Documentación
Comentarios (0)

Dante Alighieri, guía de la humanidad

Sus reflexiones, impulsadas por su amarga experiencia vital, se alimentan de un amplísimo conocimiento de la cultura antigua y de la historia, así como de una vida de fe profunda, acrisolada en la reflexión teológica y en la pertenencia a una Iglesia a la vez pecadora y santa.

Dante Alighieri (1265-1321) fue un poeta de origen florentino, representante del llamado Dolce stil nuovo (Dulce estilo nuevo). Su primera obra literaria fue Vida nueva (1293), inspirada en sus sentimientos amorosos por Beatriz Portinari, fallecida en 1290.

Dante incursionó en la vida política en Florencia desde 1295. Participó en el partido de los güelfos en la confrontación contra los gibelinos. Fue alto magistrado de Florencia y miembro del Consejo Especial del Pueblo y del Consejo de los Cien. Sufrió el exilio tras ser acusado por sus “amigos/enemigos” de oponerse al papa, y de corrupción y deslealtad. Murió en la ciudad de Ravenna a los 56 años de edad. Los últimos años de su vida se ven endurecidos por el fracaso y la decepción, el destierro y las condenas de los que un día fueron los suyos, el desarraigo forzoso y la ansiedad por un mundo que se desmorona a sus ojos por los extravíos de la libertad humana y sus consecuencias.

Su obra es la culminación artística e intelectual de la aventura cultural de un  medievo que asoma al mundo nuevo que va engendrando.

Dante escribió La Divina comedia entre 1304 y 1321, el año de su muerte. Originalmente, el poema se llamó Comedia, nombre que designaba las obras con finales felices, por oposición al concepto clásico de la tragedia. Cuando Giovanni Bocaccio recibió el encargo de comentar la obra, la llamó “Divina” para evidenciar la centralidad de los valores cristianos.

Este gran poema viene a ser como la narración de la peregrinación y el horizonte del ser humano a lo largo del camino de su vida, iniciándose en un momento de crisis en la edad mediana (35-40 años), asediado por el sinsentido y las tentaciones que le amenazan peligrosamente, y que transita por medio de la razón, la belleza y la fe pasando por el conocimiento de los tres grandes destinos posibles para el hombre: la desesperación del infierno, la pesadumbre purificadora del purgatorio y la amorosa luz definitiva del Paraíso.

Sus reflexiones, impulsadas por su amarga experiencia vital, se alimentan de un amplísimo conocimiento de la cultura antigua y de la historia, así como de una vida de fe profunda, acrisolada en la reflexión teológica y en la pertenencia a una Iglesia a la vez pecadora y santa.

“Escribo estas cosas en pro de un mundo que vive mal” (Purgatorio XXXII, v 103), para “apartar a los mortales, mientras viven aquí abajo, del estado de miseria y llevarlos al estado de felicidad, ayudarles a ser felices.” (Carta a Cangrande) La finalidad de este gran poema es práctico, transformador. Dante busca convertirse en guía para los humanos que han de atravesar las zozobras de la vida.

Escribe desde el exilio, y esta experiencia le sirve para comprender la vida de todo ser humano como un viaje que arranca del destierro y el desfallecimiento y ansía llegar a la patria, a la felicidad presentida y ansiada por medio de un proceso de transformación (transhumanare).

"A la mitad del camino de nuestra vida, me hallé perdido en una selva oscura, porque me extravié del buen camino". Así empieza la Divina Comedia, en un bosque oscuro y misterioso -el pecado, el error, la decepción- justo antes del amanecer del Viernes Santo de 1300. En esos momentos se hallaba en el esplendor de una vida triunfante que, no obstante, empezó a parecerle precaria, insuficiente, vacía…

Dante Alighieri no sólo es su autor sino ese personaje que nos cuenta que se siente solo y asustado en esa oscuridad, separado de Dios y sumido en el caos político de su querida Florencia. Ha perdido el camino recto de la sana razón natural y de la gracia, perdido en la selva, separado de Dios y amenazado por tres bestias: pantera, león y loba -lujuria, soberbia y avaricia- que personifican sus deseos desordenados.

