Acerca del transhumanismo
El transhumanismo es un movimiento cultural que afirma la necesidad de mejorar la condición humana, basándose en el uso de la tecnología aplicada bajo un marco ético sustentado en la pretensión de que el ser humano no sólo es sujeto de su existencia sino también forjador de su propio modo de ser.
Este movimiento, respaldado por costosas inversiones dedicadas a investigar y difundir sus tesis, afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie y aplicar nuevas tecnologías con la finalidad de eliminar aspectos indeseables e innecesarios de la condición humana como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento, e incluso, la mortalidad.
Se presenta como un nuevo paradigma sobre el futuro del hombre que reúne a científicos de distintas áreas (Inteligencia Artificial, Neurología, Nanotecnología e investigadores en tecnología punta), a filósofos y hombres de cultura con un mismo objetivo: alterar, mejorar la naturaleza humana y alargar su existencia.
Se suele precisar y distinguir entre “transhumanismo” y “posthumanismo”. El primero vendría a ser un momento transitorio en el que se trabaja para “diseñar” humanos con capacidades psíquicas, físicas e intelectuales mejoradas respecto de un “humano normal”. El segundo vendría a ser una fase superadora de la anterior, en la que nos hallaríamos ante una nueva especie, por supuesto más perfecta que la presente.
Para ello, los promotores pretenden servirse de la eugenesia embrionaria y prenatal, seleccionando a los mejores y suprimiendo a los enfermos; proyectan también utilizar tecnologías que amplíen las capacidades físicas, intelectuales y psicológicas de los humanos, buscando presuntamente la igualdad entre los hombres y evitar las brechas entre clases sociales. El objetivo final es la longevidad, aunque algunos de sus adeptos se han mostrado a favor de trabajar directamente en pro de la inmortalidad.
En esta misma línea se encuadra también la llamada teoría “cyborg” (organismo cibernético, híbrido de máquina y organismo), entre cuyos objetivos está, como paso primero, la emancipación del cuerpo: cambiar el orden significante de la corporalidad, eliminar la naturaleza. Se trata de ir a una sociedad sin sexos ni límites, en la que el ideal del “nuevo” ser humano estaría representado por una hibridación que rompiera la estructura dual hombre–mujer, masculino–femenino. Una sociedad, por tanto, sin reproducción sexual, sin paternidad y sin maternidad. Confiada únicamente a la ciencia, la biomedicina, la biotecnología y la ingeniería genética.
Se habla muy en serio también de una “existencia post-biológica”: realizando un escaneo de la matriz sináptica de un individuo y reproduciéndola después en una computadora, se pretende emigrar de un cuerpo biológico a un substrato puramente digital.
Es evidente que se están poniendo en tela de juicio los límites de la naturaleza humana, así como el concepto mismo de ‘naturaleza’, tomada como un modo de ser constitutivo que define a los seres (particularmente al ser humano), para dar lugar a una suerte de “constructivismo”: somos, exclusivamente, lo que hacemos de nosotros mismos. Y entonces todo es posible. ¿Todo…?