Cine y valores
Comentarios (0)

¡Qué bello es vivir!

Fabulosa lección sobre el sentido de la vida

¡Qué bello es vivir!

FICHA TÉCNICA

Sinopsis:
George Bailey (James Stewart) es un honrado y modesto ciudadano que dirige y mantiene a flote un pequeño banco familiar, a pesar de los intentos de un poderoso banquero por arruinarlo. El día de Nochebuena de 1945, abrumado por la repentina desaparición de una importante suma de dinero, que supondría no solo la quiebra de su banco, sino también un gran escándalo, decide suicidarse –“valgo más muerto que vivo”-, pero cuando está a punto de hacerlo ocurre algo extraordinario...

DIRECTOR: FRANK CAPRA. EEUU 1946. 122. Min.
GUIÓN: Frances Goodrich, Albert Hackett, Frank Capra.
FOTOGRAFÍA: Joseph Walker & Joseph Biroc (B&W)
MÚSICA: Dimitri Tiomkin
REPARTO: James Stewart, Donna Reed, Lionel Barrymore, Thomas Mitchell, Henry Travers.

CINCO NOMINACIONES AL OSCAR 1946:
Película, director, actor (James Stewart), montaje, sonido


EL “TERRIBLE AGUJERO”: SI TÚ NO ESTÁS, O NO QUIERES, ENTONCES… EL BIEN QUE TÚ NO HAGAS, SE QUEDARÁ SIN HACER

En nuestro Cineforum se trata, como siempre, de encontrar una coartada que nos haga reflexionar. De acuerdo con la trama de la popular fábula cinematográfica “¡Qué bello es vivir!”, nos podríamos plantear: ¿Cómo sería la vida que nos rodea si no hubiéramos nacido y si, por lo tanto, no estuviéramos en ella?

¡Qué bello es vivir!

Durante la Nochebuena de 1945, abrumado por la repentina desaparición de una importante suma de dinero, George Bailey (James Stewart), dueño de una empresa de préstamos de la pequeña localidad de Bedford Falls, y que siempre ha colaborado por el bien de la gente de su pueblo, toma la desesperada decisión de suicidarse. Considera que su vida ha sido un fracaso, un esfuerzo inútil, y que arrastrará a los suyos a la miseria. Dado que su seguro de vida es lo único que le queda para ayudar a su familia, decide quitarse la vida: “-Valgo más muerto que vivo”. En el último instante, Clarence, un viejo ángel que aún no ha conseguido sus alas, le hace recapacitar. Cuando deja de obsesionarse con su situación y decide ayudar a otro que necesita ayuda, empieza su salvación. La vida se llena de sentido cuando se convierte en un don y uno es consciente de ello o lo procura.

En el envoltorio de una “arriesgada” historia de fantasía, de un cuento de Navidad, se muestra la vida -nada lírica, hecha a base de renuncias y de honestidad- de un hombre fracasado. Que está convencido de que vale más muerto que vivo.

George Bailey es un hombre que nunca pudo pensar en sí mismo porque siempre se vio en cierto modo forzado a olvidarse de sí, y anteponer las necesidades y el bien de otras personas. En apariencia, un fracasado, un infeliz. Es lo que tiene el ir de bueno en un mundo cruel, donde la lógica imperante es la del poder, la del éxito logrado porque cada uno mira por su propio bienestar y provecho. Y donde los que anteponen el bien ajeno, o el bien mismo sin más, al propio interés y beneficio, están condenados a ser perdedores. Se diría que ser fiel a los principios morales es simplemente una estupidez… en un mundo de astutos y de tramposos.

¡Qué bello es vivir!

En el diálogo que mantiene con su protector, George le confiesa que hubiera preferido no haber nacido. El ángel toma nota y le concede el deseo. Cuando regresan al pueblo todo ha cambiado de repente y el protagonista descubre cómo sería la vida allí sin él, en especial la vida de las personas que conoce y que quiere.

