Verano 2024

Santiago Arellano

In memoriam

Del 19 al 25 de julio 2024

 

Santiago Arellano
"Mirad que se trata de un escenario sencillo, con personas que viven de sus manos y se ganan con esfuerzo el pan de cada día. A la sombra reparan las redes. La hija sentada en el suelo apoya su espalda en la pared de una casita humilde, sin duda de pescador; cose las redes, y el padre, mayor, va señalando los puntos que hay que reparar. Al fondo se ven las barcas y el mar de Valencia. Lo demás es luz, blanca en los muros, aún en sombra, y en el pasillo del jardín; y azules en el cielo y en el mar.

La ropa tendida no desentona del zócalo de flores que bordea el pasillo hacia la puerta de salida.

El tiempo fluye, como la tarde plácida. Y la misma vida. En el portalón abierto se recorta la figura de un joven quizás impaciente. Lo mira la joven, con una cierta complicidad. ¿Será el amor? En la pared, una jaula. ¿Oís cantar al jilguero?... Las ropas regionales de la joven y su peinado recogido hablan de dignidad y buen gusto. El padre en su sencillez lo confirma. La escena tiene el señorío de quien sabe vivir inmerso en la belleza. Ellos podrían decir: sin la belleza no podríamos vivir".

Santiago Arellano

Hay personas que dejan en nuestra vida un poso indeleble de bien, suscitado por el asombro y la admiración, por el afecto, la amistad, el magisterio, la comunión de ideales, por el roce mismo. Personas que son un regalo precioso, que nos inspiran y que hacen del vivir un gozo. Santiago era, es, de esas personas. Y por eso su amistad y su magisterio han sido y son para nosotros un tesoro. Un regalo de Dios. Una gracia.

Se ha dicho que la amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Pero en el caso de Santiago Arellano me atrevo a decir que era aún más que eso. Su amistad era una forma cordial y amable de magisterio vivido, una invitación a la belleza, al bien y a la verdad, a la amistad con Dios; un canto a todo lo creado y sobre todo al Creador. Todo ello evidenciado con su ejemplo y su alegría. Era disfrutar de lo mismo que a él le hacía vivir esperanzado y, por lo tanto, feliz. No es que en su vida no hubiera habido pesares. Claro que los hubo. Pero fue capaz de integrarlos en un amor grande, muy grande. Ese Amor que da sentido y hace nuevas todas las cosas. El Amor del Corazón de Cristo.

Él mismo escribió:

“...He pretendido ser un buen profesor, un discreto padre, un enamorado de mi familia y de mi esposa, un apasionado hijo de Navarra, de España y de la Europa cristiana, y que por sobre todo he aspirado a ser un buen hijo de la Iglesia Católica, a quien le debo todo: el fundamento del Amor como razón de vivir, mi visión de la vida y mis Esperanzas, en medio del caos, de las incertidumbres y del barullo contemporáneo...”

“Pretendo que este abuelo un día llegue con sus palabras al corazón de sus nietos para que lo recuerden como una persona afable, que sabía admirar la belleza de las rosas y de los atardeceres, incluidas las espinas y los nubarrones, agradecer como supremo el don de la amistad, el trabajo bien hecho, entusiasmarse con el amor, y anonadarse ante la belleza inefable de un Dios enamorado de la humanidad y que tiene el pecho del amor muy lastimado porque tiene Corazón...”

Santiago dedicó una ingente labor y su mayor esfuerzo a educar la mirada, a despertar y afinar la sensibilidad y la finura de conciencia en quienes le escuchaban, le leían y compartían con él amistad, tiempo, ideales y aficiones.

Nos hallamos ante alguien que poseía una formación humanística fuera de lo común. Sin duda, un sabio conocedor de la literatura, en particular la española, hasta extremos increíbles; pero asombraba escucharle articular desde una visión global y sumamente lúcida claves históricas, artísticas, filosóficas y aun teológicas. Su objetivo como maestro era ofrecer “claves de sentido” para mostrar el verdadero significado y valor de las cosas, del propio ser humano y de su quehacer en la vida. Porque, como repetía con ocasión y sin ella, “¡¡hemos sido creados para amar...!! “.

Maestro de la mirada -“Aprender a mirar para aprender a vivir” era uno de sus lemas más queridos-, su fe, su amistad y su magisterio han iluminado nuestra vida: “...sea verdad o sueño, obrar bien es lo que importa. Si fuere verdad, por serlo; si no, por ganar amigos para cuando despertemos.” (Calderón de la Barca, La vida es sueño, vv. 2423-2427)

FORUNIVER, Foro Universitario de Verano 2024, es un ámbito de encuentro y de amistad para reflexionar sobre un tema esencial. Pero en esta ocasión es ante todo una especie de reunión familiar para para traer al recuerdo y a la vida al maestro y al amigo:

“Aprender a mirar para aprender a vivir. Santiago Arellano, in memoriam”

No vengas solo. FORUNIVER es una amistad que crece. Gaudeamus!

Andrés Jiménez, director pedagógico

 

PROFESORES PONENTES INVITADOS
  • José Manuel Almuzara

Arquitecto, gaudinólogo. Presidente de la Asociación pro-Beatificación de Antonio Gaudí.

  • José Ramón Ayllón

Profesor de Filosofía y de Antropología en diversas universidades, escritor, coordinador de Nueva Revista

  • Fernando Carbajo López

Catedrático de Filosofía. Ex Jefe de gabinete de la Consejería de Educación del Gobierno de Navarra

  • Juan Antonio Gómez Trinidad

Catedrático de Filosofía. Ex Director General de Educación del Gobierno de la Rioja y Ex parlamentario.

  • Mª Carmen González Torres

Profesora titular de la Facultad de Educación y Psicología. Universidad de Navarra.

  • José Iribas Sánchez De Boado

Abogado. Miembro del Equipo de Titularidad de la Fundación Educativa Franciscanas de Montpellier. Ha sido Alcalde de Tafalla, Concejal de Pamplona, Senador, Consejero de Educación del Gobierno de Navarra.

  • Andrés Jiménez Abad

Catedrático de Filosofía. Pedagogo

 

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