Comentarios (0)Teresa de Calcuta
“Vocación dentro de la vocación” a servir a los más pobres de los pobres
Título original: "Teresa de Calcuta"
País y año: Italia (2003)
Director: Fabricio Costa
Guión: Francesco Scardamagia y Máximo Cerotini
Intérpretes: Olivia Hussey, Laura Morante, Ingrid Rubio, Sabestianno Osma, Michael Mendl
Música: Guy Farley
Producción: Pete Maggi, Luca Bernabei
Duración: 110'.
A finales de los años 40, devastada por problemas que abruman a las autoridades, en Calcuta crece la desesperación de los débiles, los enfermos y los pobres de solemnidad. En medio de este sufrimiento, una religiosa siente la vocación de ayudar a los pobres, curar a los leprosos que mueren en las calles y a los huérfanos y abandonados.
La película ha contado con el beneplácito de las Misioneras de la Caridad, y es adaptación para la gran pantalla de una serie televisiva que obtuvo gran éxito en Italia, con una audiencia de más de 10 millones de espectadores. A rranca con el descubrimiento de "la vocación dentro de la vocación" de la Madre Teresa a servir a los más pobres de los pobres. La experiencia de su llamada está bellamente simbolizada en la escena del andén, en la que un mendigo abandonado le suplica: Tengo sed, frase de Cristo en la cruz que preside las capillas de la congregación de las Misioneras de la Caridad. Se describe con detalle el desconcertante nacimiento de esta vocación, las dificultades para obtener la aprobación de la Iglesia, la incomprensión y dificultades que ponen a su obra las autoridades locales y colectivos musulmanes de la ciudad, y la ayuda inestimable de los padres Van Exem y Serrano.
La fe en la Providencia es otro de los asuntos que el guión trabaja con más profundidad, y vertebra la obra caritativa y social de Madre Teresa. Tal vez lo más conseguido sea el sereno tono sobrenatural con que trata su fidelidad, su coherencia y su hondura espiritual. Deja claro que toda su actividad nacía de su relación personal y viva con Cristo, al que veía en sus semejantes y al que acudía en incesante oración. Muestra también la indomable tenacidad de su carácter, mitad fibra personal, mitad (o más) confianza absoluta en la voluntad de Dios (la secuencia del lapicero de Dios es sencillamente fantástica). Hasta sus más radicales opositores terminan sucumbiendo a su mirada, llena de humanidad y de gracia. Su fragilidad física magníficamente expresada por Olivia Hussey contrasta con su fuerza espiritual y moral.
La segunda parte de la vida es vista de manera fragmentada, apresurada casi hay una aparición de Pablo VI pero s e echa de menos la presencia de Juan Pablo II-. Todo ocurre demasiado rápido, y uno se queda con ganas de conocer con más detalle la cara interna de lo que se ha conocido de esta mujer grande y a la vez humilde. Sólo se apunta, por ejemplo, la noche de fe que atravesó en sus últimos años.
La puesta en escena es lógicamente algo televisiva, con pequeños defectos técnicos a los que obliga la contención en el metraje. La película está protagonizada por una extraordinaria Olivia Hussey, recordada por su papel en Romeo y Julieta, de Franco Zeffirelli, y por el de la Virgen María en la película Jesús de Nazaret, del mismo director. El guión y el trabajo de actores son impecables y dotan de solidez al resultado final. Los primeros planos registran con eficacia la fuerza de las miradas, tan significativas en este film.
Para ver con el corazón muy, muy abierto.