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La bella desconocida

LA CATEDRAL DE PALENCIA

La bella desconocida
Magnífica, dominando la Plaza de la Inmaculada, sobrecoge la dimensión y austeridad de su torre, enclavada en el tejido urbano de más rancio sabor

Magnífica, dominando la Plaza de la Inmaculada, sobrecoge la dimensión y austeridad de su torre, enclavada en el tejido urbano de más rancio sabor.

Los arbotantes del ábside nos anuncian desde las calles Santa Teresa de Jesús o Jorge Manrique presencia del gracioso templo, no sin razón llamado “La Bella Desconocida” por la calidad y contenido de tesoros que guardan sus muros, desde el arte Visigodo al Renacimiento.

Construida sobre antiguas edificaciones dedicadas al culto, su origen lo encontramos en la Cripta Visigoda del siglo VII dedicada a San Antolín, donde posiblemente se encuentran las reliquias del Santo, patrono de la ciudad.

Se cuenta del Rey de Navarra que, pretendiendo cazar un jabalí, se adentró en una cueva y al arrojar su lanza contra él, su brazo quedó paralizado por lo que calificó el lugar como sagrado; aquella cueva era la cripta de San Antolín. Del templo románico de tres naves y cubierta de madera, consagrado en 1219 por el obispo Tello Téllez, quedan algunos vestigios, columnas y maderas policromadas.

La nueva catedral comienza su construcción en el siglo XIV y se prolonga durante dos siglos. Declarada Monumento Nacional en 1929.

Exteriormente su austera torre de 30m. de altura caracteriza la imagen del templo, que carece de fachada principal. La planta de tres naves, trazada según modelo de la de Burgos, genera un interior que sorprende por su esbeltez, los detalles y la altura de su nave central.

Bajo el coro, en el acceso a la Cripta, destaca el trabajo plateresco de los bajorrelieves, con escenas del Rey Sancho y del Martirio de Santo Toribio. La cripta es un antiguo templo de dos naves: la primitiva visigoda del siglo VII y la segunda románica del siglo XI; una gran sala de bóveda de cañón con influencia prerrománicas.

El trascoro de suntuoso plateresco, es trabajo de Juan de Ruesga. Construido por el obispo Fonseca, su escudo aparece bajo el arco trilobulado de los Reyes Católicos. Los laterales del coro son obra de Diego de Siloé. El Altar del Salvador rodeado de los cuatro evangelistas es trabajo de Felipe de Vigarny y el Altar del Cristo de las Batallas está firmado por Pedro Guadalupe.

El coro muestra la primera sillería realizada en nogal por Luis Centellas, ampliada por Pedro Guadalupe en el siglo XVI. La capilla del Sagrario, obra de Sancho de Rojas con reja del XVI de Gaspar Rodríguez, presenta forma heptagonal y se cubre con ricas nervaduras.

La Capilla Mayor con retablo de Pedro Guadalupe y Pedro Manso muestra esculturas de Felipe Vigarny y un San Antolín de Gregorio Fernández. Destacan Sepulcros como el del Abad de Husillos o el Deán Enríquez.

La Catedral de Palencia

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