Cine y valores
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Matar un ruiseñor

Matar un ruiseñor, Robert Mulligan




Año de producción: 1962. EEUU.
Director: Robert Mulligan
Actores: Gregory Peck, Mary Badham, Phillip Alford, John Megna, Ruth White, Paul Fix, Brock Peters, Frank Overton y Robert Duvall
Duración: 124 minutos

Matar un ruiseñor es el título de una novela autobiográfica de Harper Lee, merecedora del premio Pulitzer en 1960, de la que se hizo dos años más tarde una magnífica adaptación al cine, dirigida por Robert Mulligan, cargada de mensajes, donde brillan con fuerza la honestidad, un rico sentido pedagógico y el amor la justicia.

En la trama subyace el problema del racismo. Atticus Finch es un abogado afincado en una pequeña ciudad del Alabama de los años 30. Es viudo y padre de dos niños pequeños. A pesar del ambiente racista que se respira en el pueblo, Atticus —un hombre de principios, honrado y ejemplar— decide defender a un joven negro de la acusación de haber violado a una mujer blanca. El protagonista es un claro ejemplo de lo que debe ser la autoridad en la educación. Simultáneamente a esta historia, los hijos de Atticus —la pequeña Scout, narradora de la historia, y su hermano Jem— investigan a su modo sobre el misterioso Boo Radley un joven enfermo mental que ha vivido encerrado durante años y al que nadie ha visto desde que era pequeño. Todo lo que rodea a Boo está cubierto por una aureola de misterio. A todo esto Atticus va enseñando a la pequeña a no juzgar a la gente por las apariencias y a tratar a todas las personas sin prejuicios. Y finalmente un desenlace, toda una lección, no exenta de matices.

La figura de Atticus Finch es el arquetipo de hombre justo y coherente, y de buen padre, que siempre hace lo que considera que es su deber, a pesar de las dificultades. En la película, narrada por Scout, se entrevé que con el tiempo supo descubrir el gran hombre que fue su padre, y al que quizás —por ser una niña aún— no sabía valorar entonces.

* * *

Se transcribe a continuación un diálogo de la novela Matar un ruiseñor, en el que se plantea la fidelidad de un hombre íntegro –como profesional y como padre- a los más nobles principios morales, con independencia del parecer social generalizado (inteligencia moral). Aporta también una reflexión fundamental acerca de la autoridad moral. Todo ello no vendría mal en un momento en el que la mentalidad dominante se caracteriza de forma contundente por el relativismo ético.

Átticus Finch acepta la defensa de un muchacho negro acusado injustamente. Scout, su hija de diez años, muy lista para su edad y cuyo deporte favorito es pelearse en la escuela, le pregunta por el caso. La novela –recogida con fidelidad en el guión de la película- cuenta así el diálogo entre el padre y la hija:

“Átticus suspiró.

- Simplemente, estoy defendiendo a un negro: se llama Tom Robinson. Vive en el pequeño campamento que hay más allá del basurero. Es miembro de la iglesia de nuestra criada y ella conoce bien a su familia. Dice que son personas de conducta intachable. Tú, Scout, no tienes edad para entender ciertas cosas, pero por la ciudad se ha hablado mucho y en tono airado de que yo no debería poner mucho interés en defender a ese hombre.

- Si no debes defenderle, ¿por qué le defiendes?

- Por varios motivos. Y el principal es que si no le defiendo, no podré caminar por la ciudad con la cabeza alta, no podré representar al condado en la legislatura y ni siquiera podría ordenaros a Jem y a ti que hicieseis esto o aquello.

- ¿Quieres decir que, si no defiendes a ese hombre, Jem y yo ya no deberíamos obedecerte?

- Más o menos.

- ¿Por qué?

- Porque ya no podría pediros nada. Mira, Scout, por la misma índole de su trabajo, cada abogado topa durante su vida con un caso que le afecta personalmente. Éste es el mío, me figuro. Es posible que oigas cosas feas en la escuela, pero haz una cosa por mí: levanta la cabeza y no levantes los puños. Digan lo que digan, no pierdas los nervios y procura luchar con el cerebro, para variar...

- ¿Ganaremos el juicio, Átticus?

- No, cariño.

- ¿Entonces...?

- No importa. El hecho de que hayamos perdido cien años antes de empezar, no es motivo para que no intentemos vencer.”

Pautas para la reflexión y comentario del texto:

1) Tras la lectura, intenta hacer un resumen con las ideas fundamentales: ¿Qué se dice en el texto?

2) ¿Cuál es el criterio moral en el que se apoya Atticus para defender una causa perdida? ¿Apruebas las razones de Atticus? ¿Por qué?

3) Tú, en su lugar, ¿aceptarías el caso? ¿Por qué?

4) ¿Podrías poner más ejemplos de ‘nobles causas perdidas’ por las que merecería la pena luchar?

Matar un ruiseñor, Robert Mulligan

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