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Los Miserables

Pedro Antonio Urbina

Los Miserables, adaptación de la novela de Víctor Hugo

Dirección: Bille August

Intérpretes: Liam Neeson, Geoffrey Rush, Uma Thurman, Claire Danes, Hans Matheson, Reine Brynolfsson

Guión: Rafael Yglesias

Música: Basil Poledouris

Fotografía: Jörgen Persson

Año: 1998
Duración: 131 min.

Sinopsis

Los Miserables, adaptación de la novela de Víctor Hugo
Para el guionista, el tema central es la redención. Decidió centrarse en la transformación progresiva de Valjean en un hombre bueno, y en relación entre él y Javert, que es la fuerza motriz del argumento. Para el director, el film trata del amor y del perdón

En la Francia del siglo XIX, Jean Valjean sufre una persecución implacable por un hurto. Desconfiado de las personas y de la justicia, encuentra el perdón y la comprensión donde menos lo esperaba: en el hombre -un obispo- al que acaba de desvalijar. Esto le cambia hasta el punto de convertirse en el respetado alcalde de la ciudad de Vigau. Pero la llegada de Javert, el nuevo jefe de policía y su antiguo carcelero, pone las cosas al rojo vivo. Más aún cuando Valjean defiende a la bella y explotada Fantine, y a su hijita Cosette.

La novela de Víctor Hugo ha conocido múltiples y poderosas adaptaciones. La de Bille August, a partir del inteligente guión de Rafael Yglesias (condensa una novela larga y discursiva), es de las mejores. Comenta el guionista: "Sabía que el tema central era la redención. Como era imposible contar toda la historia, decidí centrarme en la transformación progresiva de Valjean en un hombre bueno, y en relación entre él y Javert, que es la fuerza motriz del argumento." También August, el director, lo tenía claro: "El film trata del amor y del perdón, que en mi opinión son temas muy importantes."

Los Miserables es una épica historia de amor, honor y obsesión dentro de la dramática trasformación de la Francia de principios del siglo XIX. Combinación maestra de melodrama, emoción y aventura, el film sabe conjugar el drama y el retrato psicológico de los personajes con las vistosas escenas de masas, que se rebelan pidiendo justicia. Una tan larga historia, y tan conocida, recientemente convertida en musical que ha dado la vuelta al mundo...; parecería que nada original cabría ya decir, y que interesara. Todo lo contrario. Y el mérito de esta recreación apasionante y apasionada, romántica, es en primer lugar del guionista, que ha centrado la atención en la definición de los personajes, ha ahondado en su alma y sentimientos.

Los Miserables, adaptación de la novela de Víctor Hugo
La película mantiene y subraya eficazmente el sentido cristiano de la vida, de la muerte, del dolor y la alegría. Una tragedia romántica que acaba con el castigo del mal y el triunfo del bien

Una tan larga historia, y tan conocida, recientemente convertida en musical que ha dado la vuelta al mundo...; parecería que nada original cabría ya decir, y que interesara. Todo lo contrario. Y el mérito de esta recreación apasionante y apasionada, romántica, es en primer lugar del guionista, que ha centrado la atención en la definición de los personajes, ha ahondado en su alma y sentimientos. Sin perderse en sucesos menores ni en ambientaciones de época, traza el sólido núcleo de la historia entre los cuatro protagonistas: Jean Valjean, el odiseo héroe (Liam Neeson), el inspector Javert, el malvado antagonista (Geoffrey Rush), la desgraciada prostituta Fantine (Uma Thurman) y su enamorada hija Cosette (Claire Danes). Con un texto consistente, unos diálogos precisos y exactos, estos grandes actores han dado auténtica vida y naturaleza a sus personajes, ya clásicos.

Bille August ha seguido el espíritu del guión, centrando también su cámara en estos personajes y en sus rostros, sin disipar la atención ni aligerar el ritmo denso de la tragedia humana con panorámicas de paisajes y ciudades, plazas de mercado o interiores sórdidos o suntuosos...; no, todo va de alma en alma casi sin respiro. Humildemente, August dirige con sobriedad, permitiendo, facilitando el entramado y encadenamiento de unas vidas —los miserables—, aparentemente marcadas por un sino adverso.

La película mantiene y subraya eficazmente, en los momentos precisos, el sentido cristiano de la vida, de la muerte, del dolor y la alegría, de modo que protagonistas y secundarios cobran la verdadera profundidad. Y como el referente novelístico, del que la película podría decirse signo (pero dejando bien sentado que tiene un gran valor en sí misma), la tragedia romántica acaba al modo clásico, es decir, con el castigo del mal y el triunfo del bien. Se trata, en suma, de un gozoso espectáculo, con un reparto de primera.

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