El indomable Will Hunting
(Gus van Sant, 1997)
Alberto Ribes
Will Hunting (Matt Damon) es un joven con un talento muy especial, tiene una asombrosa capacidad de aprendizaje y memorización, así como una brillante intuición para entender y resolver problemas matemáticos realmente complejos, pero el estudio es para él un pasatiempo, no una forma de conocer mejor la realidad y entender qué tiene que ver todo con su vida. Will se dedica a ir de bar en bar con su grupo de amigos, meterse en problemas con la ley y trabaja limpiando el M.I.T (Massachussets Institute of Technology), una de las facultades más prestigiosas del mundo. Un día el profesor Gerard Lambeau (Stellan Skarsgard), ilustre matemático ganador de la medalla Fields, plantea a sus alumnos un problema, Will escribe la solución en la pizarra del pasillo de la facultad pero sin mostrarse. Este hecho crea una expectación tal que lleva a Lambeau a plantear otro problema más complicado si cabe, que él y sus ayudante tardaron años en solucionar; de nuevo Will lo resuelve pero esta vez es cazado in fraganti mientras escribe la solución.
Después de una pelea callejera, el joven Hunting es condenado a prisión, pero Lambeau le ofrece un trato para poder eludirla, que estudie matemáticas con él y que visite a un terapeuta. Will acepta lo primero pero lo segundo no va con él así que sistemáticamente se dedica a ridiculizar a todos los psicólogos que le ponen delante. Uno tras otro van rechazando seguir tratándole, por ello Lambeau debe recurrir a un amigo, Sean Maguire (Robin Williams), antiguo compañero de universidad con el que hace años que no tiene trato alguno. Maguire no quiere saber nada del tema, pero ante la insistencia de Lambeau decide aceptar ver al chico.
Podemos decir que la película se estructura en relaciones de dos personas, entre los dos viejos amigos Lambeau y Maguire; entre estos y Hunting; entre Will y Skylar (Minnie Driver); y entre Will y Chuckie Sullivan (Ben Affleck). El punto común a todas ellas es el mismo, Will, incluso en la relación entre Lambeau y Maguire, ya que será Will el punto que les permitirá recuperar plenamente su amistad.
La primera sesión entre Will y Maguire no es muy diferente a las que ha tenido anteriormente con otros psicólogos, va poniendo a prueba a Sean, lanzando preguntas de las que ya tiene una respuesta y planteando juicios sobre su vida como si ya supiese exactamente a quién tiene delante. En un momento determinado Will empieza a teorizar sobre la vida de Maguire mientras observa un cuadro que éste ha pintado, hasta que llega demasiado lejos y se encuentra empotrado literalmente contra una pared, algo del todo inesperado para él. Pero lo que realmente es diferente a todas las anteriores sesiones es que Maguire pudiendo dejarlo estar y no volver a ver a Will, le cita para otro día. Este punto es crucial: por primera vez alguien se interesa por la vida de Will, no por su extraordinario talento ni por su hoja delictiva, sino por él.
La segunda sesión entre Maguire y Hunting es probablemente el punto de inflexión de la película y uno de los mejores discursos de la historia del cine. Después de haber visto cómo es Will y cuál es su forma de juzgar la realidad, Maguire le plantea una serie de interrogantes sobre cuál es la forma adecuada de acercarse a conocer algo y le da directamente en la línea de flotación. Will tiene datos, tiene toda la información del mundo sobre casi cualquier tema, solamente debe pasarse un rato leyendo un libro para convertirse en un experto; pero todo eso no basta, no es suficiente para conocer realmente y poder juzgar adecuadamente. Le falta la experiencia, le falta poner en juego toda su persona implicándola en aquello que quiere conocer, ya sean las matemáticas, una relación con una chica o con un amigo. Tal y como le dice Sean, nadie puede saber quién es Will Hunting, lo dura que ha sido su vida siendo huérfano, solamente leyendo Oliver Twist. Un libro no basta para definirle.
Hay un potencial emocional que Will ha estrangulado durante toda su vida debido a experiencias que le han dejado secuelas importantes. Pero lo maravilloso de Maguire no es que sea capaz de noquear a Will, de dejarle sin palabras, lo grandioso es que él no quiere aplastarle para afirmarse más a sí mismo, él quiere realmente conocer a Will y sabe que eso no es posible si la libertad de éste no se mueve, por ello Sean termina su discurso pasando la pelota a Will, invitándole a hacer una camino juntos.
