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Nuestros orígenes

José Ramón Ayllón

José Ramón Ayllón

7. La evolución y Darwin

Un río, según la resistencia que encuentre en su camino, según la orografía y la composición geológica que salgan a su paso, volará en forma de catarata, excavará cañones y gargantas, se deslizará como una serpiente silenciosa, cantará en los bosques, se dormirá en los remansos y morirá en el mar. De forma semejante, el río de la vida también ha sabido adaptarse a los diferentes escenarios naturales que ha encontrado en su camino. Así, los descendientes de la primera bacteria, en lentos pasos que han durado millones de años, aprendieron a respirar en el agua y en el aire, y después a volar y a cantar, a construir altos nidos, a excavar madrigueras bajo tierra, a nadar, correr y trepar..., hasta llegar a ser capaces de besar y reír, de hablar y soñar, de odiar y perdonar, de escribir y leer libros...

Así contada, la evolución puede parecer un proceso sencillo y hermoso. En realidad se trata de un complejísimo fenómeno, del que ignoramos y suponemos mucho más que sabemos. Gracias al común metabolismo del ADN, podemos afirmar que todos los organismos vivos descienden de un ancestro común. Llamamos evolución a todo ese proceso de descendencia y transformación, aunque también hemos de reconocer que estamos poniendo una etiqueta a una historia sumamente oscura, cuyo primer capítulo es precisamente la misteriosa aparición de la vida.

FORMAS DE VIDA Millones de años
Células procariotas
3.500
Células eucariotas
1.400-2.000
Primeros pluricelulares
670
Animales con concha
540
Vertebrados (peces simples)
490
Anfibios
350
Reptiles
310
Mamíferos
200
Primates
60
Simios
25
Australopiteco
5
Homo sapiens
0,15 (150.000 años)

Si la evolución es el hecho, el evolucionismo es su interpretación. Entre todas las que existen, la darwinista es –con mucho- la más aceptada, hasta el punto de que evolucionismo y darwinismo suelen confundirse en el lenguaje corriente. En la introducción a El origen de las especies, libro canónico sobre la evolución, Darwin reconoce que estuvo equivocado durante años, cuando pensaba que cada especie había sido creada por separado:

Después del estudio más detenido y del juicio más desapasionado de que soy capaz, no puedo abrigar la menor duda de que la opinión que la mayor parte de los naturalistas mantuvieron hasta hace poco, y que yo mismo mantuve anteriormente, sobre que cada especie ha sido creada independientemente, es errónea.

A continuación, Darwin declara su convencimiento de que las especies descienden unas de otras, y dedica todo el libro a argumentar esa hipótesis. Al final del libro retoma esta idea:

Autores eminentísimos parecen estar completamente satisfechos con la teoría de que cada especie ha sido creada de forma independiente. A mi juicio, se aviene mejor con lo que conocemos de las leyes impresas en la materia por el Creador, el que la producción y la extinción de los habitantes pasados y presentes del mundo sean debidas a causas secundarias, como las que determinan el nacimiento y la muerte de los individuos.

Darwin intuyó la descendencia de todas las especies a partir de una primera forma de vida, como ramas de un tronco común. Un siglo más tarde, la biología molecular ha podido reconstruir el Árbol Universal de la Vida, con sus tres grandes grupos de organismos (bacterias, arqueas y eucariotas), a partir de un antepasado común, LUCA.

Darwin pensó que el mecanismo de la Evolución se podía resumir en dos conceptos: variación con selección. Aportó pruebas de embriología, anatomía comparada y paleontología. Pero siempre –por honestidad intelectual- dejó claro que sus pruebas no eran concluyentes. En los pinzones de las islas Galápagos observó, además, que la selección natural se limitaba a producir pequeños cambios de tamaño, forma o color, no de especie. Hoy, la molécula de ADN y las mutaciones genéticas proporcionan la prueba más convincente de la evolución biológica, aunque seguimos sin conocer su mecanismo.

Hemos leído que Darwin se refiere a las “leyes impresas por el Creador en la materia”. Sin embargo, como veremos en XI. 5, el darwinismo oficial traicionará a Darwin y convertirá su hipótesis en la gran alternativa materialista a la creación divina, simbolizada en el relato del Génesis.


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