La noche oscura
Carlos Saura, guionista y director (1989)
Andrés Vicente Gómez, productor
Reparto:
- Juan Diego como San Juan de la Cruz
- Fernando Guillén como Vailer
- Manuel de Blas como Prior
- Fermí Reixach como Fray Gerónimo Tostado
- Julie Delpy como Monja Justina
- María Elena Flores como Superiora
Música de J. S. Bach
Fotografía, Teo Escamilla
Participó en el XXXIX Festival Internacional de Cine de Berlín.
SINOPSIS
Acercamiento a la figura de San Juan de la Cruz, que siempre fascinó a Carlos Saura, ajeno a la fe, pero impresionado por la fortaleza y maravillosa fecundidad del fraile carmelita descalzo.
Juan es conducido hacia el monasterio de Toledo como prisionero. Son las horas tempranas de la mañana. Juan lleva una venda en los ojos para que no pueda saber adónde va.
Le obligan a comparecer ante los frailes en el tribunal del monasterio, pero él rechaza obedecer. Los frailes obligan a Juan a ponerse el hábito del monasterio, pero él lo rechaza. Entonces lo confinan solo en su celda. Más tarde lo sacan de su habitación para que la comunidad lo azote. Los carmelitas calzados intentarán durante su presidio que abandone la reforma carmelitana.
Juan empezará a componer un poema místico, el Cántico espiritual, en medio de su desamparo, de alucinaciones y tentaciones diversas. Le seguirá la Noche oscura del alma.
He aquí el misterio en el que la película se muestra en la mayor perplejidad: ¿Cómo, en tan atroz adversidad se las arregló Juan de la Cruz para componer la más maravillosa poesía de todos los tiempos?
Saura, seguramente sin mala intención, es incapaz de ir más allá de un amor humano que, de todos modos le asombra. Se aprecia en su mirada la visión demasiado humana de un no creyente, perplejo en el fondo ante una experiencia que le supera. Confesará él mismo: “Pretendo acercarme al proceso interior de la creación poética de Juan de la Cruz, que es un poeta tan excelso que, cuatro siglos después, sigue siendo de hoy… Lo que a mí me atrae del misticismo es esa capacidad de profundizar en el ser humano, en el alma, a base de una profunda reflexión, de una atmósfera que uno debe crear, que no viene por generación espontánea. Y se llega así a ese silencio, que es una palabra tan bonita. Ya San Juan de la Cruz en una de sus poesías habla de la "música callada".
Ciertamente Juan de la Cruz tiene en mente el Cantar de los Cantares, que usa la figura del amor humano para hablar del divino, pero Saura no acaba de comprender al santo que aspira, desde la más profunda de las noches del espíritu, a un Amor que no se puede expresar con palabras... ni con imágenes (al menos con estas). Juan de la Cruz vivió una admirable experiencia de amor divino desde la humillación y la desolación humana más terrible…, pero el director se queda en una mirada humana, demasiado humana.