Humanizar la salud
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Deberíamos “vivir la muerte”

Tenga usted éxito en su muerte

Fabrice Hadjadj

Fabrice Hadjadj

"Una alegría lúcida, una alegría que soporte la muerte.

Me acuerdo de aquella frase de Hegel que tanto me impresionó en mi adolescencia, pero que yo entendía entonces de manera nihilista: 'La vida del espíritu no es esa vida que retrocede ante la muerte y se preserva pura de la destrucción, sino la vida que lleva en sí la muerte, y que se mantiene en la muerte misma' (Fenomenología del espíritu. Prefacio)

Mientras que las llamadas sociedades primitivas se organizan alrededor de rituales que integran incesantemente la muerte en la vida, nuestra sociedad llamada civilizada se esfuerza por no pensar en ella, y regresa por tanto al tiempo anterior a lo primitivo. El hombre de las cavernas tiene pinta de gentleman al lado del hombre moderno: reverenciaba a los muertos y se inquietaba por el más allá. Las ficciones pseudo-científicas nos lo representan como un mono sabihondo. Pero es para hacernos una buena conciencia y decir que nosotros somos menos patanes, puesto que somos monos depilados." (…)

“El joven Samba Diallo responde (a quien le pregunta por su tierra natal senegalesa): 'Me parece que en el país Diallobé el hombre está más cerca de la muerte... La vive con más familiaridad. Su existencia adquiere así como un impulso extra de autenticidad. Allí había una intimidad entre la muerte y yo, formada a la vez por mi terror y mi espera. Mientras que aquí la muerte ha llegado a ser una extraña para mí. Todo combate contra ella, la empuja lejos de los cuerpos y de los espíritus. Llego a olvidarla. Cuando la busco con mi pensamiento, sólo experimento el sentimiento desecado de una eventualidad abstracta, de algo apenas más desagradable para mí que mi compañía de seguros.

Huir de la muerte produce una 'cultura de la muerte'; acoger la muerte engendra una `cultura de la vida´

-En resumen, dice Marc (el entrevistador) riendo: usted se queja de haber dejado de vivir su muerte'.

Desde lo alto de nuestro Producto Interior de Brutos miramos por encima del hombro a los pobres subdesarrollados y les proponemos generosamente un comercio justo, a fin de que lleguen a ser como nosotros lo más rápidamente posible,, consumidores competentes y liberales agnósticos. No obstante, el verdadero comercio justo sería que ellos nos desvalijaran un poco de nuestra abundancia material y nos hicieran la caridad de recordarnos las preguntas sobre el destino humano.

... No es pequeña paradoja: Huir de la muerte produce una 'cultura de la muerte'; acoger la muerte engendra una `cultura de la vida´.


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