“La búsqueda de la Belleza, itinerario de una vida”
José Manuel Almuzara
Arquitecto, gaudinólogo
Desde hace muchos años difundo a Gaudí, su vida y su obra, como hombre, arquitecto y católico, con el objetivo, entre otros, de ayudar a descubrir o potenciar la capacidad de asombro; como así le ocurrió a Yun Young-Joo, directivo de la Cámara de Comercio e Industria de Busan, Corea del Sur, que escribía el 19 de marzo de 1998:
“Gaudí, con su búsqueda constante de la verdad, realizaba obras que hacen que la gente descubra el hálito divino que palpita en ellas. Su arquitectura merece el elogio de la gente, ya que escribió poesía con su arquitectura” … “A través de las obras de Gaudí, y del toque divino que tienen, me convencí de la existencia de Dios…”.
Creo que a Gaudí y a don Santiago les unen muchas cosas en su búsqueda de la Belleza e itinerario de una vida; destaco algunas frases de Gaudí:
- “La Belleza es el resplandor de la Verdad. Como el arte es Belleza, sin Verdad no hay arte. Para encontrar la Verdad tienen que conocerse bien los seres de la creación”.
- “El amor a la verdad debe estar por encima de cualquier otro amor”.
- “El pensamiento no es libre sino esclavo de la verdad. La libertad no es cosa del pensamiento, sino de la voluntad”.
- “Todo lo que he hecho depende de las circunstancias; si vienen bien, para acomodarme, y, si mal, para luchar; siempre sirven; son las manifestaciones de la Providencia”.
Del maestro Lluís Millet [Texto de Lluís Millet i Pagés (1867-1941), compositor y director de coro, discípulo de Felipe Pedrell; fundó en 1891 junto a Amadeo Vives el coro mixto Orfeón Catalán. Artículo: “Antoni Gaudí”, Revista Musical Catalana, mayo-julio de 1926, núm. 169-171, pág. 125-127.], destaco unas palabras con relación a su amigo Gaudí, “el arquitecto de Dios”, que podríamos aplicarla a don Santiago, “el filólogo de Dios”:
“Un hombre que veía el mundo ligado a lo eterno, que sentía toda la dignidad de la naturaleza glorificando al creador de todo, un cristiano en el sentido absoluto de la palabra, un humilde devoto de Cristo Redentor dando con sus obras y toda su vida testimonio firme de una fe profunda y completa”.
Escuchar y leer a don Santiago es para mí un gozo, un privilegio haberle conocido. En Cizur Mayor me dedicó su libro “Aprender a mirar para aprender a vivir” con estas palabras, que demuestran la calidad humana y espiritual de este “filólogo de Dios”, un regalo que agradezco y la certeza de ser instrumento: [Aprendí de Robert Schuman: “Somos todos instrumentos sumamente imperfectos de una Providencia que se sirve de nosotros para la realización de grandes designios que nos sobrepasan. Esta certeza nos obliga a tener mucha modestia, pero también nos confiere una serenidad imposible de justificar solo por nuestras experiencias personales, consideradas desde un punto de vista meramente humano”.]
“Querido José Manuel.
Tu fuente de sabiduría brota a la par que se alzan las maravillas de Gaudí. Pones palabras al esplendor de su obra. Yo, en pequeño, he seguido tus huellas, he pretendido que aprendan a mirar para que aprendan a vivir”.
Cizur Mayor, 21.XI.2020
“La belleza no es conceptual, la belleza te tiene que hacer “temblar el alma”. ¿Qué es lo que pasa cuando contemplas una obra de Gaudí, o de cualquier otra obra de arte, que sirve a la verdad? No es un esquema racional: “¡Ya he entendido a Gaudí!” A Gaudí puedes esforzarte en comprenderle, y adquirir información, pero cuando lo mires de verdad, sentirás un chispazo que te dejará como si estuvieras en el cielo. No esperéis raciocinios de santo Tomás cuando vayáis al cielo. Tendréis emociones sobrecogedoras, que os dejarán sin habla. Eso es lo que pasa al entrar en la Sagrada Familia, o al contemplar cualquier rincón de ella”. Santiago Arellano.
Me siento muy afortunado porque he podido conocer y aprender de un maestro: “su amistad era una forma cordial y amable de magisterio vivido, una invitación a la belleza, al bien y a la verdad, a la amistad con Dios; un canto a todo lo creado y sobre todo al Creador. Todo ello evidenciado con su ejemplo y su alegría. Era disfrutar de lo mismo que a él le hacía vivir esperanzado y, por lo tanto, feliz. No es que en su vida no hubiera habido pesares. Claro que los hubo. Pero fue capaz de integrarlos en un amor grande, muy grande. Ese Amor que da sentido y hace nuevas todas las cosas. El Amor del Corazón de Cristo”. Andrés Jiménez.
Muchas gracias don Santiago, acompáñanos con Gaudí en nuestro caminar hacia la LUZ y la BELLEZA, con fe, esperanza y caridad.
Barcelona, 15 de julio de 2024.