Cine y valores
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La habitación de Marvin

(Jerry Zaks, 1996)

La habitación de Marvin

Sinopsis

Marvin es el padre de Bessie (Diane Keaton) y Lee (Meryl Streep). Cuando enferma, Lee pone tierra por medio para «no echar a perder su vida». Veinte años después la encontramos divorciada, con dos hijos, terminando sus estudios de peluquería y con el hijo mayor en tratamiento psiquiátrico. Bessie, en cambio, opta por quedarse en casa, con su padre postrado en cama y con las facultades mentales disminuidas por la embolia. Después de veinte años atendiendo a su padre y a una tía hipocondríaca e inútil, le diagnostican una leucemia. Es precisamente la necesidad de un trasplante de médula lo que reúne de nuevo a las hermanas.

Las dos hermanas representan dos actitudes básicas y radicales ante la vida: la de vivir para los demás o la de vivir para sí mismo. Se puede buscar en esta vida la realización del proyecto personal (entendido de manera egoísta), por encima de todo y de todos, o tratar de responder a los retos que la vida nos presenta (y que nosotros no elegimos), haciendo de las exigencias de la vida un proyecto personal de servicio y de entrega a los demás. Lee apenas se atreve a entrar en la habitación de su padre. Está dispuesta a ayudar a su hermana, pero quiere que todo aquello termine cuanto antes para poder volver a su vida. Implicarse demasiado sería comprometer su futuro profesional y personal. Cuando queda claro que no hay posibilidad de trasplante, Bessie le ofrece quedarse con la casa... con Marvin y la tía Ruth.

Hank (Leonardo DiCaprio), el hijo problemático de Lee, es el contrapunto a la relación entre las hermanas. La relación con su madre está marcada por la añoranza de un padre idealizado, de cuya ausencia le culpa. La madre, por su parte, es incapaz de mostrarle amor, porque no puede deslindar la persona del hijo de la del marido. En suma, a Hank le falta lo que todos necesitamos: sentirse acogido, comprendido, valorado, amado. Y eso es lo que empieza a encontrar en su tía Bessie. Pero La habitación de Marvin muestra también el otro lado de la moneda: cuando Bessie recuerda los años pasados junto al padre y la tía enfermos, lo hace con agradecimiento, no por el amor que ha recibido, sino por el que ha podido dar. El cuidado de los enfermos no es únicamente la respuesta a las necesidades del que sufre, sino también una oportunidad para que el cuidador, dando de sí, realice la vocación más profunda del ser humano: amar.

Quizás la gran virtud de La habitación de Marvin (aparte de la interpretación) es la de plantear algunas cuestiones fundamentales de la existencia humana, en relación con el dolor y la enfermedad, concretamente. Y lo hace pudorosamente, evitando deliberadamente el exceso melodramático a través del contrapeso del humor en las escenas más dramáticas. En los tiempos que corren no es poca cosa que se haga arte con valores auténticamente humanos.

“NADIE HACE NADA POR LAS BUENAS”... ¿O SÍ?

La habitación de Marvin

BESSIE: Nos alegramos de tenerte aquí (...) Ojalá hubieras podido conocer a tu abuelo, le hubiera gustado tener a un chico en casa.
HANK: ¿Nunca has deseado que se muera?
BESSIE: No digas eso. Es ofensivo.
HANK: Aún no me he decidido a que me hagan la prueba.
BESSIE: Está bien... (...) Quédate las herramientas si quieres.
HANK: ¿En serio?... ¿Vas a dármelas sin mas?
BESSIE: ¿Por qué no?
HANK: Son muy buenas.
BESSIE: Eran de tu abuelo. A él le hubiera gustado que te las quedaras.
HANK: No van a dejármelas tener en el hospital... (...) Dentro de tres semanas cumplo 18 años (...) Si el fuego no hubiera llegado a la calle... Pues hay un tío en mi planta que tuvo una cuchilla bajo la lengua…
BESSIE: ¿Qué quieres ser cuando seas mayor?
HANK: Yo ya soy mayor. (Bessie va acariciarle en la cabeza y Hank la aparta con un manotazo. Bessie se siente humillada, pero calla y se va)
HANK: ¿A Marvin le gustaba arreglar cosas? (...) Creo que no me haré la prueba. ¿Qué opinas tú de eso?
BESSIE: ¿Por qué?
HANK: Porque no. (...) ¿Sabes qué? Nadie hace nada por las buenas. Siempre quieren sacar algún provecho.
BESSIE: ¿Y tú crees eso?
HANK: La primera vez que sé algo de ti es cuando necesitas algo de mí.
BESSIE: ¿Por qué crees que he pasado los últimos 20 años de mi vida aquí? ¿Porque saco algún provecho de ello?
HANK: Sí, o no lo habrías hecho. O quizás sólo quisieras esconderte por un tiempo, o creíste que no ibas a encontrar marido... Y un asilo podría hacerlo por dinero.
BESSIE: Tu madre nunca los metería en un asilo.
HANK: ¿Por qué no? A ella nadie le importa una m…
(...)
BESSIE: Dejaré esto con tus otras cosas... Son tuyas. (...) Hank, eres mi sobrino y te quiero. Al margen de lo que hayas decidido.
HANK: De acuerdo.
BESSIE: Bien. Buenas noches.
(...)
LEE: No pierdas el tiempo intentando hacerte amiga suya. Sólo estaremos aquí unos días.


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Cuando Bessie recuerda los años pasados junto al padre y la tía enfermos, lo hace con agradecimiento, no por el amor que ha recibido, sino por el que ha podido dar. El cuidado de los enfermos no es únicamente la respuesta a las necesidades del que sufre, sino también una oportunidad para que el cuidador, dando de sí, realice la vocación más profunda del ser humano: amar.

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