Llevado al infierno, varios personajes contrarios -Paolo y Francesca, y Thais- personifican la conclusión inapelable de lo que podría ser una vida desordenada por la oscuridad de intelecto y la esclavitud que nace de la cupiditas, de las pasiones incontroladas.

Necesitará primeramente la ayuda de la sana razón y las virtudes antiguas representada por Virgilio, el alma poética de Roma. Dante es el peregrino y pecador que se reconoce perdido. Se le recomienda asumir el modelo del romano cultivado: vir bonus dicendi peritus. También los pueblos de Italia -dispersos y enfrentados-, bajo la inspiración de la Roma imperial, necesitan reencontrarse en la unidad, para lo que es precisa una lengua común, la lengua vernácula toscana.

En el Purgatorio reaparece una Beatriz fuerte e imperiosa para orientar a un Dante pecador por el camino de la ascesis, la contrición y la confesión de sus culpas. El Dante poeta y peregrino deberá bañarse en las aguas de los ríos Leteo y Eunoe que atraviesan el purgatorio, olvidándose de sus pecados y recordando sus buenos propósitos y acciones. Será también el camino para un arte elevado y una patria mejor. También deberá dejar atrás los encantos -“falsas alegrías”- de la filosofía y de la moda pasajera en el arte para mirar con ojos nuevos a la Teología y a la Belleza misma.

Más tarde, Beatriz, imagen y símbolo del puro amor cristiano, por mandato de la Virgen María, se constituye en su guía para entrar en el cielo.

“Yo, que acababa de pasar de lo humano a lo divino, del tiempo limitado a lo eterno, y de Florencia a un pueblo justo y santo, ¿de qué estupor no estaría lleno? (Paraíso, XXXI, 48-50)

Beatriz representará en el Paraíso a la Sabiduría en persona, que encomendará el alma de Dante a la guía de San Bernardo y de la Virgen María.

¿Quién es Beatriz?

Beatriz representa la inspiración poética y vital de Dante.

El poeta la conoció siendo ambos niños, la admiraba profundamente pero apenas la trató en realidad. Ella se casó con Simone Di Geri en 1287 y murió en 1290. Su fallecimiento, a los 24 años, devastó a Dante; una muerte que Dante presintió -según relata- en un sueño:

"Me pareció ver que poco a poco se enturbiaba el Sol, aparecían las estrellas y lloraban, que los pájaros caían volando por el aire y que la tierra temblaba.

Al enterarse de su muerte Dante recordó aquel amor que sintió con tanta fuerza y que decidió hablar de ella en los poemas de “La vida nueva” y para superar su dolor escribirá la 'Comedia' y "decir de ella lo que jamás se ha dicho de ninguna”. En efecto, la convirtió en su gran inspiración en el canto XXX del Purgatorio en su obra maestra.

Sin embargo, en la obra literaria, Beatriz deja de ser el personaje histórico de carne y hueso para convertirse en ideal de la mujer que inspira lo mejor del hombre.

Durante su viaje a través del Infierno y el Purgatorio, el guía del poeta es Virgilio, quien para Dante era el representante máximo de la razón. Beatriz, a quien Dante consideró siempre tanto la manifestación como el instrumento de la voluntad divina, le guía a través del Paraíso. En cierto modo personifica a las virtudes teologales y a la Teología, pero sobre todo y, en concreto, con todas las resonancias personales que implica para Dante, nos hallamos ante una experiencia amorosa real y verdadera, en la que la mujer se convierte en rostro visible del Rostro de Dios que es Cristo.

La Comedia.

Podemos resumir la estructura y características de la Divina comedia de la siguiente manera:

La obra suma cien cantos en total: Un canto introductorio y tres capítulos llamados Infierno, Purgatorio y Paraíso. Cada capítulo está dividido en treinta y tres cantos.

El infierno está formado por nueve círculos. El purgatorio está formado por nueve estancias divididas en: la antesala, los siete gradas y el paraíso terrenal. El paraíso está estructurado en nueve esferas y el empíreo.