Si algo sabe Maguire es que todo camino educativo requiere unos tiempos y que sin que se mueva la libertad del que tenemos delante es imposible que exista tal camino. Por ello, respeta los tiempos de Will, y de esta forma es capaz de quedarse sentado con él en silencio a la espera de que decida empezar a hablar. Sea más o menos tiempo el que tarde, Maguire sabe que no puede forzar nada, solamente puede estar ahí para cuando Will decida hablar, aunque empiece explicando alguna cosa aparentemente sin importancia, que es lo que sucede. Y aquí tenemos otra genialidad de Sean: Will le explica un chiste y él lo recoge dándole pie a empezar a hablar de otras cosas. De esta forma Will le explica que está quedando con una chica pero que va a dejar de verla porque no quiere descubrir que no es perfecta. Así muestra su miedo a ser rechazado, algo que ha marcado su vida. Sean a su vez se abre a Will y le habla de su mujer, de cómo era, cuándo la conoció o qué echa más en falta; mostrando de esta forma que él no está ahí para salvar a Will, sino que ese chico es un bien para él ya que en su compañía y poniendo todo su yo frente a él, ambos crecen.
El profesor Lambeau no es exactamente la antítesis de Maguire, pero casi. Se interesa por Will, ve en él una genialidad fuera de lo normal y ante un hecho tan extraordinario quiere pegarse a él para saber más. Pero su forma de acercarse a Will se queda en eso, en conocer mejor y aprovechar el don que tiene, no va más allá, no se convierte en un interés real por él y su vida. Lambeau es una eminencia, un hombre para el cual las matemáticas son su vida, toda su vida está dirigida a ellas y por ello al encontrarse con uno que es mejor que él le genera una frustración y una angustia que no le dejan dormir, hasta llegar al punto de desear no haber conocido nunca a Will, no haber sabido de su existencia. Pero la película ofrece una salvación para Lambeau, y se le da en la recuperación de una amistad que había desaparecido, o quizás en la transformación de lo que una vez fue una cierta simpatía o un simple estar juntos en algo superior, una auténtica amistad. Y esto se lo da su relación con Sean Maguire, el que fue su compañero de habitación en la universidad, el que le conoció antes de ser el prestigioso profesor que hoy es. La entrada de Will en las vidas de ambos hace que afloren de nuevo las viejas discrepancias y propicia que después de muchos años sean sinceros el uno con el otro y miren juntos lo que de verdad importa.
Chuckie es el mejor amigo de Will, es alguien sencillo, trabaja en la construcción y le busca trabajos a su amigo. Sin duda es el líder del grupo, no por listo sino porque es el que tiene la actitud más paternalista de todos. A pesar de sus formas, se preocupa de verdad por los que se suben a su coche, él es quien conduce y cuida de ellos. No es el más listo, pero tiene el corazón suficientemente despierto para reconocer la posibilidad de que la felicidad de su mejor amigo pueda estar lejos de él, y no sólo se da cuenta de ello, sino que se lo dice a Will para que éste sea consciente de que puede hacer algo más que picar piedra en la construcción. El hecho de que Chuckie sea capaz de anteponer su felicidad inmediata (el estar con su amigo tomando cervezas y jugando a los dardos) por la felicidad de su amigo, le convierten en pieza clave para que Will aprenda y decida mover su libertad de la forma más adecuada.
El último binomio es el de Skylar con Will, el resultado sería muy distinto si faltase cualquiera de ellos, ya que sin estar enamorado de Skylar, sin sentir ese vacío y esa soledad al dejarla, Will no percibiría tan claramente la urgencia de una respuesta y un significado para todo lo que le están provocando el resto de relaciones. Ella es la que le reclama más fuertemente a un compromiso, consciente de que existe la posibilidad de que las cosas no acaben como ellos esperan pero sabiendo que eso no significa que no acaben bien. La respuesta de Will será en un primer momento dejarla, seguir como siempre ha hecho, alejando a las personas cuando se están acercando demasiado, apartándose antes de que puedan causarle dolor, siendo él el dueño de su destino (valiente estupidez). Pero todo eso ya lo ha hecho antes, ya sabe lo que es, conoce exactamente lo que obtendrá con ello, pero con Skylar ha percibido algo distinto, una promesa de felicidad por la cual merece la pena dar la vida. En el plano final vemos muchas cosas, por primera vez en su vida Will sale de Boston, dirigiendo su coche al horizonte, empezando a vivir. No sabemos si finalmente Will recupera a Skylar, pero...
Alberto Ribes