Pedro Calderón de la Barca
1.- Nuestro tiempo queda reflejado en el siguiente diálogo de Alicia en el País de las maravillas:
“Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
-Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar --dijo el Gato.
-No me importa mucho el sitio... --dijo Alicia.
-Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes --dijo el Gato.
-... siempre que llegue a alguna parte --añadió Alicia como explicación.
-¡Oh, siempre llegarás a alguna parte --aseguró el Gato--, si caminas lo suficiente!”
Es posible que lleguemos a alguna parte; pero más probable es que nos quedemos varados en el camino. Si Ulises, al terminar la guerra de Troya no hubiera sabido que su lugar natural era Ítaca, se hubiera quedado en cualquiera de las mil tentaciones que le sobrevienen en el camino...
Si no hubiera sabido que en Ítaca le esperaba su padre Laertes, su hijo Telémaco, su esposa Penélope, su porquerizo Eumeo y hasta su perro Argos no hubiera regresado y más sabiendo que tiene que disfrazarse de mendigo y entablar una lucha a muerte con los pretendientes de su mujer. Tiene razón Cernuda. Si no existen lazos, vínculos es imposible caer en la cuenta de regresar; que es en los compromisos, como le enseña el Zorro al Principito, donde aparece nuestra liberación
2.- Una acomodación a nuestro tiempo en el marco del Transhumanismo y de las Agendas 2030 y 2050. Seréis como Dios. Una opción desde la libertad. Siempre, siempre desde la libertad. Este es el dilema: con Dios o contra Dios. Inmortalidad y eterna juventud. Aquí para siempre (más que una utopía). O eternidad: Morir solo es morir, morir se acaba (José Luis Martín Descalzo)