Todos los cantos están escritos en terza rima —verso creado por Dante—, cuyas estrofas están compuestas por tercetos endecasílabos de rima entrelazada.

¿Por qué Dante organiza la obra de este modo? Debido al valor simbólico de los números en el imaginario medieval. Los números juegan un papel importante en la organización del texto y en la exposición de las ideas de la Divina comedia. A saber:

  • el número tres, símbolo de la perfección divina y de la Santísima Trinidad;
  • el número cuatro, referido a los cuatro elementos, tierra, aire, agua y fuego;
  • el número siete, símbolo de lo cabal, completo. Referido también a los pecados capitales;
  • el número nueve, símbolo de la sabiduría y la búsqueda del sumo bien;
  • el número cien, símbolo de la perfección.

El poeta, se encuentra perdido en medio de una selva oscura; es el extravío de una vida en la que el ansia de felicidad se ve prácticamente asfixiado por decepciones y sinsabores, aunque aparentemente se encuentre en la cresta del triunfo humano y de las mundanas complacencias. La sombra del pecado lleva al hombre a los umbrales de la angustia. Al amanecer, llega a una montaña iluminada donde es asediado por tres animales simbólicos: un leopardo o pantera, un león y una loba. El alma de Virgilio, el poeta latino, acude en su auxilio y le hace saber que su amada Beatriz le ha encomendado llevarlo hasta las puertas del paraíso. Para eso, deberán pasar primero por el infierno y el purgatorio.

En la primera parte de la travesía, Virgilio acompaña al peregrino a través de nueve círculos infernales, en los cuales Dante vislumbra los escarmientos que sufren los pecadores impíos.

En la segunda parte, el poeta peregrino conoce el Purgatorio, lugar en que las almas pecadoras, pero contritas, purifican sus pecados para ascender al cielo.

En la tercera parte, Dante es recibido por Beatriz a las puertas del paraíso, ya que Virgilio tiene la entrada prohibida por haber sido pagano. Dante conoce el firmamento y atestigua la victoria de los santos y la gloria del Altísimo.

Iluminado y convertido por la revelación, el poeta peregrino regresa a la Tierra y decide dar testimonio de su viaje en un poema para advertencia y consejo de la humanidad.

Los personajes principales de la Divina comedia son esencialmente:

  • Dante, el poeta peregrino, que representa la condición humana.
  • Virgilio, poeta de la antigüedad clásica que representa la poesía, el pensamiento racional y la virtud.
  • Beatriz, el amor idealizado de Dante, quien representa la fe coronada.

Junto a ellos, Dante hace mención, a lo largo del poema, de diversos personajes de la historia antigua, bíblica y mitológica. Hace referencia también a figuras reconocidas de la vida florentina del siglo XIV.

EL INFIERNO

¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!

La primera parte de la Divina comedia es el infierno. Dante y Virgilio pasan primero donde se encuentran los cobardes, a los que el escritor tilda de inútiles. Al llegar al río Aqueronte, los poetas se encuentran al barquero infernal, Caronte, que lleva las almas hasta la puerta del infierno. Sobre la puerta se lee la siguiente inscripción: ¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza! El infierno está estructurado por nueve círculos, donde los condenados se encuentran distribuidos según sus culpas.

Sandro Botticelli: El abismo del infierno. 1480.

Primer círculo (no bautizados)

El primer círculo es el limbo o anteinfierno. En él se encuentran las almas que, aunque virtuosas, no conocieron a Cristo o no fueron bautizadas, incluido el propio Virgilio. Su pena es no poder gozar de los dones de la vida eterna. De él solo han sido liberados los patriarcas de Israel.

Segundo círculo del infierno (lujuria)

Reservado al pecado de lujuria, uno de los pecados capitales. Es Minos quien, desde la entrada, examina a las almas y determina el castigo. Allí se encuentra Francesca Rímini, una mujer noble de Italia que se hizo símbolo del adulterio y la lujuria tras su trágico final.

