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Vida y pensamiento de Víktor E. Frankl

Logoterapia y sentido de la vida

Martín F. Echavarría
Director de Estudios de la Licenciatura en Psicología
Universitat Abat Oliba CEU

Esta nota se propone hacer una presentación general de la figura de Víktor E. Frankl, el conocido médico creador de la Logoterapia, teoría y método psicoterapéutico que tiene como meta la humanización de la psicoterapia y como centro el tema del sentido de la existencia, al cumplirse este año el centenario de su nacimiento

Ontología dimensional, persona e inconsciente espiritual

Víktor E. Frankl

Las ideas filosóficas de Frankl se inspiran básicamente en el existencialismo de Heidegger, con influencias también de Jaspers y Scheler. Frankl parte de la crítica del carácter reduccionista de las teorías de Freud y Adler, a los que considera psicologistas. El problema del psicologismo y del biologismo sería, según este autor, que reducen al ser humano total a la visión parcial que sus propios métodos permiten captar. Frankl, en cambio, siguiendo al filósofo Nicolai Hartmann, prefiere hablar de una “ontología dimensional”. El hombre tendría un estrato biológico, uno psicológico y uno espiritual.

Frankl tiene una concepción dialéctica de la relación entre lo espiritual y lo psico-biológico. Esto último es lo fáctico, lo dado. El espíritu, la persona profunda, en cambio, resulta de la toma de posición ante lo fáctico y se identifica con la libertad.

Pero no se trata principalmente de las decisiones conscientes, sino de las que proceden del “inconsciente espiritual”, que es la raíz del espíritu, y que es radicalmente distinto del inconsciente pulsional de Freud. Por este motivo, también, Frankl rechaza la idea clásica de la persona como sustancia. Para él, la persona es pura “realidad de ejecución”.

La neurosis noógena, la logoterapia y el sentido de la vida

Mientras que en la época de Freud y Adler las neurosis parecían tener como causa la sexualidad o la voluntad de poder, y por lo tanto una génesis “psíquica”, en nuestros días, la causa parece ser “existencia”. Las sociedades contemporáneas se caracterizan por el nihilismo, la falta de sentido y de metas, que conduce a la desazón, el tedio y el vacío existencial. Esto, que en sí mismo es un problema, puede además transformarse en una neurosis. A estas neurosis causadas por el vacío existencial, Frankl las llama “neurosis noógenas”, es decir causadas desde el estrato “noético”, espiritual o existencial del ser humano. Así como algunas personas reprimen sus complejos asociados a pulsiones inaceptables para la conciencia, hay personas que reprimen su vida espiritual.

No toda neurosis es noógena, según Frankl. Cuando no lo es, se debe aplicar la simple psicoterapia. Pero si hay neurósis noógena la psicoterapia no basta. Tampoco es suficiente el análisis existencial, con el que Binswanger complementaba el psicoanálisis, es decir, un análisis del modo de ser-en-el-mundo individual.

Es necesario introducir en el tratamiento los valores. Esto ya no es una psicoterapia, sino “logoterapia”, una “cura médica del alma”, que tiene como centro el descubrimiento del sentido de la propia existencia. La fuerza última que motiva toda la vida humana no es la sexualidad, ni la volunta de poder, sino la “voluntad de sentido”.

Este sentido de la vida, como ya decía Allers, está dado por la escala de preferencia de valores. Sin embargo, esto no quiere decir que para Frankl el sentido de la vida sea el mismo para todos. El sentido de la vida es individual, y para cada uno puede ser completamente distinto. Por otro lado, tampoco el sentido es elegido concientemente, sino que nos viene “dado”, es un “evento”, del inconsciente espiritual.

Por este motivo, en Frankl, la introducción de los valores no implica que se propongan al paciente principios éticos concretos, lo que a su juicio sería una imposición de los valores del terapeuta.

El único valor que debe dirigir la psicoterapia, en su opinión, es el de la “responsabilidad”, que él considera un “valor formal” respecto de cualquier definición “material” de los valores.

Religión

Según Frankl, el problema esencial de la existencia humana es “religioso”. Pero esto no quiere decir que sea “confesional”. Frankl presenta una que él llama “definición operacional” de Dios: “el interlocutor de nuestros soliloquios más íntimos”. Para algunos este interlocutor es Dios, para otros el propio yo, para otros la nada. El ateísmo, en efecto, no sería otra cosa que una forma radical de “teología negativa”. A cualquiera de estas tres personas las considera religiosas si son sinceras consigo mismas.

Por este motivo, también, Frankl piensa que se evolucionará desde las religiones institucionales hacia una religiosidad individual: cada uno encontrará el lenguaje más apropiado para expresar su propia intimidad trascendental. Pues, para nuestro autor, la religión no es otra cosa que un sistema de símbolos que expresan la vivencia profunda de lo que él llama “inconsciente trascendental” (en el sentido más kantiano que metafísico de esta palabra).

En la religión institucional, estos símbolos se endurecerían y se harían inadecuados para la expresión de la religiosidad personal.

Balance de su pensamiento

Se debe reconocer a Frankl el mérito de haber señalado la importancia de los factores espirituales en la vida humana normal y patológica, como también el éxito que logró en la divulgación de estos temas, poco frecuente en la psicología cientificista y reduccionista, que es la de mayor difusión. También, su insistencia en la incorporación de los valores en la psicoterapia, y su intención de hacerla más humana y más acorde con las necesidades espirituales de la persona. Muchas ideas prácticas y análisis de situaciones que hace a lo largo de sus obras merecen atención y pueden ser aprovechados con fruto.

Esto no significa, sin embargo, que, desde el punto de vista del pensamiento cristiano, se pueda estar de acuerdo con todas sus ideas más fundamentales. Advertimos en este sentido, deficiencias en su concepto actualista y dialéctico de persona, su idea de una responsabilidad inconsciente, el carácter individual y relativo del sentido de la vida, de los valores y de la religión.


1. Cfr. V. E. FRANKL, “Rudolf Allers como filósofo y psiquiatra”, en Logoterapia y análisis existencial, Herder, Barcelona 1994, 229-239.

2. Trad. esp. La presencia ignorada de Dios, Herder, Barcelona, 1988.

3. Cfr., especialmente, N. HARTMANN, Ontología III. La fábrica del mundo real, Fondo de Cultura Económica, México 1986.

4. Cfr. V. E. FRANKL, El hombre doliente. Fundamentos antropológicos de la psicoterapia, Herder, Barcelona 1990.

5. Cfr. V. E. FRANKL, Teoría y terapia de las neurosis, Herder, Barcelona 1984.

6. Cfr. V. E. FRANKL, La Voluntad de Sentido, Herder, Barcelona 1983.

7. Cfr. R. ALLERS, Naturaleza y educación del carácter, Labor, Barcelona 1950, 28-30.

8. Cfr. V. E. FRANKL, Le radici della logoterapia. Scritti giovanili 1923-1942, Libreria Ateneo Salesiano, Roma 2000, 129. (Hay trad. esp.: Las raíces de la logoterapia. Escritos juveniles 1923 - 1942, Fundación Argentina de Logoterapia “Viktor E. Frankl”, Buenos Aires 2001).

9. Cfr. V. E. FRANKL, La presencia ignorada de Dios, 67-79; 95-96; Logoterapia y análisis existencial, 281-301.


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