Colegio de las Teresianas
En 1888, san Enrique de Ossó, fundador de la Compañía de Santa Teresa, encargó a Gaudí, por recomendación del obispo de Astorga, paisano y amigo del joven arquitecto, la construcción de un colegio y convento para su congregación.
Para la obra disponía de recursos bastante limitados, al contrario que en el caso del Palau Güell, obra que Gaudí dirigía paralelamente. A pesar de eso, resulta admirable lo que el arquitecto consiguió con el dominio del ladrillo y la piedra (tomada en gran medida de la desechada en la obra del Palau).
El artista rehízo el proyecto recién iniciado por Joan Pons, manteniendo los cimientos ya acabados y convirtió una sencilla construcción en una obra capital de la arquitectura, sin alterar el volumen ni el perfil de la planta.
En estos años, la amistad del obispo Grau conduce a Gaudí a una profundización en su vida de fe. El arquitecto estudia a fondo Las moradas o El castillo interior de Santa Teresa de Jesús, fruto de ello será precisamente este edificio.