Tercer círculo (gula)

Reservado al pecado de la gula. Las almas sufren en un pantano infectado y la lluvia helada. En este círculo se encuentra el can Cerbero y Ciacco.

Cuarto círculo del infierno (avaricia y prodigalidad)

Reservado al pecado de la avaricia. Los despilfarradores también tienen un lugar en él. El lugar está presidido por Pluto, a quien el poeta representa como un demonio de la riqueza.

Quinto círculo (ira y pereza)

Reservado a los pecados de la pereza y la ira. Flegias, hijo del dios Ares y rey de los lápitas, es el barquero que lleva las almas por la laguna Estigia hasta la ciudad infernal de Dite. Los poetas se encuentran a Felipe Argenti, enemigo de Dante. Al verlos, los demonios encolerizan.

Sexto círculo (herejía)

Se manifiestan las Furias de la torre de Dite y Medusa. Un ángel los socorre abriendo las puertas de la ciudad para avanzar al círculo de los incrédulos y heresiarcas, condenados a los sepulcros ardientes. Se encuentran a los nobles epicúreos Farinata degli Uberti, gibelino y adversario de Dante, y Cavalcante Cavalcanti, de la casa güelfa. Virgilio le explica al poeta los pecados según la escolástica.

Séptimo círculo del infierno (violencia)

Reservado a los violentos, entre quienes se cuenta a los tiranos. El guardián es el Minotauro de Creta. Los poetas son llevados por el centauro Neso a través de un río de sangre. El círculo se divide en tres aros o girones, según la gravedad del pecado: violentos contra el prójimo; violentos contra sí mismos (suicidas incluídos); y violentos contra Dios, la ley natural y el arte.

Octavo círculo (fraude)

Reservado a los fraudulentos y seductores. Se divide en diez fosos circulares y concéntricos. Aquí se castiga a los rufianes, aduladores, cortesanas, practicantes de la simonía, adivinos e impostores, barateros (corruptos), hipócritas, ladrones, consejeros del fraude, cismáticos y promotores de discordia y, finalmente, falsificadores y alquimistas.

Noveno círculo (traición)

Reservado a los traidores. Los poetas se encuentran con los titanes y el gigante Anteo los lleva en brazos al último abismo. Está dividido en cuatro fosas distribuidas así: traidores a los parientes, a la patria, a sus comensales y a sus benefactores. En el centro se encuentra el mismo Lucifer. Desde allí, salen al otro hemisferio.

EL PURGATORIO

El purgatorio es el lugar del trasmundo donde las almas purifican sus pecados para poder aspirar al cielo. Esta idea, muy anclada en el imaginario medieval, es la que toma Dante.

Por invocación de las Musas, el poeta llega a las orillas de la isla del purgatorio, ubicada en el hemisferio austral. Allí se encuentran a Catón de Útica, a quien Dante representa como el guardián de las aguas. Catón los prepara para el tránsito por el purgatorio.

Antepurgatorio

Los poetas llegan al antepurgatorio en la barca impulsada por un ángel. Se encuentran el músico Casella y otras almas. Casella canta una canción del poeta. Al llegar Catón, les reprende y el grupo se dispersa. Los poetas notan la presencia de los conversos tardíos y de los excolmulgados por su contumacia (negligentes procrastinadores de la conversión, los muertos repentinamente y los muertos violentamente).

Más adelante, el trovador italiano, Sordello da Goito, los guía a la presencia de los monarcas que deben purgar su ambición de poder. Entre ellos se cuentan las casas reales de Bohemia, Francia, Aragón, Provenza, Sicilia y de la Pulla.

En la noche, mientras dante duerme, Lucía lo transporta hasta la puerta del purgatorio. Al despertar, el custodio graba en su frente siete "P" en alusión a los pecados capitales, marcas que desaparecerán en la medida en que ascienda al cielo. El ángel abre las puertas con las llaves místicas del arrepentimiento y la conversión.

Primera grada (soberbia)

El aro primero o primer círculo del purgatorio está reservado al pecado de la soberbia. Allí contemplan ejemplos escultóricos de humildad, como el pasaje de la Anunciación. Más adelante también contemplan imágenes del orgullo en sí, como los pasajes de la Torre de Babel. Dante pierde la primera letra "P".

