La voluntad, capacidad de querer
Estructura del acto voluntario
La voluntad es el apetito racional, una facultad que tiende de modo natural a lo que la inteligencia descubre como bueno. Así como las tendencias sensibles (emociones, afectos…) se inclinan hacia lo que aparece como agradable a los sentidos, el análisis racional es capaz de trascender los estímulos de agrado y desagrado, y de descubrir otras dimensiones en los objetos de la realidad, elaborando juicios de valor.
Cuando se habla de la voluntad como tendencia natural se quiere significar que es propia de la naturaleza humana, no que sea espontánea. Precisamente, lo espontáneo es más propio del nivel sensible y aún más del ámbito animal o incluso delvegetal. La especie humana, a diferencia de lo que ocurre en las demás especies biológicas, no marca a sus miembros pautas fijas e innatas de conducta, sino que ofrece espacios para la autodeterminación de cada uno de ellos.
En el nivel racional, un estímulo no desencadena de manera forzosa una respuesta o reacción, sino una tendencia que puede o no ser secundada por el individuo. En la conducta propiamente humana es preciso que se dé una cierta deliberación y un consentimiento del sujeto. Tal consentimiento es el que le hace dueño y responsable de lo que decide.
Y por ello la voluntad humana, que supone la capacidad de determinarse a sí mismo, o libertad, es el ámbito donde se determina el contenido y la orientación de la personalidad de cada hombre y mujer. Así, la voluntad que hace suya una acción mala se hace mala a sí misma, ya que por la voluntad la persona hace ‘suyo’ lo querido. La persona resulta afectada como persona (moralmente) en cada acto deliberado. Para bien o para mal, la voluntad implica una cierta identificación personal con lo querido. En última instancia, yo soy –en el ámbito de mi personalidad, que voy configurando por medio de mis decisiones- lo que quiero ser.
Se ha dicho, con gran perspicacia, que el término final de todos los actos de la voluntad es el fin último del ser humano, la felicidad, y que todos los demás bienes los quiere la voluntad como medios para conseguir dicho fin último, la perfección integral de la persona. Sería el primer fin en la intención y aquello por lo que se quiere todo lo demás.
La voluntad depende ciertamente del juicio de valor de la inteligencia, pero no está sometida a él. No basta conocer una cosa para quererla. La voluntad no es un automatismo. Puedo querer o no algo con independencia de que me agrade o no. Cabe incluso que ni siquiera secunde con mi voluntad lo que mi inteligencia juzga como bueno. La voluntad humana sigue el juicio de la inteligencia, pero no mecánicamente, sino como fruto de una decisión.
Al acto propio de la voluntad se le llama volición, y consiste en querer. Pero querer, en sentido estricto, no es ni mucho menos un simple tener ganas. Es más bien un querer sabiendo. Este acto puede dirigirse a un objeto concreto: querer a una persona, querer un libro, un reloj, etc. Pero también puede tomar por objeto otro acto de una facultad cualquiera: quiero ver, oír, andar, hablar... En el primer caso se llama elícitoy en el segundo imperado.
Estructura del acto voluntario
¿En qué consiste la volición, el ‘querer sabiendo’? Tanto los actos elícitos como imperados tienen una estructura común, cuyo análisis es sumamente útil por la riqueza de matices que contiene.
Ya hemos dicho que los actos de la voluntad dependen de los actos de la inteligencia. Y también que, no obstante, aquellos no siguen automáticamente a éstos. Además, el acto voluntario puede referirse a los fines, a los medios y a la ejecución. En este último caso es cuando suele considerarse un acto voluntario completo.
Con respecto a los fines: |
|
Inteligencia |
Voluntad |
- Concibe un objeto como bueno |
- Lo asume como fin y tiende a él: intención |
|
|
Con respecto a los medios: |
|
Inteligencia |
Voluntad |
- Examina y discierne los medios (deliberación) |
- Consentimiento y elección acerca del medio o medios (decisión) |
Con respecto a la ejecución: |
|
Inteligencia |
Voluntad |
- Ordena el proceso a seguir y las tareas |
- Manda la ejecución efectiva (resolución) |
- Ejecución, en su caso |
- Disfrute o fruición |
El acto voluntario completo supone querer el fin, elegir los medios y llevarlos a la práctica. Si el querer no pasa de las intenciones se llama veleidad.
La libertad propiamente dicha –como capacidad de disponer de las propias acciones– se sitúa en el ámbito de la decisión. Uno es responsable de lo que ha decidido. Por este motivo, aunque pueda haber impedimentos u obstáculos exteriores, en última instancia el peor el enemigo de la libertad es uno mismo, si no se determina a elegir y a actuar.
En la voluntad se expresa y transparenta del modo más auténtico el mundo interior de la persona. La voluntad es la expresión más transparente de la persona y de la personalidad, ya que implica la autodeterminación de las personas en orden a su intervención en el mundo, a la configuración de su personalidad y al logro de su plenitud moral.
Pero el acto voluntario supremo no es el más esforzado, sino el que busca y procura el bien de la manera más perfecta. La esencia de la virtud reside más en el bien que en la dificultad. El acto voluntario más valioso es el amor.