¡Qué bello es vivir! es una fabulosa lección sobre el sentido de la vida que nos enseña a valorar mucho más lo que tenemos -¿qué haríamos sin ello?- y a lamentarnos menos por aquello que nos falta o no nos sale del todo bien.

Y también sobre el hecho de que es mucho lo que en la vida de los demás depende de nosotros, mucho más de lo que creemos. Preguntarse qué sería la vida sin nosotros, nos lleva a conclusiones clarificadoras sobre lo que de verdad importa.

Sin nosotros, habría personas, por ejemplo y en el caso de que tengamos hijos, que jamás habrían nacido. Las ayudas que brindamos, los trabajos que hicimos, nuestras obras inspiradas, los esfuerzos derrochados, los logros alcanzados… nada de eso existiría. Tampoco se habrían dado los momentos felices y dramáticos vividos… nada de nada. Hay muchas cosas que dependen de nosotros, de nuestra existencia y de nuestras decisiones. Éstas repercuten en el curso de la realidad. El “poderoso drama de la historia”, del que hablaba Withman, estaría incompleto si le faltara nuestro verso.

Al final de la película, George, el protagonista de “¡Qué bello es vivir!” percibe que todo lo que ha hecho a lo largo de su vida cobra sentido a la vez y que lo que ha sembrado por medio de su trabajo, sus renuncias, su amor y su abnegación, encuentra eco en muchos que han recibido algo de él, aunque no haya sido consciente de ello. Se da cuenta de que, a pesar de lo que él creía, cuando la gente a la que ayudó advierte su necesidad, acude al rescate… como tantas otras veces lo había hecho antes él mismo con los demás.

¡Qué bello es vivir!

Son los rostros de las personas concretas que han sido tocadas por nuestra vida los que hacen que ésta no sea un desierto, un fracaso, una pasión inútil.

F. Capra lanza a la sociedad norteamericana -y no sólo a ella- un mensaje de esperanza tras el dramático final de la II Guerra (de hecho algunas imágenes de combate aéreo-naval son reales, ya que el director se dedicó a las tareas de documentalista de guerra y a elaborar películas de propaganda dirigidas al pueblo americano durante la contienda).

Este mensaje y la magnífica forma de hacerlo llegar al espectador han convertido ¡Qué bello es vivir! en un clásico por excelencia, que nunca pasará de moda.

“- CLARENCE: Estaba convencido de que si yo estuviera ahogándome, tú me salvarías. Sí, en realidad el que se ahogaba eras tú, y el salvador fui yo. (…)

Tengo que ganarme las alas, ¿y tú me ayudaras, verdad?

- GEORGE: ¿Cómo?

- CLARENCE: Dejándome que te ayude (…)

- GEORGE: Aquí el dinero es útil, amigo mío. Lo he averiguado tarde. Valgo más muerto que vivo. Si no hubiera sido por mí, todo el mundo viviría mejor.

- CLARENCE: Crees que si te quitas la vida, todo el mundo sería más feliz, ¿no es así?

- GEORGE: No lo sé. Tal vez hubiera sido mejor no haber nacido.
(…)

- CLARENCE: Se ha cumplido. No has venido al mundo (…) No existes. Como no has nacido no hay problemas ni obligaciones, ni preocupaciones, ni 8.000 dólares que reunir, ni Potter buscándote con el sheriff.
(…)

CLARENCE: -Extraño, ¿verdad? La vida de cada hombre toca muchas vidas, y cuando uno no está deja un terrible agujero, ¿no es cierto? Ya ves George, tuviste una vida maravillosa. (…) Aquel hombre que tiene amigos nunca fracasará, porque es el más rico de los hombres.”

¡Qué bello es vivir!

En el Equipo Pedagógico Ágora trabajamos de manera altruista, pero necesitamos de tu ayuda para llevar adelante este proyecto


¿Por qué hacernos un donativo?


Esta web utiliza cookies. Para más información vea nuestra Política de Privacidad y Cookies. Si continúa navegando consideramos que acepta su uso.
Política de cookies