Segunda grada (envidia)

Está reservado a los que purgan la envidia. Nuevamente, contemplas escenas ejemplares de virtud encarnadas en la Virgen María, el propio Jesús predicando el amor al prójimo o pasajes de la antigüedad.

Tercera grada (ira)

El círculo tercero está destinado al pecado de la ira. Virgilio explica a Dante el sistema moral del purgatorio y se reflexiona sobre el amor mal conducido. El punto central es afirmar el amor como principio de todo bien.

Cuarta grada (pereza)

Está reservado al pecado de la pereza. Tiene lugar una importante discusión sobre el libre albedrío y su relación con las acciones humanas que surgen del amor, tanto para el bien como para el mal. También se recuerdan los efectos de la pereza.

Quinta grada (avaricia)

En el quinto círculo se purga la avaricia. En un rellano del purgatorio, los poetas contemplan ejemplos de la virtud de la generosidad. El purgatorio tiembla a causa de la liberación del alma de Estacio, un maestro y poeta latino que le rinde honores a Virgilio.

Sexta grada (gula)

En este aro se purga el pecado de la gula. Estacio cuenta que, gracias a las profecías de la IV Égloga de Virgilio, se libró de la avaricia y acogió el cristianismo en secreto. Sin embargo, fue este silencio lo que le valió la condena. Se encuentran los penitentes sometidos a hambre y sed. Dante se sorprende de ver a Foresto Donati, salvado por las oraciones de su esposa.

Séptima grada (lujuria)

Reservado a los lujuriosos. Virgilio explica la generación del cuerpo y la infusión del alma. Desde un círculo en llamas, los lujuriosos cantan loas a la castidad. Se encuentran con los poetas Guido Guinizelli y Arnaut Daniel. Este último le pide oración. Un ángel anuncia que Dante debe atravesar las llamas para llegar al paraíso terrenal. Virgilio lo encomienda a su libre albedrío.

El paraíso terrenal

En el paraíso terrenal, Matilde, una virgen del medioevo, que se ofrece a guiarlo y develarle las maravillas del paraíso. Inician una travesía por el río Leteo y aparece una procesión precedida por los siete dones del Espíritu Santo. La procesión representa el triunfo de la Iglesia. Beatriz aparece y lo insta al arrepentimiento. El poeta es sumergido en las aguas del Eunoes y se regenera.

EL PARAÍSO

El paraíso de la Divina comedia está estructurado en nueve esferas, y las almas están distribuidas según la gracia alcanzada. Virgilio y Dante se separan. El poeta inicia con Beatriz el viaje hacia el empíreo, donde Dios habita. Pero ante todo el paraíso es una historia de amor. Del amor de Dante a Beatriz, pero sobre todo de Dios por los hombres, que pasa por el amor entre un hombre y una mujer.

Primera esfera, la Luna (espíritus que quebrantaron el voto de castidad)

La primera esfera es la Luna, cuyas manchas representan a aquellos que faltaron a los votos de castidad. Beatriz explica el valor de los votos antes Dios y qué puede hacer el alma para compensar su falta. Inicia el camino al segundo cielo donde, al llegar, lo alcanzan varios espíritus activos y benéficos.

Segunda esfera, Mercurio (espíritus activos y benéficos)

El espíritu del emperador Justiniano le informa a Dante que en Mercurio están aquellos que dejaron grandes obras de acción o pensamiento para la posteridad. El poeta pregunta porqué Cristo decidió el destino de la cruz como salvación. Beatriz le expone la doctrina de la inmortalidad del alma y la resurrección.

Tercera esfera, Venus (espíritus amantes)

La esfera tercera es Venus, destino de los amantes que lograron dominar su pasión. El poeta se encuentra a Carlos Martel, heredero del trono húngaro, quien expone dos casos contrarios en su propia familia. Luego, Fulco de Marsella que señala los pecados de Florencia, especialmente la avaricia del clero.

