Beethoven: música a corazón abierto
La vida interior de un gran músico
Javier Ibarz Gabardós
Beethoven expone sus principios a una joven admiradora:
¡Mi querida y buena Emilia, mi querida amiga!
No arranques a Haendel, Haydn y Mozart su corona de laurel; les pertenece a ellos y no a mí todavía Continúa, no ejercites tan solo tu arte, sino penetra en su intimidad; él lo merece, pues sólo el arte y la ciencia elevan al hombre hasta la divinidad El verdadero artista no tiene orgullo; sabe bien que el arte no tiene límites; siente oscuramente hasta qué punto está alejado de su objetivo, y mientras otros tal vez le admiran, lamenta no haber llegado todavía ahí donde su genio mejor brilla para él como un sol lejano. Iría más gustoso a tu casa, con los tuyos, que a las de muchos ricos en las que se adivina la pobreza de su espíritu No reconozco en ningún hombre otro signo de superioridad más que la bondad; ahí donde la encuentro, ahí está mi hogar.
17 de julio de 1812, a Emilia M.
una niña que le escribió en secreto para decirle que su música le hacía feliz.
Beethoven sufre una grave crisis de salud el verano de 1817:
Dios escuchará mi oración, una vez más me librará de semejante adversidad. Porque le he servido desde mi infancia, me he confiado a Él, he hecho todo el bien que he podido; confío todavía en él únicamente y por completo: espero que el Todopoderoso no me dejará caer en mis tribulaciones.
Al archiduque Rodolfo, 1 de septiembre de 1817Tened paciencia conmigo. En mi actual situación no puedo obrar como lo hacía antes, ¡y, sin embargo, aún me llamo BEETHOVEN!
A Nannete Streicher, finales de agosto de 1817.
Beethoven defiende a su sobrino Karl tras el intento de suicidio de éste, en 1826
Estad persuadidos de que la humanidad, aun en su caída, para mí es siempre sagrada.
Al consejero municipal Czapka
Fragmentos literarios copiados por Beethoven en sus cuadernos
Pocos días le son concedidos al hombre. Aquél que piensa con crueldad y realiza actos crueles es perseguido toda su vida por los deseos de desgracia, y cuando muere, su memoria es objeto de oprobio. Pero aquél que piensa con nobleza y realiza actos nobles, de éste la fama merece alcanzar a todos los hombres de la tierra, y cada uno de ellos le bendecirá.
Homero, Odisea, canto XIXQuiero abandonarme pacientemente a todas las vicisitudes y colocar mi absoluta confianza únicamente en tu inmutable bondad, ¡Oh Dios!, ¡sé mi roca!; ¡oh, Dios, sé mi luz, sé eternamente mi seguridad!
Christian SturmAquél que quiere cosechar lágrimas (con que se le llore a su muerte) debe sembrar amor
Schiller, Guillermo Tell«Vidi malum et accepi»
PlinioOración para todo tiempo: Das Schöne zu dem Guten (lo bello unido al bien)
Mathisson