Primavera de 2019

Amor humano: eros y ágape

5 al 7 de abril de 2019

PROGRAMA DE ACTIVIDADES

 

Amor humano: eros y ágape
"...Pero un amor sólo es grande y duradero en la medida en que lo nutren las decepciones y dolores sembrados sobre su camino. Desconocer lo que hay de positivo y fecundo en el dolor es la lacra principal de nuestra generación. El amor, para ser de veras grande y duradero, necesita también nutrirse con sacrificios. No hay amor duradero sin sacrificio mutuo, sin esfuerzo para superar las decepciones, la monotonía, los respectivos egoísmos, sin paciencia para soportar las miserias e imperfecciones del otro.

El amor tiene que conjugarse y amalgamarse con el amor eterno. Quien ama de verdad acoge al ser amado no como un dios, sino como un don de Dios; no lo confunde nunca con Dios, pero no lo separa nunca de Dios.

Para amar a un ser finito, con todas sus miserias e imperfecciones, es preciso amarle como mensajero de una realidad que le sobrepasa, de una plenitud divina."

JUAN MANUEL DE PRADA

La vocación al amor es un punto neurálgico en la vida del ser humano. De cómo se entienda y se viva el amor depende su sentido. El amor es sentimiento pero es más, mucho más. Es comunicación, apertura, don, entrega. Nos habla de procurar el bien de la persona amada, de fidelidad, de esfuerzo, de ofrecer lo mejor, de superar dificultades y fracasos y de compartir éxitos y alegrías. De comprometer la vida para buscar el bien de otra persona, su perfección y su felicidad.

El amor es una tensión de nuestra voluntad hacia lo que se entiende como perfecto y bueno, pero no deja de ser tampoco afecto: una pasión, un deseo, una necesidad y un placer deleitoso. Los griegos dieron el nombre de eros al amor que se impone al ser humano, que es al mismo tiempo carencia y necesidad, pasión y deseo, elevación y goce. Como escribe Lope de Vega: "Desmayarse, atreverse, estar furioso, / áspero, tierno, liberal, esquivo, / alentado, mortal, difunto, vivo, / leal, traidor, cobarde y animoso; / no hallar fuera del bien centro y reposo, / mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, / enojado, valiente, fugitivo, / satisfecho, ofendido, receloso; / huir el rostro al claro desengaño, / beber veneno por licor süave, / olvidar el provecho, amar el daño; / creer que un cielo en un infierno cabe, / dar la vida y el alma a un desengaño; / esto es amor, quien lo probó lo sabe."

Si el amor es mal entendido y mal vivido los seres humanos padecen ásperamente las consecuencias. El eros ebrio y desordenado, lejos de ser una elevación hacia lo divino y lo mejor, se convierte en caída y degradación. Resulta así evidente que el eros necesita ser ordenado y purificarse para dar al hombre y la mujer, no el placer de un instante o el fuego de una pasión desatada y tal vez destructiva, sino un modo de hacerle pregustar en cierta manera lo más alto de su existencia, esa felicidad a la que tiende todo nuestro ser.

No es igual el amor de sentimiento (sentir, desear, necesitar, gustar...) que el amor de voluntad (querer, comprometerse en el bien, cuidar, entregarse). Y dentro de este último es fundamental distinguir entre el amor de posesión, que se dirige hacia las cosas y las cualidades de las personas, y el amor de oblación y entrega, que mira hacia las personas mismas.

Fue el cristianismo el que advirtió un sentido más profundo en el amor humano, tomando precisamente como referencia lo que sabía de un Dios que es definido precisamente como Amor (Ágape). Así entendido, el amor es clarividencia ante lo valioso, donación y libre entrega, benevolencia, generosidad. Sin dejar de ser deleite, es activo, trabaja, cultiva el bien, busca ante todo el bien del ser amado. Y no excluye el sufrimiento si es preciso por el bien de quien se ama. Más aún, aspira también a ser eterno.

Esto resulta incomprensible para quienes conciben la libertad como una fuerza desligada de cualquier obligación, fidelidad y compromiso, o como una fuerza de autoafirmación que no tiene en cuenta a los demás y sólo busca el propio bienestar egoísta.

Sin embargo, el compromiso de amor fiel y leal no es una pérdida de libertad, sino el ejercicio más completo de la misma. Es la dimensión más profunda y grande de la libertad del hombre que, precisamente porque es libre, dueño de sí, puede entregarse totalmente a alguien y comprometer el amor como deuda.

Así pues, nos ha parecido de gran importancia y actualidad traer como tema de nuestra reflexión:

EL AMOR HUMANO: EROS Y ÁGAPE

FORUNIVER es una Escuela de humanismo que pretende suscitar el encuentro con los valores de sentido, a los que en el fondo aspira el corazón. FORUNIVER es una amistad que crece. ¡No vengáis solos!

Andrés Jiménez. Director pedagógico.

 

PROFESORES PONENTES INVITADOS
  • Santiago Arellano Hernández

Catedrático de Literatura. Ex Director General de Educación del Gobierno de Navarra

  • José Javier Ruiz Serradilla

Profesor de Filosofía

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