Cuarta esfera, el Sol (doctores en filosofía y teología)

La cuarta esfera es el Sol, donde se encuentran los doctores en teología y filosofía. Ante las dudas que Dante manifiesta, los sabios responden y enseñan. Santo Tomás de Aquino aclara la superioridad de Adán y Jesucristo respecto de la sabiduría de Salomón. Le habla también de san Francisco de Asís. San Buenaventura elogia a Santo Domingo.

Quinta esfera, Marte (mártires)

La quinta esfera es Marte. Está dedicada a los mártires de la cristiandad, tomados como guerreros de la fe. Las almas de los mártires son luces que se aglomeran formando una cruz. Beatriz elogia a los caídos en las cruzadas, y Dante se encuentra con su antepasado Cacciaguida, quien fue cruzado. Este predice el exilio de Dante.

Sexta esfera, Júpiter (gobernantes justos)

Es la esfera dedicada a los buenos gobernantes, de los que Júpiter como dios de los dioses griegos, es la alegoría. Allí Dante se encuentra con los grandes jerarcas de la historia considerados justos, como Trajano, de quien una leyenda dice haberse convertido al cristianismo.

Séptima esfera, Saturno (espíritus contemplativos)

Saturno, la séptima esfera, es donde reposan los que hicieron vida contemplativa en la tierra. Allí conversan Dante y San Damián sobre la doctrina de la predestinación, el monacato y los malos religiosos. San Benedicto le expresa también su decepción frente al destino de su orden. Dante y Beatriz inician el paso a la octava esfera.

Octava esfera, estrellas (espíritus triunfantes)

La octava esfera corresponde a las estrellas de la constelación de géminis, que simbolizan a la Iglesia militante. Allí, aparecen Jesucristo y la Virgen María, a cuya coronación asiste. Beatriz pide para Dante el don del entendimiento. San Pedro lo interroga sobre la fe; Santiago, sobre la esperanza, y san Juan evangelista sobre el amor. Dante sale victorioso.

Novena esfera, cristalino (jerarquías angélicas)

El poeta atisba la luz de Dios, rodeado por nueve anillos de cortes celestiales. Beatriz le explica a Dante la correspondencia entre la creación y el mundo celeste, y son descritos los ángeles siguiendo las enseñanzas de San Dionisio.

El Empíreo, el cielo (Dios, ángeles y beatos)

Dante asciende, finalmente, al empíreo, un lugar más allá del mundo físico conocido, la verdadera morada de Dios. El poeta es envuelto en la luz y Beatriz se ve revestida de inusual belleza. Dante distingue una gran rosa mística, símbolo del amor divino, en la que las almas santas hallan su trono. Beatriz obtiene su lugar junto a Raquel. Dante será conducido en su tramo final por San Bernardo. La Santísima Trinidad se manifiesta a Dante en forma de tres círculos idénticos en cuyo centro resplandece el rostro humano de Cristo. Tras ser iluminado, Dante abre su entendimiento y comprende el misterio del amor divino.

Dante se hace compañero de viaje para mostrarnos el itinerario hacia la felicidad, para vivir plenamente nuestra humanidad. La finalidad de toda su obra y de cada una de sus partes, escribe el propio Dante, es apartar a quienes viven en esta vida del estado miseria y conducirles al estado de felicidad, a ser felices. Porque este y no otro es el destino de los humanos, su tarea y vocación.

El “señor del altísimo canto”, como llamó S. Pablo VI al poeta florentino- se hace guía de la humanidad porque ha experimentado la zozobra en su vida y ha recorrido el camino que conduce a Cristo: lo ha encontrado en las selvas oscuras de su vida terrena, y ha descrito cómo llegar a Su luz.


En el Equipo Pedagógico Ágora trabajamos de manera altruista, pero necesitamos de tu ayuda para llevar adelante este proyecto


¿Por qué hacernos un donativo?


Esta web utiliza cookies. Para más información vea nuestra Política de Privacidad y Cookies. Si continúa navegando consideramos que acepta su uso.
Política de cookies