciado su construcción. Su estilo se relaciona con el románico de la zona de Palencia, así como con la Catedral de Jaca, alguno de cuyos canteros pudo trabajar en su edificación. En el año 1118 pasó a depender del priorato benedictino de San Zoilo, en Carrión de los Condes. Los monjes lo abandonaron poco después, en el siglo XIII.
La apariencia exterior de la Iglesia es característica del románico. Sobre sus naves, de escasa altura, destacan el cimborrio octogonal sobre el crucero y las dos torres cilíndricas a ambos lados de la fachada principal. Las tres naves, con bóveda de cañón, la central más ancha y alta que las laterales, terminan en tres ábsides circulares.
Desde el exterior se advierten sus muros sólidos, con escasos ventanales con arcos de medio punto en los ábsides y en los laterales del templo. En las fachadas, a modo de cornisa, se extiende un adorno ajedrezado de piedra a diferentes alturas. Además, bajo los aleros de las puertas y tejados hay más de 300 pequeños canecillos, con figuras similares a gárgolas, representando animales, seres humanos y seres mitológicos o fantásticos. Sobre la puerta principal hay un crismón de seis brazos, de dudosa antigüedad.
La iglesia presenta una planta basilical, formada por tres naves de distinto tamaño separadas por pilares compuestos. La nave principal o central es más ancha que las dos laterales, y las tres terminan en ábsides semicirculares. En el caso de esta iglesia, la planta basilical está combinada con la forma de cruz latina, con el cimborrio octogonal situado sobre el crucero.
El interior de la iglesia, aunque en general sobrio, tiene algunos elementos decorativos de interés. Destacan los capiteles de las columnas (algunos de ellos, reconstrucciones modernas de los originales), con imágenes vegetales, animales o narrativas. Entre ellos merece la pena observar con detenimiento los dedicados a la historia de Adán y Eva, o a la fábula de "La zorra y el cuervo".
El ajedrezado que discurre bajo las cornisas exteriores aparece igualmente en el interior.