El violinista en el tejado
"¿Me quieres?..."
El violinista en el tejado es una película musical estadounidense dirigida por Norman Jewison en el año 1971. Obtuvo tres Oscar. Se estrenó en su versión teatral en Broadway en el año 1964. Está basada en una novela del escritor ruso Sholem Aleijem, titulada Las hijas de Tevye. En la versión cinematográfica, el sonido del violín que toca el violinista es usado como metáfora de la vida inestable de las comunidades judías en la Rusia zarista (y en todos los tiempos).
La acción se desarrolla en la aldea ucraniana de Anatevka, en el año 1905. Es una comunidad en la que conviven una población judía y otra ortodoxa de manera más o menos cordial. Tevye (Tobías), el lechero, casado con Golde, intenta mantener su vida tradicional, a la vez que procura a sus hijas un matrimonio ventajoso, en un momento en que los tiempos están cambiando. Por ejemplo, casarse por amor es para ellos algo novedoso y aventurado...
Tevye: Golde, ¿tú me quieres?
Golde: ¿Que si qué?
T: ¿Me quieres?
G: ¿Que si te quiero?
T: ¿Bien?
G: Con los casamientos de nuestras hijas y todos estos problemas en el pueblo estás alterado, estás agotado. Entra y túmbate, quizá sea una indigestión.
T: Ah, no, Golde, estoy haciéndote una pregunta: ¿me quieres?
G: Estás loco.
T: Lo sé, pero ¿me quieres?
G: ¿Que si te quiero?
T: ¿Bien?
G: Durante 25 años he lavado tu ropa, cocinado para ti, limpiado tu casa, te he dado hijos, ordeñado tu vaca. Después de 25 años, ¿por qué hablar ahora de amor?
T: Golde, la primera vez que te vi fue el día de nuestra boda. Tenía miedo.
G: Yo estaba asustada.
T: Yo estaba nervioso.
G: Y yo también.
T: Pero mi padre y mi madre dijeron que aprenderíamos a querernos, y ahora te estoy preguntando: ¿me quieres?
G: ¡Soy tu mujer!
T: ¡Lo sé! Pero ¿me quieres?
G: (Hablándose a sí misma) ¿Le quiero? ...
T: ¿Bien?
G: He vivido con él 25 años, he luchado con él, pasado hambre con él. 25 años, mi cama es suya, si eso no es amor, ¿qué es?
T: ¡Entonces me quieres!
G: Supongo…
T: ... y supongo que yo a ti también.
Ambos: No cambia nada... pero incluso así, después de 25 años es agradable saberlo.