Música y valores
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Don Giovanni, la hora de la verdad

EL SECRETO DE LA DIGNIDAD QUE DESPRENDE DON GIOVANNI

Javier Ibarz Gabardós

Javier Ibarz Gabardós

Wolfgang Amadeus Mozart

El estreno de Don Giovanni, drama gioccoso con música de W. A. Mozart y libreto de Lorenzo da Ponte, en Praga en 1787 constituyó un gran éxito de crítica y público, lo cual no evitaría a Mozart las penurias y la postergación en los años que precedieron a su muerte en 1791. La gama de perfiles psicológicos que nos presenta la obra, merced al genio de sus creadores, nos da pie a interesantes reflexiones acerca de lo que constituye la verdad nuclear en la existencia de distintos individuos. Don Giovanni considera el placer como lo único real y valioso; ni la dignidad del prójimo, ni las realidades trascendentes, ni por supuesto el amor tienen sentido para él. Leporello, su criado, no está tan ciego que no vea la calaña moral de su señor, pero, víctima de su cobardía, se afana continuamente en la búsqueda del amparo del poderoso en orden a su seguridad y a su beneficio personal. Reconocerá al fin que no puede acabar bien quien sirve a un mal señor.

La ópera nos presenta dos parejas de enamorados, una aristocrática y la otra del pueblo llano. La primera relación se resiente de la incapacidad de Donna Anna de abandonar su rencor y el apego a su intimidad para entregarse sin reservas, y la segunda de la ligereza y volubilidad de Zerlina. Para ser justos, hemos de decir que ni Don Ottavio ni Masetto tienen el carácter suficiente para contribuir a mejorar las cosas. Donna Elvira representa el amor incondicional y la fe en la persona de Don Giovanni, a quien tratará de hacer ver que puede y debe cambiar de vida, antes de que sea demasiado tarde, pese a todas las vejaciones a que éste le somete. La condenación de Don Giovanni es, a fin de cuentas, la constatación de que la verdad estaba de parte de ella, y ello es el secreto de la dignidad que desprende el personaje y causa admiración en el resto:

Cieli, che aspetto nobile, (¡Cielos, qué noble aspecto,)

Che dolce maestà! (qué dulce majestad!)

Ópera Don Giovanni
La gama de perfiles psicológicos que nos presenta la obra nos da pie a interesantes reflexiones acerca de lo que constituye la verdad nuclear en la existencia de distintos individuos. Don Giovanni considera el placer como lo único real y valioso. Leporello, su criado, víctima de su cobardía, se afana continuamente en la búsqueda del amparo del poderoso en orden a su seguridad y a su beneficio personal. Reconocerá al fin que no puede acabar bien quien sirve a un mal señor
FICHA TÉCNICA

Producción del Metropolitan Opera House de Nueva York, 2000

Director: James Levine
Producción y diseño de escenarios: Franco Zeffirelli

REPARTO

Don Giovanni: Bryn Terfel
Donna Anna: Renée Fleming
Leporello: Ferruccio Furlanetto
Donna Elvira: Solveig Kringelborn
Don Ottavio: Paul Groves
Zerlina: Hei-Kyung Hong
Masetto: John Relyea
Commendatore: Sergei Koptchak


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